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De La Ansiedad Al método En Las Ciencias Del Comportamiento


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2014  •  1.337 Palabras (6 Páginas)  •  976 Visitas

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Devereux (1977) con base a una formación antropológica, compartiendo algunas características respecto a cualquier otro investigador en las ciencias del comportamiento, menciona que en la investigación social, uno puede encontrarse en situaciones particularmente estresantes. Este estado de fuerte presión emocional en la cual está sometido el científico perjudica a su objetividad. Afirma que el científico del comportamiento no puede ignorar la acción recíproca entre sujeto y objeto, con la esperanza de hacerla desaparecer si durante un tiempo suficiente, la ignore.

Devereux (1977), comienza a explicar que en las investigaciones comportamentales, están en función a los datos que se “obtengan”, para esto señala a Freud, retomando la noción de la transferencia como el dato más fundamental del psicoanálisis considerado como método de investigación. Sin embargo, para Devereux es la contratransferencia y no la transferencia el dato de más importancia, ya que el análisis de la contratransferencia es científicamente más productivo en datos, acerca de la naturaleza del hombre. Continuando con la referencia a los datos, dice que en una verdadera ciencia del comportamiento, los primeros datos son básicos; los otros son epifenomenales, es decir, son subproductos que también ameritan su aprovechamiento.

Así mismo, establece que “el científico del comportamiento no puede ignorar la acción reciproca del sujeto y objeto con la esperanza de que, si durante bastante tiempo hace como que no existe, acabará por desaparecer bonitamente” (Devereux, 1977:21) Con esto, trató de explicar que no se pueden pasar por alto los datos más fundamentales y que representan una dificultad para el investigador, sino que se deben asimilar y tomar en cuenta junto con todo lo que se le presenta.

Considera que la esencia de la situación observacional la proporciona el estudio del observador, no el del sujeto de observación; siendo el debido aprovechamiento de sus actividades y de los llamados “trastornos” o “perturbaciones” creados por su existencia, siendo las piedras angulares de una verdadera ciencia del comportamiento, y no contratiempos deplorables. Es decir, no es el estudio del sujeto, sino del observador el que proporciona acceso a la esencia de la situación observada, los datos de la ciencia del comportamiento son entonces triples:

G. Devereux advierte que el interés emocional que puede acordar un hombre a un fenómeno que quiere estudiar, reduce su objetividad en relación con ello y además la relación afectiva que tiene con este lo impide darse cuenta de su falta de objetividad. Así, más se emociona, menos será objetivo: “Todos los hombres tienen ideas más tontas acerca de la sexualidad que de la comida porque se emocionan más con lo sexual que con el alimento.” En efecto, en antropología, el hecho de sentirse demasiado implicado en nuestro sujeto nos puede llevar a perder nuestra objetividad, entre otro por un efecto de empatía que podemos resentir con nuestro objeto, lo que sin cuidarse nos puede hacer perder de vista el método científico.

Lo que dificulta el estudio en el marco de una ciencia del comportamiento es que, al inverso que la física o biología, los fenómenos dependen de numerosas variables, que se pueden difícilmente cuantificar. Además el hombre es un sistema “cronoholístico”, retomando las palabras del autor, así para predecir su comportamiento en el tiempo debemos conocer su estado durante toda su vida y no solo en el momento presente. La memoria de eventos pasados tiene consecuencia sobre los comportamientos presente y pueden permitir predecir comportamientos futuros.

El observador no solo tiene que entender su propio valor de estímulo específico, sino que también debe ser capaz de “obrar en consecuencia” en la situación observacional, experimental, de entrevista o terapéutica.En efecto, el investigador no tiene una presencia neutra en el marco de su relación con el sujeto, su propia presencia lo influye en sus reacciones y en el mismo tiempo las reprime. El humano es un ser social y el antropólogo debe actuar en consecuencia con él, no puede ignorarlo tratándole como “cosa” inanimada, material muerto sin pensamiento.

Devereux identifica la existencia de un espacio vital entre los interlocutores, existe una distancia física con consecuencias sociales sobre los individuos, pasar el límite espacial de un individuo le provocaría ansiedad. Estos límites se extienden más allá que la piel, hasta

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