Didactica
Enviado por joseaval • 10 de Junio de 2015 • 3.483 Palabras (14 Páginas) • 120 Visitas
APRENDER DE LOS MEJORES
¿ Qué es lo que saben sobre cómo aprendemos?
¿Qué es lo que saben los mejores profesores que les ayuda a evitar -al menos
parcialmente y a veces del todo- estos problemas?
Descubrimos que conocen bien sus disciplinas y que son académicos, artistas o científicos
en activo y expertos -incluso si no presentan siempre una larga lista de artículos
publicados-. Sin embargo, esos conocimientos inevitables no pueden explicar su éxito
docente. Si así fuera, entonces cualquier experto en el campo podría convertirse en un
educador excepcional, pero esto no es así. Ni tampoco es el caso de que los expertos
únicamente necesiten más dedicación para convertirse en mejores profesores. Nos
encontramos con muchos profesores, todos eminentes en sus campos, que pasaban horas
preparando clases que incluían los últimos y más avanzados saberes y conocimientos
científicos para no conseguir más que estudiantes que entendían muy poco de toda esa
sofisticación. Una de estas personas, un profesor de una facultad de medicina que no
formó parte del estudio, nos dijo una vez con orgullo y, en alguna medida, con frustración,
que no le importaba si los estudiantes «lo seguían», siempre y cuando cada una de las
líneas de los guiones de sus clases fuera fiel reflejo de los «más altos estándares de calidad
científica y del conocimiento más avanzado en el campo».
¿Qué más saben los mejores profesores que pueda explicar su éxito a la hora de ayudar a
sus estudiantes a aprender en profundidad? Encontramos otros dos tipos de conocimiento
que parecen entrar en juego. Primero, tienen un sentido inusualmente agudo de la historia
de sus disciplinas, incluyendo las controversias que se han agitado en ellas, y esa
comprensión parece que les ayuda a reflexionar de manera especialmente profunda sobre
la naturaleza del pensamiento en sus campos. Pueden utilizar esa capacidad para pensar
sobre su propio razonamiento -lo que llamamos «metacognición»- y sobre su
comprensión de la disciplina como tal para entender cómo podrían aprender otras
personas. Saben qué es lo que debe ir primero, y pueden distinguir entre conceptos
fundamentales y desarrollos o ilustraciones de esas ideas. Se dan cuenta de dónde es fácil
que las personas encuentren dificultades a la hora de avanzar en su propia comprensión, y
pueden utilizar ese conocimiento para simplificar y aclarar asuntos que para otros resultan
complejos, para contar el relato adecuado, o para plantear una pregunta muy estimulante.
No obstante, en todo esto hay una trampa. Esta clase de comprensión está, como no podía
ser de otra forma, enraizada en cada disciplina individual y desafía cualquier intento de
generalización.
1. El conocimiento es construido, no recibido
Quizás la mejor manera de entender esta noción es contrastarla con una idea más antigua.
Según la visión tradicional, la memoria es un gran arcón para el almacenaje. Metemos
conocimientos en él y luego sacamos los que nos hacen falta. Por eso, a menudo
escuchamos decir a la gente, «Mis estudiantes tienen que aprenderse la materia antes de
que puedan pensar sobre ella», presumiblemente queriendo decir que deben almacenar
algo para su uso posterior.
Los mejores profesores no creen que la memoria sea así, y tampoco lo cree un montón de
científicos del aprendizaje. En lugar de esto, dicen que construimos nuestro sentido de la
realidad a partir de todas las entradas sensoriales que recibimos, y ese proceso comienza
en la cuna. Vemos, oímos, sentimos, olemos y gustamos -y comenzamos a conectar todas
esas sensaciones en nuestros cerebros para construir patrones sobre la manera como
creemos que funciona el mundo. Por tanto, nuestros cerebros son unidades tanto de
almacenamiento como de procesado. En algún momento, comenzamos a utilizar esos
patrones disponibles para comprender nuevas entradas sensoriales. Para cuando llegamos
a la universidad, tenemos miles de modelos mentales, o esquemas, que podemos utilizar
para intentar entender las clases a las que asistimos, los textos que leemos, etc.
2. Los modelos mentales cambian lentamente
Los profesores de nuestro estudio a menudo hablan de «desafiar intelectualmente a los
estudiantes». Lo que quieren decir es que buscan crear lo que en algunos artículos se llama
«fracaso de la expectativa», una situación en la que los modelos mentales existentes
producirán expectativas fallidas, provocando que sus estudiantes se den cuenta de los
problemas a los que se enfrentan al creer lo que sea que crean. Incluso estos profesores
tan eficientes se dan cuenta de que los seres humanos se enfrentan a demasiadas
expectativas fallidas en su vida como para preocuparse de ellas, por lo que los estudiantes
pueden no comprometerse con la intensidad de razonamiento necesaria para construir
modelos completamente nuevos. Además, comprenden que las personas tienen tantos
paradigmas de la realidad que pueden no saber cuál de sus esquemas los ha conducido a
las predicciones fallidas, por lo que podrían corregir los que no deben. En esto es en parte
donde los estudiantes de física se equivocaban cuando veían experimentos en los que sus
supuestos sobre el movimiento no funcionaban. Por último, los mejores profesores
entienden que sus estudiantes pueden sentirse emocionalmente muy cómodos con algún
modelo existente de la realidad al que estén aferrados incluso en el caso de enfrentarse a
repetidas expectativas fallidas.
3. Las preguntas son cruciales
En los artículos sobre aprendizaje y en el razonamiento de los mejores profesores, las
preguntas desempeñan un papel esencial en el proceso de aprendizaje y en la
modificación de los modelos mentales. Las preguntas nos ayudan a construir
conocimiento. Apuntan a los huecos de nuestras estructuras de memoria y son críticas
para indexar la información que retenemos cuando desarrollamos una respuesta para esa
pregunta. Algunos científicos de la cognición piensan que las preguntas son tan
importantes que no podemos aprender hasta que la adecuada ha sido formulada: si la
memoria no hace la pregunta, no sabrá dónde indexar la respuesta. Cuantas más
preguntas hacemos, de más maneras podemos indexar un pensamiento en la memoria. Un
proceso de indexación mejor
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