Disciplina Infantil Positiva
Enviado por mariagortazar • 16 de Diciembre de 2013 • 2.782 Palabras (12 Páginas) • 321 Visitas
CONSEJOS PARA EDUCAR CON DISCIPLINA POSITIVA
- A los niños pequeños les relaja la organización y la rutina. Cuando viven en ambientes ordenados y organizados, los problemas de conducta o la pérdida de control emocional disminuyen. Debemos asegurar que los espacios de juego, interacción y actividad de la vida diaria (aseo, alimentación, sueño, etc.) se mantengan ordenados y con horarios fijos.
En la casa aconsejamos un lugar para cada actividad (se come siempre en la misma habitación y en la misma mesa, quizás también en la misma silla; se duerme siempre en la misma cama, ) y un lugar para cada cosa (un estante para los libros o cuentos, un cajón o caja para los coches, otro cajón o caja para las construcciones, otro para las pelotas, etc.). Es importante cuidar el orden y la organización de los juguetes u objetos que usa el propio niño, esto facilita el uso individualizado de los mismos y su localización. Los cajones, cajas o lugares donde se guardan los distintos juguetes o utensilios del niño pueden marcarse con etiquetas con la imagen y la palabra escrita de aquello que contienen.
Se recomienda crear una rutina en el modo de hacer las cosas, de forma que por lo menos hasta que se genere un hábito, se inicien y se secuencien las actividades siguiendo siempre los mismos pasos o acciones (“primero nos lavamos las manos, luego colocamos la silla al lado de la mesa, cogemos nuestro babero o servilleta del cajón y luego nos sentamos a comer”). A algunas familias les ayuda escribir o planificar bien cómo van a organizarse las rutinas, por ejemplo:
Es importante seguir horarios regulares en la vida diaria, fundamentalmente con respecto a la alimentación, el sueño u hora de acostarse y levantarse, el tiempo permitido para la televisión (nunca más de 30 a 60 minutos diarios, como mucho) y las actividades de informática o similares, el tiempo de tareas y de ejercicio o juegos al aire libre.
Es importante evitar entornos excesivamente sobre-cargados de estímulos, al igual que es negativa la falta de estimulación. El niño debe tener la cantidad de materiales, juegos, juguetes y estimulación sensorial (ruidos, voces, adornos, abrazos, televisión, etc.) que se sitúe en el punto óptimo para poder procesarlos según su edad. Proponemos, por tanto, habitaciones ordenadas, con un lugar para cada cosa y para cada actividad, así como planificación y rutina en los horarios de la vida diaria.
Para algunos niños puede ser útil colocarles en una cartulina, con palabras e imágenes, el horario con las actividades principales de la semana o de cada día, marcando los tiempos que cuentan para cada actividad (por ejemplo, 30 o 60 minutos de televisión). Tanto el horario como los tiempos destinados a cada actividad van a depender de la edad del niño y de sus características, tanto como de las características del entorno (por ejemplo, generalmente antes de los 3 años o 3 años y medio suele ser necesario marcar un tiempo de siesta por la tarde, después de los 3 años y medio o 4 años esto no suele ser necesario).
- Diversión y bienestar emocional son dos puntos clave para la armonía y el buen comportamiento. Es fundamental que el niño se sienta querido y respetado, así como que aseguremos todos los días que existen ratos de juego, de relax y de diversión compartida con sus padres, o cuidadores principales, y con otros niños. Es fundamental que los padres compartan actividades y juegos con sus hijos. Es necesario que sientan que nos gusta estar con ellos y que nos divertimos cuando hacemos algo juntos. Debemos asegurarnos que todos los días hay momentos de risas compartidas, muestras de cariño a través de palabras, abrazos o caricias, y momentos divertidos en familia. Dígale que le gusta mucho estar con él. Ría y juegue con su hijo, alábele cuando se esfuerce en algo o trate de ayudar en casa, incluso aunque no lo haya hecho del todo bien.
- Use un lenguaje y unas pautas de comunicación positiva. Escúchele y háblele con máximo respeto, teniendo cuidado en las palabras que elige y en el tono de voz que usa, dejando momentáneamente de hacer lo que usted estuviese haciendo u evitando los gritos, censuras, burlas y críticas. Trate de evitar la palabra “no” o las palabras negativas (“así no”, “eso no se hace”, “lo estás haciendo mal”), es mejor decirle lo que si tiene que hacer o como sería mejor que lo hiciera. Es mejor decirle: “Habla un poco más bajo, así no escucho bien” que decirle “no grites, eres un gritón insoportable”. Es mejor avisarle: “te has manchado la ropa”, en vez de decirle: “eres un sucio”). Procure usar el verbo “estar”, en vez del verbo ser, es diferente decirle a alguien “te has ensuciado” o “tu ropa esta manchada” que decirle “eres un sucio” o “estas gritando” y no “eres un gritón”. Nunca engañe o mienta a su hijo; si le hacemos una promesa siempre debemos de cumplirla.
- Asegúrese de que da al niño instrucciones claras y sencillas en una voz amable y firme.
- Alabe tanto sus esfuerzos como sus conductas finalizadas.
- Deje que le ayude en pequeñas responsabilidades del hogar, eso suele gustar a los niños y les hace ver que creemos en ellos. Deje que en determinados momentos se sienta importante. Cuide su autoestima personal.
- Controle sus hábitos de sueño y alimentación. Los niños de 2 años deben dormir alrededor de 13 horas, entre los 3 y 5 años necesitan alrededor de 11-12 horas y entre 5-9 alrededor de 10 horas.
- Organice actividades adecuadas a su edad y que sean interesantes. Es importante mantenerlo activo y entretenido. Asegure que todos los días hay un rato para actividades al aire libre y/o para el ejercicio físico. Recuerde que los ambientes placenteros y divertidos propician el buen comportamiento.
- Atienda a sus centros de interés. Debemos potenciar sus puntos fuertes, sus intereses y sus motivaciones, aquello que le gusta y por lo que muestra predilección o buenas aptitudes.
- Identifique que factores o situaciones predisponen que su hijo se muestre estresado, inquieto o enfadado, o, que situaciones suelen ser precedidas de una conducta problemática. Por ejemplo, en niños pequeños es común que nos encontremos con problemas de comportamiento a la hora de comer, a menudo estos problemas se derivan de que el niño está cansado y se solucionan
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