Diversidad Funcional

Diversidad funcional. Concepto y relacionantes

Al hablar de la diversidad funcional es relevante señalar algunos conceptos que durante años se han venido construyendo en el pensamiento de las personas, los cuales se han adaptado con el paso del tiempo, estos son:

Según la Organización Mundial de la Salud (2001) existen tres términos a distinguir para poder hablar de diversidad funcional estos son:

Deficiencia: Esta es definida desde la experiencia de la salud como toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. Puede ser temporal o permanente y en principio sólo afecta al órgano. Dentro de esta clasificación podrán ser entonces: intelectuales, psicológicas, del lenguaje, del órgano de la audición, del órgano de la visión, viscerales, músculo y otras deficiencias.

Por otro lado algunos autores las clasifican en:

 Deficiencia Anatómica: Afección física o corporal, por ejemplo, la falta de un miembro.

 Deficiencia Fisiológica: Afección de una función, como por ejemplo la paraplejia en la cual al estar afectada la médula espinal se pierde la conexión neurológica con las piernas, y éstas estando integradas anatómicamente dejan de tener la posibilidad del movimiento, bien sea voluntario o controlado.

 Deficiencia sensorial: La cual guarda relación con la afección de los órganos de los sentidos.

Discapacidad: Es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o el margen que se considera normal para cualquier ser humano, ella está caracterizada por la insuficiencia o excesos en el desempeño y comportamiento en una actividad de rutina, que pueden ser temporales o permanentes, reversibles o irreversibles y progresivos o regresivos. Se clasifican en nueve grupos: de la conducta, de la comunicación, del cuidado personal, de la locomoción, de la disposición del cuerpo, de la destreza, de situación, de una determinada aptitud y otras restricciones de la actividad.

Según la OMS (2001) la discapacidad se puede definir, a su vez, como la exteriorización funcional de las deficiencias, limitaciones físicas o mentales que, al relacionarlas con el contexto social producen desventajas o minusvalías. Estas expresan el desfase entre las capacidades potenciales de la persona discapacitada y las demandas del medio.

Se tiene entonces que la discapacidad resulta de una deficiencia que limita el desempeño de un individuo dentro los parámetros de la normalidad, si bien es cierto que deficiencia genera una discapacidad y que entre ambas existe una relación lineal, no sucede lo mismo con la minusvalía, para entender mejor esto se tiene el tercer concepto o término:

Minusvalía: Viene definida como toda situación desventajosa para una persona concreta, producto de una deficiencia o de una discapacidad, que supone una limitación o un impedimento en el desempeño de un determinado rol en función de la edad, sexo y factores sociales y culturales. Por otro lado se tiene que es la pérdida o limitación de oportunidades de participar en la vida de la comunidad en condiciones de igualdad con los demás, con esta palabra se describe la situación de una persona con discapacidad en función de su entorno.

Estos eran los tres conceptos manejados desde 1980 hasta el 2001 en cuanto a las clasificaciones y distinciones de los conceptos relacionados con la diversidad funcional, y es entonces en el 2001 cuando se hace una revisión teórica de la anteriormente mencionada clasificación; desde un punto de vista más humanista y menos sistemático, ya no sólo se ve como una enfermedad o padecimiento sino más bien como una persona con deficiencia que se manifiesta en una discapacidad la cual, vista desde la interacción con su contexto social, puede llegar a convertirse en una minusvalía o no. Para Salazar (2004):

Un adicional al entorno, que es parte del marco que define la situación de las personas con discapacidad es que el mundo social se construye sobre criterios de distribución y clasificación que coloca a unos seres humanos dentro de límites de la normalidad y a otros en límites de anormalidad de los que se desprenden prácticas de inclusión, discriminación y/o reclusión que tienen por bases un conjunto de identidades construidas como etiquetas que se adhieren a todos los que rompen la condición de normalidad.

Surge entonces el segundo criterio de distinción o clasificación otorgado por la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud conocido como CIF; este criterio fue aprobado el 22 de mayo de 2001 para poder ser empleado a nivel internacional mediante la promulgación de la resolución WHA54.21. Esta clasificación contempla una diferencia sustancial con la otorgada por la CIDDM en 1980 y revisada en 1999, pues en ella se contemplan los escenarios en los cuales el individuo se desarrolla y su relación con el funcionamiento de los elementos que le rodean. En esta diferenciación se agrupan los distintos dominios de una persona en un determinado estado de salud, el cual puede ser transitorio, progresivo, regresivo o permanente:

El funcionamiento y la diversidad funcional de una persona se conciben como una interacción dinámica entre los estados de salud (enfermedades, trastornos, lesiones, traumas, entre otras.) y los factores contextuales que incluyen tanto como factores personales como factores ambientales, estos últimos están organizados en la clasificación contemplando dos niveles distintos:

(a) Individual: en el contexto/entorno inmediato del

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