EL DEBER SER DEL NIÑO.

En la actualidad, el mundo cultural y social de los niños está impregnado por una fuerte estimulación visual y auditiva provocada por la invasión de la televisión, del internet y de los juegos por computadora. Estos medios de comunicación adquieren un papel importante ya que transmiten contenidos e ideologías, definen nuevos estilos de ser niño, nuevos espacios de socialización, y nuevos modelos modos de vincularse con el otro. Estos factores influyen en una “personalidad en construcción “de los niños.

Presentan el ideal “deber ser” para las niñas y adolescentes proponiendo un modelo en el que las niñas pueden formarse y asumir como propias sus aspiraciones y anhelos con el que enfrentan la vida adulta, estimulan un estereotipo especifico que los somete a anhelar la perfección, reproducen el proceso de creciente mercantilización de los bienes y servicios generando el consumo, que por su parte van delineando nuevas identidades, a la vez que producen el debilitamiento de los espacios públicos.

De la misma manera, exhiben una posición diferente, incapaz de generar una situación de igualdad entre el hombre y la mujer conduciendo a determinar roles específicos entre lo que debe ser y hacer el hombre y lo que debe ser y hacer la mujer, así presentan, mediante dibujos animados y películas, a las mujeres que entablan relaciones amorosas con un hombre con determinados aspectos estéticos (heroico y masculino).

Con todo esto, las identidades infantiles sufren un proceso de homogeneización y, a la vez, heterogeneizacion sociocultural. Homogeneización porque los medios invitan a los niños a la compulsión repetitiva de estereotipos y heterogeneizacion porque se produce lo que Narodowski denominaría la fuga de la infancia, generando dos nuevas identidades infantiles: La infancia hiperrealizada y la infancia desrealizada.

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