EL ESTADIO DEL ESPEJO EN EL NIÑO CON SINDROME DE DOWN

La procreación de un nuevo integrante de la familia, en su mayoría es el primer impacto agradable en donde los deseos de ambos padres serán satisfechos, puesto que pondrán esperanzas y expectativas para el nuevo miembro, pero ese deseo será expresado a través de la palabra y también de una comunicación inconsciente, he aquí en el vientre materno el comienzo de una relación madre-hijo.

“Me escogiste para crecer en mi vientre, y caí rendida a tus deseos de crecer sin peros ni quejas. Espero tenerte luego en mis brazos, porque sé que esa será de tu parte mi recompensa”

Todo padre desea que al concebir al pequeño, nazca sano, me refiero al concepto de sano como estar en buenas condiciones no sólo físicas sino también a nivel mental y a nivel del contacto humano. ¿Pero qué sucede cuando las circunstancias cambian? Desde el primer momento en que una madre llega a saber que el anhelo de ser una madre normal cambia, surge un proceso de duelo, en donde la reacción primaria es totalmente la negación y el rechazo de saber que la expectativa que tenía para ese nuevo ser humano será distinta al del resto de la sociedad, ya que el cuidado del pequeño será más exhaustivo.

¿Cómo surge la integración del yo? En un niño normal, aproximadamente a los seis meses se encuentra con poca maduración motriz, pero el órgano de la vista se hallara particularmente avanzado, por lo que logra reconocer al otro y percibirse a sí mismo, imita lo que ve en su entorno. Este proceso de ver al otro para poder percibirse asimismo lleva el nombre de ESTADIO DEL ESPEJO, y es aquí donde se juegan un papel importante entre el deseo y la demanda, me refiero a que la madre se comunica por medio del lenguaje y la mirada con él bebe y viceversa, el pequeño expresara su satisfacción o su irritación mediante gestos, balbuceos, etc. “El otro debe estar ahí no solo para hablarle, sino también para que el niño pueda observar en el espejo la imagen del adulto diferente de la suya, y así descubrir que es un niño” .

Lo imaginario se sintetiza en una relación de dos, no mediando entre estos un tercero “el narcisismo del niño se informa por el inconsciente de la madre y se pone en concordancia con ella, se conforma según la manera en que ella lo mira” , por lo que se podría decir que el amor en lo imaginario tiene que ver con un juego de espejos, en la que se moviliza a través de la fascinación que el otro ejerce sobre mí.

Por lo contrario, el niño Down se encuentra privado de esto, para el no hay espejo que lo refleje. La madre al ver esta situación no tiene ni gestos ni palabras para el por qué ese hijo no es para ella la imagen en la que esperaba reconocerse, y al no reconocerse a sí misma, no puede reconocer a su hijo.

Cuando se habla de narcisismo se habla de una doble diada madre-hijo, la madre a quien se le ha asestado un duro golpe en su narcisismo al encontrarse con ese hijo

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