EL JUEGO TERAPIA PARA LA VIDA

EL JUEGO TERAPIA PARA LA VIDA

El juego es la única pasión que puede competir con el amor.

Alfred de Musset)

El juego es una actividad presente en todos los seres humanos. Los etólogos lo han identificado con un posible patrón fijo de comportamiento en la ontogénesis humana, que se ha consolidado a lo largo de la evolución de la especie (filogénesis).

Huizinga (1938): El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de -ser de otro modo- que en la vida corriente.

Por lo anterior se diría que el juego hace parte del ser humano que aún no ha comprendido su importancia y se ha olvidado de esos maravillosos años de niñez cuando la mayor parte del tiempo era dedicada a jugar.  Entonces ¿valdría la pena reflexionar, si esta actividad puede sanar el alma y el cuerpo en cualquier etapa de nuestras vidas?

Para iniciar se hace necesario que hablemos sobre cómo los niños juegan de manera natural y espontánea dejan volar su imaginación, están inmersos en su propio reino maravilla, de exploración y aventura; cualquier objeto cobra vida en sus manos, por ejemplo, un palo se convierte en un potente caballo, un pedazo de tela en la capa de un súper héroe y así sucesivamente, los niños que juegan son felices, desarrollan sus habilidades, destrezas y capacidades que día a día les permiten alcanzar mejores desempeños convirtiéndose en mejores personas, con un buen nivel intelectual, felices y con competencias para resolver situaciones problemáticas que se presenten en su diario vivir.

También es importante reconocer que la niñez es la etapa de la vida donde el juego ocupa la mayor parte del tiempo y es por ello que en todos los contextos (Familiar, Educativo, comunitario o social) se busca generar estrategias lúdicas que desarrollen y potencien capacidades, habilidades y destrezas en esas personitas que son el futuro de nuestras comunidades.

Seguidamente, miraremos en la adolescencia y en la juventud cómo incide el juego. El juego adquiere una gran importancia como elemento de socialización como dice la sicóloga Mónica Novoa: “es en esta etapa donde se comienzan a consolidar las habilidades de negociación, cooperación, trabajo en equipo y liderazgo, pues los jóvenes comienzan a interactúa entre sí de forma mucho más frecuente e  intencional. Es cuando sus opiniones y reflexiones son un punto de partida para la definición de una actividad o la resolución de una tarea.  Valoran y buscan pasar su tiempo con pares, participando de diversas actividades conjuntas en las que consolidan su identidad y fortalecen los sentimientos de afiliación, en donde se sienten parte de un grupo de amigos que coinciden en sus intereses, donde perviven con cierta seguridad en función del grupo, y que en suma tienen también su identidad” 

Por anterior, se podría afirmar que aún en la juventud el juego hace que la vida se vea menos difícil, y que en esta etapa se fortalezca la identidad y conlleve a los jóvenes a tomar decisiones acertadas, se aprende a perder y a ganar hechos fundamentales para una mejor convivencia que el mundo de hoy requiere, donde se evidencia la competencia desleal por alcanzar la meta sin importar los medios, tal vez si fuéramos conscientes de ello recurríamos al juego para  fortalecer los valores de solidaridad, respeto y responsabilidad que tanto nos están haciendo falta.

En un tercer lugar, coloco a consideración el juego en la edad adulta  y para ello menciono una frase de la educadora social Ariadna Aragay: “una persona que no juega no es una persona sana”. Con esta frase no sólo resume su experiencia al frente de varias ludotecas de España, sino que invita a conocer el efecto sanador del juego. Demuestra los efectos del juego como terapia con un grupo de drogadictos y alcohólicos, y al finalizar su experiencia dijo: “Fue una experiencia muy bonita de rehabillitación que duró seis meses, y donde el juego ayudó mucho a estas personas a dejar su adicción. Con el juego comprendieron que la diversión no está asociada al consumo”.

Aunque esta experiencia es netamente de adultos, los efectos del juego son igual de potentes en los niños, pues el juego les ayuda a expresar las cosas que los incomodan o las que se les dificulta.

En palabras de Ariadna: “Los juegos nos muestran a los demás de forma transparente, pues involucran el sentir, el pensar y el hacer de cada persona”. De ahí que muchos juegos sean vitales en las terapias de sanación de problemas emocionales.

Estudios han revelado que el juego es un antídoto contra las tendencias violentas y que es un poderoso catalizador para la socialización positiva. Quienes dedican un tiempo para jugar pueden controlar sus miedos, la ira y la preocupación obsesiva, lo que puede contribuir a una vida más sana y más larga.

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