ENSAYO PENSAMIENTO PEDAGOGICO
Enviado por carolinat1985 • 6 de Junio de 2015 • 2.033 Palabras (9 Páginas) • 245 Visitas
Introducción
En el presente trabajo damos a conocer la realidad del proceso de aprendizaje en niños y niñas como seres individuales con capacidades distintas y estilos cognitivos diferentes.
Dicho proceso educativo debe tener como objetivo prioritario el posibilitar que los niños o las niñas realicen aprendizajes significativos por sí solos. Es decir, cultivar constructivamente su memoria comprensiva, ya que cuanto más rica sea la estructura cognitiva en donde se almacena la información, más fácil le será realizar aprendizajes por sí solos. Es, en el fondo, el llegar a lograr que los niños o las niñas aprendan a aprender.
Para nosotras el papel del educador en la Educación Infantil no consiste en transmitir contenidos al niño o la niña para que éste los aprenda como fruto de esa transmisión, sino en facilitar la realización de actividades y experiencias que, conectando al máximo con las necesidades, intereses y motivaciones de los niños y las niñas, les ayuden a aprender y desarrollarse.
Creemos que el educador debe asegurar que la actividad del niño o la niña sea una de las fuentes principales de sus aprendizajes y su desarrollo, teniendo un carácter realmente constructivo en la medida en que es a través de la acción y la experimentación cómo el niño y la niña, por un lado, expresa sus intereses y motivaciones y, por otro, descubre propiedades de los objetos, relaciones, etc.
Tenemos que ver al educando como un ser único con estilos de aprendizajes distintos, es de todos conocido que la forma de actividad esencial de un niño y la niña sano consiste en el juego. Jugando, el niño o la niña toma conciencia de lo real, se implica en la acción, elabora su razonamiento, su juicio.
Se parte del supuesto de que todos los contenidos que selecciona el currículo son necesarios para la formación de los alumnos, en la medida en que se aprendan significativamente.
No todos los alumnos tienen la misma predisposición hacia todos los contenidos. El aprendizaje es significativo porque el contenido es de interés para el alumno. El interés debe entenderse como algo que hay que crear y no simplemente como algo que "tiene" el alumno. Se despierta interés como resultado de la dinámica que se establece en la clase.
El desarrollo humano, tanto a nivel individual como social, involucra dos procesos simultáneos que han de promoverse a través de la educación: la socialización y la individuación. La socialización implica que las nuevas generaciones se apropien de los contenidos de la cultura y adquieran las competencias necesarias para ser miembros activos en dicha cultura. La inclusión y participación en la sociedad y el pleno ejercicio de la ciudadanía dependen en la actualidad de una serie de conocimientos y habilidades que no están igualmente distribuidos en la sociedad.
La individuación es la construcción de cada persona como sujeto en el contexto de la sociedad en la que está inmerso, lo que significa promover la autonomía, la creatividad y la libre elección; en definitiva, la realización personal y la construcción de un proyecto de vida. La educación tiene como finalidad promover crecientes niveles de autonomía y de autogobierno. Aprender a vivir juntos y Aprender a emprender. El aprendizaje de estos pilares ha de comenzar desde el nacimiento y continuar a lo largo de la vida. Pero, además, una educación es de calidad si es pertinente y significativa para las personas de distintos estratos sociales y culturas, y con diferentes talentos, de forma que puedan construirse como sujetos en la sociedad y desarrollar su propia identidad. Las personas tienen múltiples inteligencias y distintos modos de aproximarse a la realidad, por lo que la educación ha de ofrecer diferentes opciones que permitan el desarrollo de distintas capacidades e intereses. El tipo de normas y valores que existen en la escuela es uno de los factores que más influyen en la atención de la diversidad y en la construcción de la identidad personal y cultural. Los objetivos, las normas y experiencias que se brindan en la escuela, pueden no ser significativos y adecuados para muchos alumnos, e incluso ser contradictorios con sus experiencias previas. Esta situación incrementa la distancia entre los intereses de los alumnos y de la escuela, lo que repercute en sus progresos educativos. Los alumnos que provienen de contextos de menores recursos, que pertenecen a o otras culturas, o que tienen dificultades de aprendizaje y de participación no se sienten capaces de enfrentar con éxito las tareas escolares, lo que conlleva una falta de motivación y de esfuerzo que repercute en sus logros educativos.
Lograr la individuación del sujeto, que es una de las finalidades de la educación, requiere asegurar el derecho a la propia identidad. Este supone un conjunto de atributos, de cualidades, tanto de carácter biológico como los referidos a la personalidad, que permiten precisamente la individuación de un sujeto en la sociedad. Atributos que facilitan decir que cada uno es el que es y no otro. Se trata, en definitiva, que tanto la persona como la sociedad asuman la singularidad de cada ser humano y se valoren positivamente las diferencias, ya que éstas enriquecen a las personas y a la sociedad en su conjunto. La valoración negativa de las diferencias conlleva a la exclusión y la discriminación.
Se ha definido el juego como “proceso sugestivo y substitutivo de adaptación y dominio”, y de ahí su valor como instrumento de aprendizaje, puesto que aprender es enfrentarse con las situaciones, dominándolas o adaptándose a ellas. El juego tiene, además un valor substitutivo, pues durante la primera y segunda infancia es tránsito de situaciones adultas: por ejemplo, al jugar a las tiendas, a las muñecas, etc.
Marginar el juego es privar a la educación de uno de sus instrumentos más eficaces; así lo han entendido Manjun, Föebel, Montessori, Decroly, creadores de un importantísimo material lúdico destinado, sobre todo, a estas edades. Esto no quiere decir, naturalmente, que las demás edades deban quedar excluidas del juego; lo que ocurre es que éste cambia al compás de la madurez general del sujeto y de la evolución de los intereses infantiles.
El juego es, en definitiva, una actividad total; por ello, hacer en el Centro de Educación Infantil una distinción entre juego y trabajo, entendiendo por éste una actividad seria y por aquél una actividad informal
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