Educación Social
Enviado por mariadg • 5 de Mayo de 2015 • 2.124 Palabras (9 Páginas) • 160 Visitas
1. INTRODUCCIÓN
La familia es el origen de las características personales y sociales de los niños por varias razones:
1. Las influencias familiares son las que primero ocurren.
2. Son las más persistentes.
3. Están dotadas de una especial intensidad.
4. Se ha observado la tendencia a pensar que la influencia de la familia es particularmente importante en los ámbitos social y personal.
Se considera, que es en la vida familiar donde se da el más adecuado contexto para el crecimiento y el desarrollo de los niños/as adolescentes.
Son muchos los datos de investigación que así lo avalan; en nuestro estudio sobre la adopción en Andalucía en el que comparábamos a niños crecidos en diferentes contextos, eran los crecidos en instituciones los que presentaban una mayor acumulación de problemas en todos los ámbitos considerados.
Por tanto, estamos convencidos de que la familia es el contexto más deseable de crianza y educación. Por una parte, porque la familia es quien mejor puede promover su desarrollo personal y social; por otra, porque la familia es quien habitualmente mejor puede proteger de diversas situaciones de riesgo.
Tenemos más dificultades para establecer las vías y los mecanismos a través de los cuales se lleva a cabo la influencia.
2. EL MODELO TRADICIONAL DE SOCIALIZACIÓN FAMILIAR.
El modelo tradicional sostiene que en el proceso de la educación de sus hijos, los padres ponen en juego ciertos estilos de interacción que determinan el tipo de relación padres-hijos y las consecuencias evolutivas sobre la conducta y personalidad de los hijos, consecuencias discernibles a corto y largo plazo. En el área del desarrollo social y de la personalidad, hay acumuladas muchas evidencias empíricas que dan apoyo a este modelo.
2.1. Estilos de apego, estilos de relación.
El modelo tradicional de socialización, el estilo de apego que los hijos desarrollan se considera dependientemente de dos rasgos fundamentales de la conducta de sus padres: la disponibilidad y la sensibilidad. En la situación ideal, el adulto responde habitualmente a las llamadas de atención del niño (disponibilidad) y lo hace adecuando su respuesta a las necesidades puestas de manifiesto en la conducta infantil (sensibilidad); en tales casos, lo más habitual es que el niño desarrolle un apego seguro. En el caso de que el adulto no se muestre ni receptivo a las llamadas de atención ni sensible a las necesidades que expresan, el tipo de apego esperable será inseguro y evitativo. Finalmente, si el comportamiento adulto está marcado por la contradicción (a veces se muestra disponible y otras negligentes; en ocasiones es sensible y en otras actúa con insensibilidad), la inseguridad del apego irá marcada por las señales de ambivalencia.
2.2. Estilos de socialización familiar.
Las características utilizadas para definir los estilos de educación familiar suelen incluir siempre dos dimensiones básicas, relacionada la una con el tono emocional de la relación y la comunicación y la otra con las conductas de juego para controlar y para la exigencia de madurez.
La dimensión afecto y comunicación hace referencia a: (aceptación/rechazo, calor/frialdad, afecto/hostilidad, proximidad/distanciamiento). A partir de estas dimensiones elaboramos una de las tipologías más conocidas:
Tabla 9.1.
Afecto y comunicación
Alto Bajo
Control Y
Exigencia de madurez Alto Democrático Autoritario
Bajo Permisivo Negligente
• Estilo democrático: Se caracteriza por presentar valores altos tanto en las dimensiones de afecto y comunicación (expresión abierta de afecto, interés por las cosas de niño), como exigencias y control (existen normas claras, adaptadas a las posibilidades del niño, normas que se mantienen a lo largo del tiempo, cuyo contenido y significado se razonan siempre que sea necesario, y cuyo cumplimiento se exige con firmeza no absolutamente rígida; ante los problemas de conducta o los errores, se explican las consecuencias y se aportan alternativas de conducta).
• Estilo permisivo: Presentan también altos niveles de comunicación y afecto, pero con bajos niveles de exigencia y, consecuentemente, con escasa supervisión del cumplimiento de las normas. Los padres tienden a adaptarse al niño centrando sus esfuerzos en identificar sus necesidades y preferencias, y en ayudarles a satisfacerlas.
• Estilo autoritario: Estos padres presentan niveles bajos de expresión de afecto y están menos inclinados a explorar los intereses de niño y sus necesidades a través del diálogo y la comunicación. Establecen normas claras cuya razón de ser está en que ellos saben qué es lo que conviene al niño y controlan las desviaciones de las normas apelando a su autoridad y mayor conocimiento.
• Negligentes: Estos padres son los que muestran una menor implicación en la relación educativa. La expresión de afecto es, aún menor que la que se da entre los padres autoritarios, muestran escasa sensibilidad a las necesidades e intereses del niño (incluso en aspectos básicos) y pueden oscilar entre la ausencia de controles o las normas excesivas y la supervisión colérica
HIJOS SEGÚN SUS PADRES (segunda parte)
El modelo tradicional de socialización sostiene además que los comportamientos parentales que definen cada una de las tipologías van a derivar una serie de consecuencias que serán visibles en la conducta de los hijos crecidos bajo la égida correspondiente.
• Hijos de padres democráticos: destacan por su competencia social, por su elevada autoestima, por su capacidad de autocontrol, por su mayor independencia y por su capacidad para proponer la satisfacción inmediata de sus necesidades o apetencias.
• Hijos de padres permisivos: son alegres, vitales y creativos, pero muestran dificultades para el control de sus impulsos, para proponer las gratificaciones o persistir en las tareas, mostrándose además más sensibles a la presión por parte de sus compañeros.
• Hijos de padres autoritarios: Muestran puntuaciones de autoestima más baja que los de los grupos anteriores, depende mucho del control externo hasta el punto de tener manifestaciones impulsivas o agresivas cuando ese control no está presente, con lo que su conducta parece más controlada desde fuera que desde los principios interiorizados; además, presenta dificultades para postergar las gratificaciones.
• Hijos de padres negligentes: Son los que presentan un perfil más problemático, con valores pobres en identidad y autoestima, con dificultades de autocontrol y de relaciones con los iguales, con una mayor propensión a los conflictos personales y sociales.
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