El Efecto Pigmalión
Enviado por astridanaya • 8 de Septiembre de 2011 • 3.679 Palabras (15 Páginas) • 3.194 Visitas
Universidad Nacional de Luján
Departamento de Ciencias Sociales
División Administración
10-11-2005
Licenciada Mariana Farias
El efecto Pigmalión y su formulación a través de la escalera de inferencias
El efecto Pigmalión y su formulación a través de la escalera de inferencias
Introducción
En el marco del entendimiento de que nosotros somos quienes creamos nuestra propia realidad (cuestión que será tratada en este artículo), abordare el tema de la llamada Profecía Autocumplida, que es un concepto utilizado en psicología, pero que fue observado por el sociólogo Robert Merton en 1943, y al que Peter Senge hace una pequeña referencia en La quinta disciplina (1).
La idea de este artículo es “mirar” este concepto a la luz de algunos de los temas tratados en Administración Integrativa, es decir, realizar un trabajo de síntesis, en el sentido de reunir ciertos conceptos y hacer un ejercicio de aplicación.
Al mismo tiempo intentare responder a la pregunta de ¿porque es importante saber o ser concientes de las profecías que creamos?, y ¿como no ser víctimas de ellas?
A tal efecto adelantare algunas conjeturas que mas adelante serán explicadas y fundamentadas:
1. las profecías autocumplidas pueden ser consecuencia de vivir los juicios como afirmaciones.
2. el proceso por el cual un juicio luego se transforma en una afirmación tiene puntos de contacto con el mecanismo que se sigue en el proceso denominado escalera de inferencias.
3. por lo tanto, una de las posibles alternativas para “cortar” el proceso (en caso de que sea necesario) es aprender a fundar juicios.
I. Modelos Mentales o La sustitución de un orden externo (y su complejidad) por un orden interno menos complejo.
Niklas Luhmann, en su libro Confianza (2), dice entre otras cosas que” ningún sistema puede repetir o duplicar en sus representaciones al mundo real en toda su insondable complejidad. La metafísica kantiana estaba obstinadamente atada a esta suposición, ya que abstraía al “sujeto” o “a la conciencia”, como un tipo de unión con el mundo, y así lo elevaba al mismo nivel de complejidad. Lo que se paso por alto fue el descenso de la complejidad entre la realidad y la representación, entre el mundo y la intención, entre lo “externo” y lo “interno”, y así fracaso en captar la función de representación como creación del orden, a través de la reducción de la complejidad.
El hecho es que todos los procesos internos operan a un nivel mas bajo de complejidad y de aquí que presenten menos posibilidades y más orden que en su entorno. Operan selectivamente; las relaciones entre los datos del mundo son recibidas y operadas como una información pertinente al sistema. De este modo sustituyen la complejidad amorfa del entorno por el orden interno del procesamiento de datos y los problemas de este orden interno son incluidos en el sistema como la base de un trabajo normal de adaptación al entorno.”
En otras palabras: Luhmann se esta refiriendo al concepto de Modelos Mentales; es decir, cuando habla de procesos internos se refiere “a las profundas imágenes internas acerca del funcionamiento del mundo, imágenes que nos limitan a modos familiares de pensar y actuar” en palabras de Peter Senge.
La critica de Luhman a la metafísica kantiana, esta en la misma línea que la que hace los chilenos Maturana y Varela al concepto tradicional del sistema nervioso y las estructuras cognitivas humanas que lo definía como un instrumento que consigue información del entorno y construye una representación del mundo, representación que el organismo utiliza para calcular el comportamiento adecuado para su supervivencia. De acuerdo con los autores chilenos “el sistema nervioso no "capta información" del medio ambiente, como a menudo se escucha sino que, al revés, trae un mundo a la mano al especificar qué configuraciones del medio son perturbaciones y qué cambios gatillan éstas en el organismo”; “en lo que se refiere a las estructuras cognitivas humanas, el mundo entero de nuestras experiencias esta dentro de nosotros, no hay tal cosa como la experiencia de un afuera”.(3)
En otras palabras: nosotros somos los creadores de nuestra realidad.
Se puede explicar la misma idea desde otro ángulo: por siglos se ha considerado al lenguaje como un instrumento que nos permite describir lo que percibimos en el mundo. Según esta teoría vemos las cosas como son y luego les aplicamos un nombre. La realidad viene primero y luego el lenguaje. Un uso pasivo y descriptivo del lenguaje, que rotula y clasifica las percepciones preexistentes, y por lo tanto independientes. Muchos investigadores, entre ellos Rafael Echeverría y el mismo Humberto Maturana han concluido que las categorías lingüísticas no son solo”etiquetas” (descripciones) aplicadas a percepciones preexistentes, sino, que por el contrario, ellas precondicionan y definen en primer lugar la percepción: uno no habla de lo que ve, sino que ve aquello de lo que puede hablar. En este sentido se pueden traer las palabras de Albert Einstein:”nuestras teorías (palabras) determinan lo que medimos (descubrimos)”, o mejor aun se puede traer a Thomas Kuhn quien en su libro La estructura de las revoluciones científicas nos señala, que la ciencia procede según practicas, instrucciones o técnicas orientadas a la generación de datos y que estos no se hallan simplemente ahí, esperando que alguien los vea. Por el contrario es necesario “interrogar” al mundo para que los revele. El método de interrogación condiciona los datos revelados (pero de ninguna manera los inventa).
Otra forma de concluir que: somos nosotros quienes creamos nuestra realidad.
En resumen, nuestras representaciones internas de cómo es el mundo y como funciona (Modelos Mentales) es lo que condiciona nuestros juicios, decisiones y acciones ante perturbaciones recibidas del “mundo exterior”.
II. La profecía autocumplida o Efecto Pigmalión
Cuenta la mitología que Pigmalión era un príncipe de Chipre que, en busca de la mujer perfecta con quien casarse, comenzó a esculpirla en un trozo de piedra. Día a día fue dándole forma a esa roca de manera tal de ir moldeándola según la imagen que el príncipe tenía de lo que una mujer perfecta debía ser.
Logró finalmente una figura cuya belleza
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