El Mexicano, La Psicologia De Sus Motivaciones
Enviado por qlaaudiia1 • 18 de Octubre de 2012 • 1.105 Palabras (5 Páginas) • 464 Visitas
EL MEXICANO, PSICOLOGÍA DE SUS MOTIVACIONES
El origen actual surge de una ruptura. La llegada de los españoles escinde la consciencia del mexicano. Le siembra una nueva cultura a la fuerza y lo mantiene mediante un sistema conductual hacia un fuerte arraigo espiritual. El mexicano producto del choque de culturas es el mestizo. Allí se encuentra un origen y causa. El padre español es irresponsable, pues tan sólo utiliza a la india para su placer. Él tiene que importar una mujer peninsular que se mantenga dentro de su canon social y cultural; alguien verdaderamente espiritual. El niño mestizo forma inconscientemente un odio latente hacia la imagen paterna, quien distingue como un objeto total de agresión. Se apega entonces a la madre, objeto total a la que desarrolla una ambivalencia crucial. Se le ama por otorgarle amor al alimentarlo con sus pechos, pero su se le odia también, por no ser fuerte, por dejarse dominar por el padre. Entonces se hace uso de varios mecanismos de defensa: la negación (niega su pasado para protegerse de recordar); la compensación (mantiene una imagen de violencia heredada del padre para ocultar su flaqueza); la proyección (ve en los demás los defectos que no quiere ver sí mismo); la identificación (no encuentra identidad original e imita).
El mestizo mantiene otro mecanismo de defensa que lo estigmatiza fuerte. El de aislamiento. Sabe que nunca llegará a ser español; pero, también niega su parte indígena. Así le es recíproco por parte de los españoles y los naturales. El sólo tiene un camino, el progreso; y el progreso es ser como el padre aunque lo odie. Aprende a ser como él, lo imita. La imagen del padre ha de ser fundamental durante toda su historia. Tratará de repararse con una máscara, el machismo. Aunque el machismo es de carácter meramente varonil y con esto se crea que se excluye a la mujer de la historia, no es así, ya que el machismo lo juegan los dos sexos. El macho necesita de una mujer sumisa, abnegada; estereotipo por demás cansino de la ambigua madre mexicana.
La mexicana, esa mujer minimizada en las canciones populares, la ingrata que siempre abandona al ausente, al mexicano y que por tanto este se cansa de rogarle; la flor silvestre que no es ni rosa y mucho menos flor de liz, solo flor de campo que crece junto al nopal, que descarga todos sus sentimientos afectivos a través del ser madre, con sus muñecas, sus hermanos, sus hijos, sus nietos. La expresión de su sexualidad solo acarrea desprestigio, esterilidad y satanización.
El mexicano es ese pueblo gordo por los cuidados excesivos de su madre, con su horizonte adornado y limitado por los cerros, el autonombrado, dramáticamente el pueblo del sol. Pero México (metl-luna; xi-ombligo; co lugar), el lugar del ombligo de la luna, es el seno de esa madre protectora que lo amamanta con su leche aguamiel.
La conquista, con su nueva figura paterna, la pérdida de la identidad, la presencia de Estados Unidos que remplaza a la España en la idealización paternal, la mujer extranjera que es la mujer deseada, la mujer nacional que es la madre querida y todo ese ramillete de cualidades que estereotipan a lo mexicano, es a lo que Santiago Ramírez le preocupa por saber su origen.
Propone, la teoría de reparación. El mexicano estigmatizado por el mestizaje, moldea su incosciente colectivo. El padre,
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