El falo y su poder

El Falo y su poder.

Por: Alfredo Sierra Osorio.

A continuación, trataré de exponer cómo el falo prácticamente controla la sociedad actual, desde su más mínima representación, hasta su presencia en organizaciones tan grandes como la propia iglesia.

Para comenzar ¿A qué me refiero con “falo”? Desde la postura psicoanalítica el falo es la representación del pene, la supremacía de este, radica en el hecho de que el niño, al descubrir que, a diferencia de las niñas, él tiene algo extra, algo que lo complementa, el pene, esto genera en el niño un sentimiento de superioridad, mientras que en las niñas genera un sentimiento de celos porque la madre no le ha dado uno o peor aún, porque ha sido castigada por algo que desconoce, siendo así, castrada y privada de este. Sin embargo, al mismo tiempo que se genera una imagen perfecta del hombre porque es un ser “completo”, en el niño también aparece el miedo a la castración, el saber que existe algo tan malo, que puede ocasionar que se le despoje de su pene, como él imagina que les pasó a las niñas, lo mantiene siempre alerta y temeroso de la madre, pues es quien ejecutaría el castigo. Hablando de la madre, esta, es la única mujer que, para el niño, merece todo el respeto, puesto que es la que tiene el poder de llevar a cabo el acto barbárico al que tanto teme.

Es así que es posible percibir todo el estímulo que genera la figura fálica desde los tiempos antiguos, el falo siempre se ha encontrado presente en la cultura, tal vez no de manera explícita, pero sí de manera simbólica, el falo representa poder, es muy común en estos días que las principales figuras que representa la autoridad ante algún grupo llámese reyes, líderes políticos o religiosos e incluso el mismo hombre, como tal reafirmen este poder mediante la representación del falo. Esta demostración podría ser a un nivel inconciente, puesto que se busca la reafirmación del poder al presentarla. Algún ejemplo sería el máximo exponente de la iglesia católica “el papa” quien se presenta ante sus seguidores con un cetro el cual, por el simple hecho de portarlo le da presencia y hasta cierto punto autoridad. De igual manera y sin salirme del contexto católico, las edificaciones en las cuales se llevan a cabo sus ceremonias, las iglesias, vienen a poner en el horizonte de las ciudades, figuras fálicas con las cúpulas enormes con las que se coronan, no es más que una necesidad de imponer esa autoridad que ellos mismos quieren demostrar hacia los demás. Los ejemplos podrían seguir por mucho, desde la necesidad del hombre por construir edificaciones cada vez más altas como los rascacielos, que no son más que representaciones del falo, y del poder que alguna empresa que se encuentre en alguno de estos puede tener en la sociedad por el simple hecho de tener el edificio más grande.

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