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El poder de la mente.


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  1.472 Palabras (6 Páginas)  •  319 Visitas

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El poder de la mente

Hace muchos años, se hablaba de un científico que quería comprobar una teoría. Para ello, necesitaba de un voluntario, pero por lo descabellada que era su idea, nadie se ofreció. Fue en una penitenciaria de Missouri donde consiguió el permiso para proponerle a un preso condenado a la pena de muerte lo siguiente: se le haría un corte en la muñeca y dejaría que escucharan cómo goteaba su sangre, a cambio, el reo tendría la oportunidad de vivir. Una vez que el preso aceptó, fue llevado a la enfermería donde hicieron que se recostara en una camilla y a continuación le hicieron el corte; superficial pero lo suficientemente grande para que creyera que era su sangre la que goteaba. Lo que él no sabía, era que debajo de la camilla habían colocado un frasco con suero controlado por medio de una válvula y que en realidad eso sería lo que se escucharía gotear. Cada diez minutos el científico entraba a la habitación y cerraba un poco la válvula, por lo que el reo creía que con cada minuto que pasaba, él se desangraba. Cuando el científico cerró por completo la válvula, el sentenciado murió de un paro cardiaco. Con esto, el científico comprobó que la mente humana es capaz de lograr todo lo que se le diga, ya sea tanto positivo como negativo.

Tenía 10 años cuando escuché esta historia por primera vez. Mi tío, quién nos contó la historia, nos dijo mis primos y a mí que conforme creciéramos, no olvidáramos el relato. En ese entonces, no le di mucha importancia, no había entendido lo que realmente había tratado de decirnos con ella y para ser sincera, a mí me había parecido una historia cruel. Ahora, teniendo 17 años, entendí por qué para él era tan importante que recordáramos la historia, lo que él no quería que nos sucedería era que nos convirtiéramos en el prisionero, un ser que se dejó utilizar a diestra y siniestra porque no tenía control del poder más grande que posee el hombre: su mente.

Todos tenemos un cerebro, el regente de la mente humana. El cerebro de cada uno de nosotros se compone por las mismas partes y divisiones fundamentales, por lo que en teoría, todos deberíamos de ser capaces de hacer lo mismo que el otro. Si esto es verdad (cosa que lo es) ¿por qué decimos que hay personas más inteligentes que nosotros? ¿Por qué nos resulta tan complicado realizar actividades que para otros es como pan comido? ¿Acaso hay algo mal en nosotros?

La respuesta es simple, no hay nada mal en nosotros, sólo no estamos utilizando nuestras capacidades mentales y si creemos que lo hacemos, las estamos utilizando de manera incorrecta y además, nos estamos dejando manipular por la parte mejor oculta de nuestra mente: el subconsciente

Pensemos en el subconsciente como en el lugar al que nos trasladamos cada vez que “estamos en la luna”. Pensemos en el subconsciente como ese camino alternativo que sabemos que nos llevará al mismo lugar que la ruta original, pero que es más interesante porque estamos ansiosos por ver qué nos encontraremos durante el viaje. El subconsciente, por lo tanto, es esa parte libre donde existe todo un mundo de información a la que no somos capaces de acceder, a menos que se le plazca.  

Es por eso que cuando señalé que utilizamos mal nuestras capacidades mentales, me refería a dejar que domine el subconsciente por encima de la consciencia. Nos centramos en pensar en todo lo negativo que podría pasarnos y retomamos malas experiencias. Dejamos que el subconsciente haga y deshaga a su antojo, haciendo de nuestra vida algo que nos resulta muy difícil vivir y no nos gusta.

Un ejemplo muy simple, ¿cuántos de nosotros no hemos tenido problemas con matemáticas? No todos nacimos con esa habilidad desarrollada, entonces cuando el que sí la tiene comprende y realiza los ejercicios más rápido que nosotros, sucede que nos frustramos. En primera instancia no lo sabemos aún, pero nuestro subconsciente ya está pensando en lo mal que nos irá en el examen y comienza a enviar señales a la consciencia para que digas cosas como “está muy difícil”, “no estoy entendiendo nada” o “¿por qué explica tan rápido”.  Y así, poco a poco, nos vamos poniendo trabas hasta que llegamos a la cereza del pastel: “ya para qué presto atención, me voy a final de todas maneras”.

Muchas dirán “oye, pero no todos tenemos las mismas habilidades”, y tienen razón. Todos nacimos con dones y capacidades especiales,  aquellas zonas de nuestro cerebro que están desarrollados incluso antes de que sepamos decir “mamá” y que con el tiempo vamos puliendo y haciendo propias. Sin embargo, este discurso no se trata de quién es mejor o peor que yo. Se trata de “si a mí  me va mal, hago algo para que me vaya mejor”. Se trata de hacer una mejor versión de mí mismo, una versión en donde si antes sacaba 5 en matemáticas, ahora saco un 7.

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