Elección vocacional, una decisión ¿personal?

Elección vocacional, una decisión ¿personal?

Muchas veces cuando nos encontramos concluyendo la secundaria o cursando el nivel medio superior, nos hacemos diversas preguntas sobre lo que haremos cuando seamos grandes, entre ellas ¿ya sabes qué carrera vas a estudiar?, consideramos que normalmente la respuesta seria “no, aun no lo sé”, pero ¿qué tanta verdad hay en esta respuesta?, ¿realmente somos seres autónomos qué decidimos el rumbo de nuestro camino profesional?, ¿esta elección se da por nuestros deseos o por los deseos de alguien más?

Algunos autores nos mencionan que la elección vocacional debe tener como característica el ajustar los intereses de la persona a la competencia laboral y a las necesidades del mercado de trabajo. “El primer paso de la rehabilitación vocacional es la elección de un interés realista que permita al sujeto alcanzar su meta laboral”^[1]. Otros concluyen que al momento de  la elección de una vocación esta debe hacerse de manera consciente, voluntaria y comprometida.

Estudios como el que nos comparte el Instituto en Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS) y Vocación Central, institución que brinda servicios de orientación vocacional en México, menciona que “entre 30 y 40 por ciento de los jóvenes mexicanos a la hora de elegir una carrera, se equivocan. Y es que lejos de sus aptitudes e intereses, se ven motivados por cuestiones económicas, de prestigio o la presión de padres y amigos.”^[2]

Ciertos expertos concluyen con que una mala elección de la carrera profesional trae consigo diversos riesgos que van desde la frustración, la deserción escolar y más tarde la subocupación laboral. Pero entonces ¿cómo podríamos lograr una buena elección vocacional que sea totalmente personal, sin ser motivados por factores externos?, ¿será posible esto, visto desde el psicoanálisis?

Verdaderamente creemos que no será así, pues en múltiples conceptos psicoanalíticos vemos que no es posible tomar decisiones desde lo totalmente individual, sin la influencia de factores externos o de los deseos de terceras personas, pues como bien lo diría Freud;  “En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, «el otro», como modelo, objeto, auxiliar o adversario” ^[3]

Retomando de nuevo a Freud, en “malestar de la cultura” podemos observar el proceso de la formación de la estructura psíquica, y es un proceso porque no tenemos una estructura psíquica ya concreta en el momento del nacimiento, esta se va ira formando hasta la construcción del yo que permitirá regular las otras dos instancias (ello y súper yo). Con la construcción del yo podremos entrar en el principio de realidad pero esta construcción se da desde la frustración lo que implica una “condición del sujeto que ve rehusada o se rehúsa la satisfacción de una demanda pulsional.”^[4] 

Una manera de sacar pulsiones de tal forma que sea aceptada por la  sociedad será a través del trabajo, como hace mención María Eugenia Ruiz Velasco en su artículo subjetividad y trabajo en el mundo actual, “La profesión y la ocupación permiten al sujeto concebirse en un proyecto, en una historia y así cristalizar la posibilidad de la satisfacción simbólica de deseos.”^[5]

Como se puede observar la elección de una profesión nos permitirá después la satisfacción de nuestros deseos, pero estos deseos ligados a nuestra profesión  ¿de dónde surgen?, ¿son nuestros?

De acuerdo con Inés Vidal (citada en Covnatsky de Katz, 2001)

) “a partir de la adolescencia es donde la identidad va a tomar cierta graduación y se define como un acto analítico que surge no solo de las bases teóricas compartidas si no  y fundamentalmente de la presencia de un encuadre analítico internalizado como referencia intima de nuestra práctica”^[6].

Y es así como nos lo presenta Mirta de Katz, que en la adolescencia es donde se percibe más la lucha de identificación y la diferenciación con los ideales familiares, ya que a veces los adolescentes se ponen a reflexionar acerca de las decisiones de sus padres y el rumbo que tomaron estas (esto quiere decir que a veces alguno de los padres pudo terminar la carrera pero no se dedicó a ejercerla; o por otro lado no termino la escuela porque se dio un embarazo no deseado truncando sus estudios y teniendo que reprimir su elección). Sin embargo existe también por otro lado la satisfacción de los deseos al concluir la carrera de su elección.

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