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Libro Eleccion vocacional cap 2


Enviado por   •  4 de Marzo de 2020  •  Apuntes  •  2.614 Palabras (11 Páginas)  •  249 Visitas

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elige una carrera, ingresa en una institución educativa, inicia su preparación y la completa. O bien, opta por entrar en el mundo laboral, quizás selecciona algún curso corto, busca un trabajo en alguna organización e inicia su actividad laboral. Todo sucede en un lapso de tiempo muy breve.[pic 1][pic 2]

Pareciera que la cuestión vocacional se produce en un momento y ocasión particular de la vida. Consistiría entonces en decidir si se continúa estudiando, dónde y qué carrera; o, si se ingresa en el marcado laboral, en qué actividad, cómo y dónde. Este es un enfoque que sustentaron los primeros psicólogos ocupacionales (Parsons, 1909; Paterson y Darley, 1930; Bell, 1940).

Sin embargo, ya hace años, cuando los psicólogos, sociólogos y otros especialistas comenzaron a estudiar no tanto por qué las personas realizan sus elecciones sino más bien cómo las llevan a cabo, empezaron a descubrir que la elección vocacional es un proceso que tiene lugar durante un largo período de tiempo. De esta manera, las personas no toman una decisión definitiva en un solo momento de la vida, sino que realizan una serie de decisiones a través de un período de muchos años. Más adelante volveremos reiteradamente sobre esta concepción. Por ahora, basta señalar que hoy se tiende a considerar la elección vocacional como un proceso que acompaña a la persona toda su vida.

Intercalar dibujo en el texto de las dos primeras páginas del capítulo I. Puede suprimirse o cambiarse por otro similar.

El original lleva copyright de The Saturday Evening Post. Copyright 1949,Curtis Publishing Company.

Capítulo II[pic 3][pic 4][pic 5]

IMPORTANCIA DE LA ELECCION
VOCACIONAL
[pic 6]

Resulta difícil explicarnos que la gente trabaje, estudie, y en definitiva se esfuerce horas y horas, días y días, años y años, en algo sin ningún motivo, interés o finalidad. El esfuerzo que las personas realizarnos está intrínsecamente relacionado con la fuerza que nos concede la motivación, deseo, expectativa o necesidad que tenemos durante esa lucha permanente. Con mayor o menor conciencia, desde que nacemos, hacemos las cosas para alcanzar algún objetivo que suponemos nos va a complacer.

Sin temor a errar, podemos decir que nuestro máximo objetivo, y por tanto el motor más poderoso que nos mueve, es la autorrealización, es decir, llegar a convertir en reales todas nuestras potencialidades (Maslow, 1970). Aunque ciertamente existen diferencias abismales tanto en la forma en que cada uno de nosotros entendemos la autorrealización, como también en los medios que utilizamos para lograr tan supremo fin, sin embargo, para todos pasa inevitablemente por la madurez vocacional que exige autoconocimiento y autoestima.[pic 7]

En efecto, entre las características de las personas felices, maduras, bien adaptadas y realizadas, se encuen-[pic 8]

tran dos que son fundamentales: autoconocimiento y autoestima. Cuando preguntamos a aquellos de nuestros mayores que consideramos modelos por su ejecutoria en la vida, aparecen estas dos características de una manera clara y persistente. Han tenido siempre una cierta conciencia de sus propios motivos, deseos, sentimientos, emociones e intereses, es decir, han tenido bastante claro por qué hacían una cosa y no otra, y hacia dónde iban. Por supuesto, este conocimiento nunca es total, pero es ciertamente más completo que el de las personas que al final de su vida no se sienten satisfechas y realizadas.[pic 9]

La autoestima implica la capacidad de justipreciar de una manera realista nuestras virtudes y defectos; de utilizar las habilidades y recursos que poseemos en la consecución de los objetivos; y de superar las limitaciones y no dejarnos vencer por las carencias personales.

Pica también el establecimiento de metas u objetivos que ni sean tan altos que superen las cualidades y medios de que disponemos, —con lo cual nunca nos sentiríamos satisfechos, puesto que son excesivamente idealistas, irreales o inalcanzables—, ni sean tan bajos que su consecución no nos produzca satisfacción.

Por lo tanto, tienes que detenerte en tu camino y reflexionar acerca de cuáles son las razones y motivos que se encuentran bajo tus elecciones vocacionales. Desde ya tienes que someter a crítica el por qué y el para qué de las mismas. Has de empezar, pues, contigo mismo, y aprender a conocerte y valorarte.

Ocurre que muchas veces le damos vueltas y vueltas al porqué y al paraqué de nuestra forma de actuar, de nuestras preferencias y elecciones, y terminamos renun-

ciando al análisis o llegando muchas veces a conclusiones contradictorias.[pic 10][pic 11]

Siempre resulta útil ampliar nuestro campo de visión y obtener información del exterior, permitiéndonos el diálogo acerca de nuestras indecisiones y zonas oscuras con los compañeros de estudio, con nuestros padres y familiares, con profesionales, y hasta con los libros.

Preguntas como: ¿qué voy a estudiar?, ¿dónde voy a estudiar?, ¿por qué he elegido esta profesión u oficio?, ¿me gusta?, ¿estoy preparado?, y el análisis en común de las respuestas permite ampliar nuestro mundo, quizás excesivamente restringido, de disyuntivas, gustos, porqués y demás. Habrás, pues, de analizar tus objetivos, motivaciones, habilidades, capacidades, valores e intereses, es decir, tendrás que conocerte mejor.

ALGUNOS DATOS

Y ahora, ¿qué estudio?, ¿a qué me voy a dedicar? La decisión que tomes es importante, porque indudablemente determinará en gran medida el rumbo de tu vida y, por tanto, ha de ser responsable y estar bien fundamentada.

Por las conversaciones con tus compañeros de estudio y amigos habrás podido observar que todos ellos, en mayor o menor grado, se encuentran ante la misma situación conflictiva que tú. Reconocerás que la necesidad de elegir una ocupación, profesión u oficio adecuada está fuera de toda discusión. En esto estamos todos de acuerdo. Pero reflexionemos un poco utilizando algunos datos significativos que confirman estas apreciaciones.[pic 12]

La duración de una carrera universitaria larga está, dependiendo del tipo y de los países o sistemas educati-[pic 13]

vos, entre 4 y 6 años. Por ejemplo, las carreras técnicas, como Ingeniería, en casi todos los países requieren unos cinco años. Las carreras humanísticas y sociales, como Filosofía, Psicología y Sociología, tienen también la misma duración. Otras, como la de Medicina, normalmente exigen cinco años de estudio y un año de prácticas o pasantías corno interno en algún centro hospitalario, lo cual suma un total de seis años.

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