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Ensayo Luna Amarga


Enviado por   •  19 de Agosto de 2013  •  2.126 Palabras (9 Páginas)  •  962 Visitas

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ENSAYO “LUNA AMARGA”

Se hace difícil tratar un tema tan amplio como lo es el tema del amor, más difícil si se tiene que contemplar relacionarlo con la muerte y la locura. Voy a tratar de exponer mi punto de vista utilizando un escrito de Enrique López Flores: El amor y la pulsión de muerte, y tomaré a manera de ejemplo algunos pasajes de la película “Luna amarga” de Roman Polansky.

El retrato de la pareja felizmente casada que en algún momento da cuenta de la monotonía la falta de un estímulo en su vida conyugal es fielmente retratada; revela la naturaleza humana en su búsqueda de afianzar la relación en base al amor. Sin embargo, hay espacio para mostrar el lado contario de ella, la realidad ubica a ambos (la pareja) en ese extremo cuando esta necesidad o deseo de buscar un aliciente en su vida amorosa los lleva a experimentar sensaciones que perturban la relación, haciéndola por un lado más estimulante, pero por el otro, más enredada, difícil de manejar para ambos.

La necesidad de vivir juntos, de hacer simbiosis y entender, al menos de manera causal, su complitud, lleva a los personajes a encontrar una vida diametralmente opuesta al parecer, que en su desenlace, ofrece síntomas de locura (así, a secas) quiero decir que rebasan el límite de lo funcional, de lo idílico y se introducen a lo perturbador, a lo patológico (el final de ambos es extremo a su deseo inicial de seguir juntos. A continuación intentaré explicarlo.

López Flores, tomando como base la teoría de Freud, invita a entender la naturaleza del hombre como una dualidad de pulsiones: la pulsión de vida (goce, líbido, etc.) y la pulsión de muerte, el eros y el tanathos, el placer y el displacer. La primera es más abierta, se muestra, a pesar que subyace en el inconsciente junto con la otra, es más accesible a ser expresada de manera implícita en cada acto de las personas; la otra, sin embargo, es más notoria, pero menos reconocible y por tanto, se guarda y se muestra ocasionalmente de manera violenta.

También concluye que esta dualidad es más un mismo elemento, y que uno crea lo que el otro ha de destruir (es interpretación mía) en este sentido el amor y su faceta de ingenuidad, ternura y demás cosas bonitas es destruido por el psicoanálisis y nos presenta un lado aterradoramente siniestro en tanto que está escondido dentro de nosotros.

No estoy de acuerdo en este sentido, si bien el amor se presenta a la mayoría como esos buenos deseos, esas muestras de cariño y de cosas buenas y armoniosas, puede tener también muestras y actos poco sentimentales y bondadosos, sin embargo con la búsqueda de goce o placer se permitirá mantener su rango de amor, quiero decir que es la búsqueda de goce o placer lo que ha de definir dicha pulsión. Si bien no está enmarcada en la teoría de Freud, considero que se refería a eso cuando hablaba de eros. Hay que mencionar que en la carta que le escribe a Einstein hace énfasis en la esperanza en la humanidad, precisamente por está pulsión de vida y de búsqueda de placer.

La multiplicidad de mostrar y demostrar amor no implica necesarias muestras de afecto, candidez o meloso intercambio, dependerá de cada persona, de sus formas de vida y de sus necesidades y deseos. Cada persona ha de buscar y encontrar lo que, según ella misma, merezca o necesite. El amor violento y el amor platónico nos dan una muestra clara de que las cosas han de ser en correspondencia de quienes se juntan para poder permitirse un intercambio sentimientos o de intereses, el que puedan o no complementarlos que se logre o no es otro asunto.

El tanatos, entendido como pulsión de muerte, destrucción o displacer identifica más la manera de imponer una visión egoísta, un búsqueda de placer sin tomar en cuenta al otro, entender como objeto para mi propio deseo al otro, a diferencia del amor que busca entender al otro como parte de un placer compartido. La relación entre Oscar y Mimí tiene estas dos facetas, el entender al otro como fuente de mi placer y entenderme como fuente del placer del otro de Oscar a Mimí y de Mimí a Oscar. La pulsión de muerte es pulsión para la muerte del otro, no para mí, el displacer será para el otro no para mí. La carga de culpa de Mimí es correspondida por el deseo de Oscar de ser humillado por ella, encuentra en esa humillación el goce y la respuesta a su necesidad de entender a Mimí como su igual, en cierto modo su par en tanto admiradora y dominadora. Y ella como su admirado y su sometido. La relación torna un tanto hacia la necesidad de afianzar esa relación.

Sin embargo, hay un elemento que perturba ese intercambio, funcional en cierto sentido, la aparición de los celos, de sentimientos que rompen la armonía (Baudelaire hablaba en uno de sus poemas de “amores descompuestos para referirse a ese amor que se da en medio de actos de intolerancia, celos e incomprensión del uno hacia el otro, pero que en esa dinámica de las relaciones humanas, existe)

Son esos sentimientos los elementos perturbadores de la relación, la debilitan en tanto no son compartidas, pero creo que los más importante, es que crean escenarios de duda, de detenimiento, de incertidumbre entre alguno de los dos. La seguridad de su conocimiento de pareja se rompe ante la aparición de motivos que no alimentan esos sentimientos que hacían funcional su pareja.

Se rompen los esquemas que habían permitido encontrarse porque los nuevos elementos hacen sentir de cierta manera la pérdida de el otro que es motivo de satisfacción de ambos, es decir, aquello que para mí era reconocimiento de ti ya no tiene tanta seguridad en mi concepción de ti, el temor a perderte se refleja en la inseguridad de entender eso que ya no reconozco en ti. Los celos de uno hacen evidente el rompimiento de los dos, ya no es mía, porque puede ser de otro.

Curiosamente, en el momento que lo reconocemos, difícilmente podemos desligarnos de la persona amada, y lo único que hacemos es volver a pedir (re-pedir) lo que nunca podrá darnos.

Lo que nos puede llegar a pensar

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