Feminicidio: Violencia escudada bajo el título de amor

Feminicidio: Violencia escudada bajo el título de amor

El feminicidio o asesinato de mujeres no es fenómeno reciente. Sin embargo, en la actualidad es frecuente que a diario aparezcan en las noticias casos de mujeres que han sido víctimas de maltratos en donde en muchas ocasiones se les ha arrebatado el derecho a la vida.

Los medios de comunicación se refieren a este tipo de ataques como “crímenes pasionales” efectuados por hombres con diversos problemas psicológicos, restándole importancia a la gran influencia del medio social en la formación de hombres con posturas machistas quienes ven a las mujeres como su “posesión”. En efecto, estas mujeres terminan representando la reafirmación de la masculinidad de estos feminicidas.

De acuerdo con el Registro de víctimas de feminicidio y tentativa del PNCVFS del MIMP, en el 2011 se registraron un total de 159 casos a escala nacional, de los cuales el 58% (93 casos) corresponden a feminicidio y el42% (66 casos), a sus tentativas. Conforme a dicho registro, la relación de pareja es el espacio donde ocurre este delito; así, el principal agresor/victimario fue la pareja sentimental de la víctima (52%), pero si se incluye a la ex pareja, este porcentaje se eleva al 73% En este contexto, podemos preguntarnos: ¿Por qué se tiene que justificar el maltrato hacia la mujer como un símbolo de “Pseudo amor”?

La violencia hacia la mujer no es un problema exclusivo de un sistema político o económico, se da en todas las sociedades del mundo sin hacer algún tipo de distinción. En este punto, se podría decir que la mujer dentro de la sociedad ha sido posicionada como un ser inferior ante el género masculino y que a causa de ello debe de soportarlo todo en este supuesto “amor”.

Por ello, en el presente ensayo se busca abordar la latente problemática en la que se ha posicionado el feminicidio dentro de nuestra sociedad y cómo la mujer puede confundir la violencia con un signo o señal de aparente amor, pues día con día ha cobrado más vidas de mujeres que se ven atrapadas dentro de un marco de obsesión del cual no pueden librarse fácilmente, ya que creer no poder alejarse de sus victimarios a los cuales aducen “amar”.

En consecuencia, podríamos decir que la violencia hacia la mujer se justifica por medio de cuatro razones fundamentales como: la desigualdad de género, el patriarcado, los celos y la misoginia.

DESIGUALDAD DE GÉNERO

El feminicidio tanto en nuestro país como en todo el mundo se manifiesta en diversos grados, pues todas las mujeres vivimos formas de violencia de género en el curso de nuestras vidas, y muchas vivimos además, violencia de clase, racista, religiosa, judicial, jurídica, política o cultural. Por tanto, es preciso afirmar que muchas mujeres vivimos formas de violación de nuestros derechos humanos derivadas de la subalternidad social y la subordinación política de género que nos abarcan como género, la violencia es una de ellas. Es por ello que consideramos adecuado explicar bajo este marco la realidad del feminicidio.

Lagarde (2005) sostiene que «el feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales conformadas por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres […] todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres». Ya que tal y como afirma Ana Belén Puñal (2008), «No hay crímenes pasionales. Nadie mata por amor. Lo que hay detrás es una situación de poder».

El feminicidio es el homicidio por razones de género, respaldado en relaciones de poder, desigualdad y subordinación, se presenta en todas nuestras sociedades sin distinción de clase, etnia, cultura. Es así que, mediante la violencia de género se ejerce en un marco estratégico en donde el agresor utiliza el maltrato, psicológico o en combinación con golpes y palizas, para eliminar y dominar a otro ser humano donde su finalidad es la posesión por sometimiento

Existen, al menos, dos tipos de feminicidas. Por un lado están los que asesinan a las mujeres en vida, eliminan lentamente su identidad, descomponen su fisonomía golpe tras golpe y dejan graves recuerdos en su memoria. Dejándolas vivir después habiendo arruinado el interior de cada una de ellas.

El otro tipo es el que la asesina hasta la muerte es decir busca matarlas lentamente bajo tortura. La aíslan, la humillan, la someten y luego las matan. El 85% de los asesinatos de mujeres por esposos, parejas o ex parejas tiene lugar en procesos de separación o divorcio. Las asesinan en un espacio donde las víctimas se encuentran totalmente indefensas construyendo para ellas una especie de cárcel, probablemente, desde la relación de noviazgo. Sin embargo, la mayoría de mujeres no realizan denuncias legales en contra de sus agresores ya que tienen tan baja la autoestima que no se sienten capaces de ir contra de sus victimarios y, cuando lo hacen, demasiadas veces no encuentran la seguridad que la sociedad, a través de medidas políticas eficaces, les debe.

Queda claro que la violencia de género está presente en todos los estratos socioeconómicos, en todos los tramos de edad y es independiente

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