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Guía De Estudio


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  1.410 Palabras (6 Páginas)  •  220 Visitas

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Tanto Baudrillard (El sistema de los objetos), como Lipovetsky (La felicidad paradójica) trabajan la línea conceptual de la vigencia de la sociedad de consumo y las relaciones sujeto-objeto en el refuerzo de las conductas consumistas. Para ello, es importante recordar el rol que cumple la mercancía como satisfactor de necesidades y deseos (nunca satisfechos en su totalidad), pero también como algo que cobra vida, nos desplaza y se convierte en la parte activa de la relación social, dando lugar al sistema de los objetos. Nuestro comportamiento, a partir de esta argumentación, orientado por las cosas, logra que los anhelos, afectos e intereses se depositen en los objetos; indiferencia, agresión y olvido quedan para los sujetos. Hablando específicamente de Baudrillard, la relación sujeto-objeto se diversifica en las ideas del modelo y la serie, la dinámica sociopsicológica y la estética mercantil como forma de atender más a la función secundaria del objeto y desatender la función primaria: su valor de uso.

Se construye una dinámica sociopsicológica que induce a la identidad a través del consumo, se da la personalización del objeto, la capacidad de decisión se constriñe a la aparente exigencia individual (“cuando compro siempre exijo lo mejor”); el encadenamiento de conductas provocadas por la necesidad de consumir nos conduce a identificar el ser con el tener, a la integración social sin reflexión, a la aceptación del tipo de sociedad (concebida como natural e inalterable) y a pensar que el motor de la identidad es el consumo. Aunado a esto encontramos que la sociedad tiene la capacidad de producir incesantemente las mercancías que necesitamos, y las que no necesitamos, para poder vivir; la diferencia marginal, el déficit técnico y de estilo son poderosos elementos que aseguran que el “deseo de consumir” no se agote, garantizan las condiciones de reproducción de la sociedad contemporánea y sostienen la diferenciación social.

2. El trabajo y la estética mercantil

En la sociedad contemporánea se abandona la idea del ahorro, se desdibuja el significado de la ética del trabajo como forma de alcanzar mayores niveles de bienestar; pasamos de la figura del trabajador a la del consumidor, se llega a la estética del consumo que implica cambios en el comportamiento y en la identidad de los sujetos. El modo de educar a las personas es inducirlos a creer y convencerse de la libertad de elección, la identidad que se genera (confundida como otro bien de consumo), el papel del mercado en el proceso de compraventa de mercancías y a los procesos de estratificación y segregación social; las ansias de consumir son interminables porque el deseo sólo desea el deseo (diría otro autor que ya hemos leído: Zygmunt Bauman).

Baudrillard y Lipovetsky (La felicidad paradójica), por su parte, también le asignan un papel a la estética mercantil mediante la idea de la distancia entre el modelo y la serie, la diferencia marginal, los déficits técnicos y de estilo, lo efímero de su presencia en el mundo contemporáneo y el imperativo industrial de lo nuevo, donde el mercado se apropia del individuo.

Lipovetsky (el imperio de lo efímero) nos habla de la manera en que la sociedad genera un refuerzo esencial para que el sujeto no deje de consumir. Para este autor, lo esencial es reconocer que el proceso de consumo forma parte de la lógica social y no puede considerarse como una actividad donde unos manipulan la conciencia de otros. En este sentido, la renovación puntual y cotidiana del consumo es posible gracias a la obsolescencia, la diversificación y la seducción de los objetos.

3. El hiperconsumo: el placer como fin último y la cultura reducida a una mercancía

Con el planteamiento de Lipovetsky se cierra el ciclo de las formas de comportamiento del sujeto inmerso en una sociedad de consumo y con las características de control que revisamos en el primer tema del curso. Los conceptos centrales de la lectura radican en el desarrollo de la civilización del deseo y el consumo experiencial, cuyas características van desde la estimulación perpetua de la demanda hasta los cambios en las aspiraciones y las conductas de las personas; el hedonismo del sujeto, es decir la búsqueda del placer y la supresión del dolor como la razón de ser del individuo. En el texto se habla de tres fases (desde finales del siglo XIX, pasando por todo el siglo XX y lo que llevamos del presente siglo) en el

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