HISTORIA DE LA PSICOLOGIA
Enviado por ivanziin.1409 • 12 de Febrero de 2014 • 11.023 Palabras (45 Páginas) • 244 Visitas
LA PSICOLOGÍA COMO CIENCIA.
La Psicología es la ciencia de la conducta y de los procesos mentales. La palabra clave
en esta definición es ciencia. Aunque los psicólogos comparten el interés de todos
nosotros por la conducta y por los procesos mentales invisibles que la moldean, aplican el
método científico cuando buscan respuestas a sus preguntas. Recogen datos mediante
observaciones meticulosas y sistemáticas; para explicar lo que han observado formulan
teorías; hacen nuevas predicciones basándose en ellas; después prueban
sistemáticamente sus predicciones mediante más observaciones y experimentos para
determinar si son correctos. En conclusión, como cualquier otro científico recurren al
método científico para describir, entender, predecir y, finalmente, obtener cierto grado de
control sobre lo que estudian.
Pongamos, por ejemplo, la cuestión de la agresión en varones y mujeres. Algunos
piensan que, por naturaleza, los varones son más agresivos. Otros sostienen que se trata
de un mero estereotipo o, por lo menos, que no siempre es así. ¿Cómo abordarán los
psicólogos este problema? Primero, querrán saber si realmente difieren en la conducta
agresiva. En varios estudios de investigación se ha abordado el tema, y la evidencia
parece ser concluyente: los varones se comportan más agresivamente, en especial
cuando se trata de la agresión física (Eagly y Sreffen, 1986; Wright, 1994). Quizá las
niñas y las mujeres hagan comentarios ofensivos o griten, pero los niños y los hombres
tienden más a pelear. Después de demostrar que se dan diferencias sexuales en la
agresión física y de describirlas, el siguiente paso consistirá en explicarlas. Hay varias
opciones. Los psicofisiólogos seguramente atribuirán las diferencias a la genética o a la
química orgánica; los psicólogos del desarrollo podrían concentrarse en cómo se le ha
enseñado al niño a conducirse “como hombre” o “como mujer”; los psicólogos sociales
explicarán las diferencias en función de las restricciones culturales contra la agresión por
parte de la mujer.
Las explicaciones anteriores se formulan como una teoría sobre las causas de las
diferencias sexuales en la agresión; cada una trata de extraer unos cuantos principios de
un gran acervo de hechos. Y cada una nos permite proponer varias hipótesis nuevas, o
predicciones, sobre el fenómeno en cuestión, en este caso sobre la conducta agresiva.
Por ejemplo, si las diferencias de género se deben a que los varones tienen mayor
concentración de la hormona masculina testosterona que las mujeres, predeciremos que
los hombres muy violentos presentarán niveles más altos que los que normalmente no
son violentos. Si las diferencias sexuales en la agresión provienen de la educación
temprana, podremos predecir que habrá menos diferencias en las familias en que los
padres no hacen mucho hincapié en ellas. Por último, si las diferencias sexuales reflejan
las restricciones culturales en contra de la agresión por parte de las mujeres,
predeciremos que, al eliminar o reducir las prohibiciones, se observará un mayor nivel de
agresividad entre las mujeres.
Las predicciones o hipótesis anteriores pueden probarse mediante la investigación,
y los resultados indicarán si una teoría explica más satisfactoriamente que otra los hechos
conocidos y predice mejor otros nuevos. Si la evidencia de la investigación corrobora una
o más de las teorías, podríamos controlar la conducta agresiva más de lo que era posible
antes. Por ejemplo, si las personas con mayores concentraciones de testosterona son
más agresivas, en teoría podríamos aminorar su agresividad disminuyendo el nivel global
de testosterona en su organismo.
Ciencia frente a no-ciencia.
Nuestra exposición sobre las diferencias sexuales en la agresión ayuda a ejemplificar en
qué se distingue la psicología de las explicaciones no científicas de la conducta humana.
Por ejemplo, el sentido común es un conjunto de suposiciones culturales no comprobadas
y de afirmaciones que abarcan prácticamente cualquier situación. Sostiene, entre otras
cosas, que los “polos opuestos se atraen”. En realidad, la investigación ha demostrado
que las personas se sienten atraídas a aquellas que se parecen a ellas en las
características que juzgan importantes: aspecto físico, estatus social o sentido del humor.
Según el sentido común, las personas muy inteligentes son inadaptadas sociales y
excéntricas. En cambio, la investigación revela que tienden a ser estables, populares y
bien adaptadas. Como veremos más adelante, estos y otros resultados de la investigación
psicológica contradicen a menudo el “sentido común”.
La filosofía y la religión se ocupan de cuestiones tan importantes como la ética, los
valores humanos, la estética y la naturaleza de la vida, temas que no se resuelven con la
investigación, sino que más bien caen dentro del ámbito de la fe o de la lógica. Los
psicólogos no intentan competir con la filosofía o con la religión ni reemplazarlas.
Procuran describir el pensamiento y la conducta del hombre.
Pero no cae dentro de su ámbito lo concerniente a lo correcto e incorrecto, ni el
bien y el mal y tampoco los juicios de valor.
La astrología, la quiromancia, el arte adivinatorio y otras áreas se presentan a sí mismas
como “ciencias”, pero ni sus prácticas ni sus teorías se basan en la evidencia y en la
investigación. Más bien se trata de seudo ciencias (o imitación de la ciencia). Por ejemplo,
no se cuenta con pruebas aportadas por la psicología o la astronomía de que el
movimiento de las estrellas influya en la conducta humana (Nelly y Saklofske, 1994). No
obstante, los psicólogos deberían interesarse en averiguar por qué algunas personas
creen en la astrología y otras no, y cómo la lectura de un horóscopo influye en las
actitudes y en la conducta. Por ejemplo, un psicólogo podría presentar a un grupo de
personas varios horóscopos- uno que les diga que este mes conocerán a la persona
correcta y el otro que les diga que conocerán a la persona inadecuada- y observar
después cómo describen una cita con un desconocido. El psicólogo se propone investigar
el poder de la persuasión y no la influencia del movimiento de las estrellas.
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