Historia Sin Objeto
Enviado por hectorpereyraf • 18 de Mayo de 2014 • 793 Palabras (4 Páginas) • 349 Visitas
Historia sin objeto
La determinación del objeto es una tarea que bajado Opacamente. Hace ya un tiempo que no se rumorea más sobre el fin de la historia; el fin de siglo el fin de milenio llegó a su fin de la historia con su fin de las ideologías. Como la tesis sobre el fin de la historia salió un sentido específico, en ese específico sentido fue contradecida. El sentido era claro: el fin de victoria significaba que en la vida política de los pueblos ninguna configuración estatal podía ir más allá de la democracia parlamentaria, nada nuevo puede ocurrir. La tesis no se refería el objeto de la historia sino los procesos sociopolíticos que se están dando. Pero este es el objeto nunca había estado en cuestión.
Más allá de la disputa ideológica se puede pensar otros sentidos para la tesis; el fin de la historia puede comprenderse como el fin del hegemonía de la categoría historia, ya no es la única disciplina. También puede comprenderse como el fin de ser el centro en la racionalidad política; incluso puede comprenderse como el fin de la personalidad de la categoría historia como condición fundamente del discurso histórico. Pensar que la historia no tenga objeto, no quiere decir que no se busque cual es el objeto.
Cuando las evidencias del pasado no alcanzan aparece la respuesta Standard: no es problema para los historiadores, sino de los epistemológicos y filósofos. Más grave que las simplificaciones del periodismo son las simplificaciones de los filósofos que para su definición no toma en cuenta la práctica de los historiadores profesionales, sino que toma en cuenta los vagos recuerdos juveniles de los libros de historia.
Según la respuesta Standard la disciplina tiene su objeto y esta afirmación esta asegurada por la práctica de los propios historiadores, que no tienen ninguna duda. Se ve que existe aunque no se ven que consiste el objeto de la historia por eso ante la pregunta de cuál es el objeto de la historia la respuesta que genera una mezcla de fastidio y silencio vemos un abandono profesional del problema del objeto del discurso histórico. La evidencia de la práctica sustituye a la reflexión teórica. Para quien la habita es evidente pero para quien lo que habita y sospechosa, secreta y sucede junto otras con otras cosas.
Para los historiadores es una consistencia evidente pero su concepto no pueden transmitirlo ni enunciado porque no pueden definir el objeto. Si el abandono del problema formal del objeto le ha dado lugar a las respuestas de hechos referidas a las rutinas profesionales se abren dos posibilidades: por un lado, es posible que la serie de principios que organizaban la auto representación de la disciplina hayan sido abandonados en las prácticas y por otro lado la disciplina no ha llegado a una madurez tal para definir su principios. Está dos posibilidades no son alternativas sino solidarias. Una disciplina va evolucionando si su principios
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