Inteligencia Emocional
Enviado por cl3m3n • 14 de Julio de 2013 • 639 Palabras (3 Páginas) • 281 Visitas
A consideración mía a Fernando y Laura les hace falta desarrollar facilitación o asimilación emocional misma que implica la habilidad para tener en cuenta los sentimientos cuando se utiliza la razón o solución de problemas.
La comprensión emocional juega un papel muy importante, ésta implica la habilidad con que se cuenta para desglosar el amplio repertorio de emociones, etiquetarlas, reconocerlas y agrupar los sentimientos.
Los sentimientos fluyen en los adolescentes con una fuerza y una variabilidad extraordinarias. La adolescencia es la edad de los grandes ánimos y de los grandes desánimos, de los grandes ideales y de los grandes escepticismos. Una etapa en la que emerge quizá una imagen propia inflexible y contradictoria, con frecuentes dudas y largas y difíciles batallas interiores.
Muchos experimentan, por ejemplo, una amarga sensación de rebeldía por no poder controlar sus propios sentimientos. Se sienten tristes y desalentados, o incluso resentidos y culpables, quizá porque son demasiado perfeccionistas e inquisitivos, y quieren verlo todo con una claridad que la vida no siempre puede dar. Quieren entrar en su vida afectiva con mucho ímpetu, y pretenden salir luego de ella seguros e inamovibles, con todas sus ideas como en letra de molde, como aquellas viejas planas de caligrafía de los primeros años del colegio, limpias y sin la menor tachadura. Y al chocar con la complejidad de sus propios sentimientos, se encuentran como inundados por una tristeza grande, y pueden sentir incluso ganas de llorar, y si les preguntas por qué están así, es fácil que respondan desolados: no lo sé.
A esa edad hay muchas cosas que ordenar dentro de uno mismo. Hay quizá muchos proyectos y, con los proyectos, desilusiones e inseguridades. Y no hay siempre una lógica y un orden claros en su cabeza. Se mezclan muchos sentimientos que pugnan por salir a la superficie. Las preocupaciones de la jornada, la rumiación de recuerdos pasados que resultan agradables o dolorosos, y que quizá estén deformados en un ambiente interior enrarecido, todo eso confluye en su mente cada día como en una torrentera, mezclando las aspiraciones más profundas del espíritu con los impulsos más bajos del cuerpo.
Y en medio de esa amalgama de sentimientos, algunos de ellos opuestos entre sí, va cristalizando el estilo emocional del adolescente. Día a día irá consolidando un modo propio de abordar los problemas afectivos, una manera de interpretarlos que tendrá su sello personal, y que con el tiempo constituirá una parte muy importante de su carácter.
Percibir el deber como una obligación coactiva es uno de los errores más graves que acechan el proceso de su desarrollo emocional. Por eso, debe comprender pronto que actuar conforme al deber es algo que nos perfecciona; que si aceptamos nuestro deber como una voz amiga, acabaremos asumiéndolo de modo gustoso y cordial.
Y descubrimos
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