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Inventarios De Personalidad


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  5.002 Palabras (21 Páginas)  •  344 Visitas

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INTRODUCCION

El trastorno por dolor pertenece al grupo de los trastornos somatomorfos, que son aquellos trastornos en los que la presencia de síntomas físicos sugieren una enfermedad médica. Dichos síntomas no se explican completamente por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental.

Según el DSM-IV-TR estos trastornos son:

1. Trastorno de somatización, caracterizado por múltiples síntomas físicos, que empiezan antes de los 30 años, persiste durante varios años y obliga a la búsqueda de atención médica o provoca un deterioro significativo social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

2. Trastorno de conversión, en el que se producen uno o más síntomas o déficit que afectan las funciones motoras voluntarias o sensoriales y que sugieren una enfermedad neurológica o médica.

3. Hipocondría, donde predomina la preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.

4. Trastorno dismórfico corporal, en el que existe una preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico y cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del individuo es excesiva.

5. Trastorno por dolor, del que tratara la presente monografía.

6. Trastorno somatomorfo indiferenciado.

7. Trastorno somatomorfo no especificado.

La clasificación CIE-10 define los trastornos somatomorfos como aquellos trastornos en los que la presentación repetitiva de síntomas físicos se acompaña de demandas persistentes de investigación médica.

TRASTORNO POR DOLOR

PRIMERA PARTE

1. HISTORIA

El trastorno por dolor ha recibido otras denominaciones a lo largo de la historia, como trastorno de dolor somatomorfo, trastorno de dolor psicógeno, trastorno idiopático de dolor o trastorno atípico de dolor. La CIE-10 lo denomina dolor somatomorfo persistente.

Las civilizaciones antiguas registraron en tablas de piedra relatos del dolor y de los tratamientos usados: presión, calor, agua y sol. Los humanos primitivos relacionaban el dolor al diablo, la magia y los demonios. El alivio del dolor era la responsabilidad de los brujos, chamanes, sacerdotes y sacerdotisas que usaban hierbas, ritos y ceremonias como tratamientos.

Los Griegos y los Romanos fueron los primeros en anticipar la teoría de la sensación, la idea de que el cerebro y el sistema nervioso tienen un papel en producir la percepción del dolor. Pero no fue hasta la Edad Media y hasta dentro del Renacimiento, en los siglos 1400 y 1500, que la evidencia en apoyo de estas teorías comenzó a acumularse. Leonardo da Vinci y sus contemporáneos llegaron a creer que el cerebro era el órgano central responsable por la sensación. Da Vinci también desarrolló la idea de que la médula espinal transmite sensaciones al cerebro.

En los siglos 17 y 18, el estudio del cuerpo y los sentidos continuó siendo una fuente de asombro para los filósofos del mundo. En 1664, el filósofo francés René Descartes describió lo que hasta la fecha aún se conoce como "vía del dolor." Descartes ilustró cómo partículas de fuego, en contacto con el pie, viajan al cerebro y comparó la sensación de dolor con el sonido de una campana.

En el siglo 19, el dolor fue a habitar en una nueva morada, las ciencias, allanando el camino para los avances en la terapia del dolor. Los científicos médicos descubrieron que el opio, la morfina, la codeína y la cocaína podían usarse para tratar el dolor. Estos medicamentos llevaron al desarrollo de la aspirina, hasta hoy el analgésico usado más comúnmente. En breve, se refinó la anestesia general y regional y se aplicó durante cirugía.

"No tiene más futuro que sí mismo," escribió la poetisa Americana del siglo 19 Emily Dickinson hablando del dolor. A medida que se desarrolla el siglo 21, sin embargo, los avances en la investigación sobre el dolor están creando un futuro menos sombrío que el descrito en el verso de Dickinson, un futuro que comprende un mejor entendimiento del dolor, junto con tratamientos muy mejorados para mantenerlo controlado.

2. EL DOLOR

El dolor es una experiencia perceptiva de gran complejidad, resultado de un gran número de factores: biológicos, psicológicos y sociales.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como: Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con daño tisular real o potencial o descrito en términos de tal daño.

Es útil distinguir entre dos tipos básicos de dolor, agudo y crónico, porque tienen grandes diferencias.

• El dolor agudo, mayormente es consecuencia de una enfermedad, inflamación, o lesión tisular. Este tipo de dolor generalmente aparece abruptamente, por ejemplo, luego de un trauma o una operación, y muchos pueden acompañarse por ansiedad o angustia emocional. La causa del dolor agudo generalmente puede diagnosticarse y tratarse, siendo el dolor autolimitante, o sea que está confinado a un período de tiempo y gravedad dado. En algunas instancias raras, puede convertirse en crónico.

• El dolor crónico se considera ampliamente como el representante mismo de la enfermedad. Puede empeorar mucho debido a factores ambientales y psicológicos. El dolor crónico persiste durante un período de tiempo más largo que el dolor agudo y resiste la mayoría de los tratamientos médicos. Puede causar problemas graves para los pacientes, y a menudo lo hace.

De una forma didáctica Melzack y Casey (1968) describieron el dolor como una experiencia tridimensional:

1. Sensorial-discriminativa: Esta dimensión sería la parte más periférica de la percepción dolorosa, lo que los fisiólogos denominarían la entrada sensorial.

2. Motivacional-afectiva: Incluye el procesamiento de la información a un nivel intermedio, en el troncoencéfalo, a través de interconexiones entre los sistemas reticular y límbico; implicaría comportamientos de acercamiento o alejamiento a las situaciones relacionadas con el dolor.

3. Cognitivo-evaluativa: Hace referencia a la integración superior del dolor a nivel cortical, influenciada por factores atencionales, experiencias previas, tipos de pensamiento y creencias.

En resumen podríamos decir que el dolor está determinado por factores sensoriales, motivacionales y cognitivos, y que la modificación de dichos factores influyen en cómo se vivencia el dolor.

3. EVALUACIÓN DEL DOLOR

El dolor, ya sea agudo o crónico, es una experiencia perceptiva que además de la intensidad del estímulo nocivo se ve afectado por las distintas estructuras

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