LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL.

 LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL
PIEDRAS ANGULARES DE LA REALIDAD SOCIAL

Searle expone que hay hechos en el mundo que son objetivos los cuales están a merced del acuerdo humano es decir estos tienen existencia solo porque creemos que existen.

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“Pienso en hechos tales como que yo soy un ciudadano de los Estados Unidos, que el pedazo de papel que hay en mi bolsillo es un billete de cinco dólares, que mi hija menor se casó el 14 de diciembre, que soy propietario de una propiedad inmobiliaria en Berkeley y que los Gigantes de Nueva York ganaron en 1991 la Supercopa. Esos hechos contrastan con hechos tales como que el Everest tiene nieve y hielo cerca de su cúspide o que los átomos de hidrógeno tienen un electrón, hechos que son completamente independientes de cualquier opinión humana.” (Pág. 21)

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Explicando este ejemplo citado en el texto podemos decir que el mundo estriba en una mezcla de hechos brutos y hechos institucionales. La distinción entre ambos tiene que ver con la opinión e intervención humana; los hechos brutos suceden de manera independiente a la intervención humana, mientras que los hechos institucionales dependen del acuerdo humano, es decir, de las instituciones humanas.

Hechos brutos

Los que existen al margen de su representación lingüística

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Hechos institucionales

Son producto de algún acto de habla, de alguna convención comunicativa en el marco de una determinada institución. (Por ejemplo, un nombramiento, un matrimonio, una promesa, etc.).

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Ahora bien, es claro que este mundo, tal como lo observamos, se vuelve, para nosotros en la vida cotidiana, invisible y obvio. Esa invisibilidad que tanto facilita la cotidianidad complejiza el entendimiento y estudio del mundo. De esta manera llegamos a confundir de una manera natural la ontología simple con la compleja ya que la realidad social es un cruce de hechos institucionales creados por nosotros para satisfacer algún propósito.

Junto a la conciencia aparece la intencionalidad. Aunque, no toda intencionalidad es consciente y no toda conciencia es intencional. Sin importar que no haya un vínculo necesario entre ser consiente aquí y ahora y ser un estado intencional en un momento dado existe una conexión importante entre ambas cosas. “Un estado intencional inconsciente tiene que ser en principio accesible a la consciencia.” (Pág. 26).

Entonces, somos seres conscientes y anhelantes, que vivimos en un mundo en el que abundan los hechos sociales e institucionales y, por lo tanto, somos responsables de la creación de nuestra realidad.

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La objetividad y nuestra visión contemporánea del mundo

Los seres humanos siempre han tenido un instinto de constante descubrimiento y con la intención de enriquecer su visión frente al mundo, acostumbran a realizar distinciones. Una de estas, altamente importante es la distinción entre lo que consideramos objetivo y subjetivo.

La distinción misma es, desde el punto de vista epistemológico, una distinción subjetiva en tanto es una distinción de grado. Epistémicamente hablando, esta distinción se realiza mediante el predicado de juicios. Por ejemplo, (“Rembrandt es mejor artista que Rubens”. En este sentido de subjetivo, contrastamos esos juicios subjetivos con juicios objetivos tales como: “Rembrandt vivió en Ámsterdam en el transcurso del año 1632”). (Pág. 27). Este último es un juicio objetivo pues basta con mirar algunos documentos que certifican dicha fecha. Lo epistemológico tiene que ver con el método y la comprobación.

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Podemos encontrar juicios epistémicamente subjetivos sobre entidades que son ontológicamente objetivas (El Everest es precioso), subjetivos en los dos sentidos (El sabor de la Pepsi es mejor que el de la Coca-Cola), objetivos en ambos sentidos (Rembrandt vivió en 1632) y epistémicamente objetivos pero ontológicamente subjetivos (ahora tengo dolor de brazo).

Hasta aquí tenemos dos cosas claras:

1.        El mundo se compone de hechos institucionales y de hechos brutos.

2.        Dichos hechos se distinguen de manera epistémica y ontológica de forma objetiva y subjetiva.

Al hablar de un objeto su forma y composición son intrínsecas. También se dice con verdad que el objeto es, por ejemplo: un destornillador. Pero este rasgo, a pesar de ser verdadero es relativo al usuario. Esto quiere decir, que el observador tiene una determinada finalidad o propósito con respecto al objeto observado, y lo que Searle nos propone respecto al objeto es:

1.        La existencia del objeto físico que está frente a mí no depende de la actitud que tengamos frente a él.

2.        Posee rasgos intrínsecos y relativos al observador.

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