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LIC. PSICOLOGIA


Enviado por   •  14 de Abril de 2015  •  1.481 Palabras (6 Páginas)  •  166 Visitas

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Donald Wood Winnicott

Nació en Plymouth, Inglaterra, en 1886 en el seno de una familia de clase media. Médico de profesión, se analizó con el Dr. James Strachey (traductor oficial al inglés de las obras completas de Freud).

En 1934 finaliza su formación analítica de adultos y al año siguiente como analista de niños. Teniendo como referencia a Melanie Klein, realizó un extenso trabajo analítico con una de sus seguidoras más importantes, Joan Rivière.

Ligado a la corriente existencialista diverge de las dos grandes corrientes ortodoxas de la época (Kleiniana y Annafreudiana), coordinando el llamado Middle group que postulaba que las potencialidades del individuo se actualizan cuando chocan con la realidad, hablando de impulso vital primario y no pulsional. El lenguaje de Winnicott es poético y metafórico, y su modo de acercarse a los pacientes es seguro pero en absoluto culpabilizador hacia el paciente ni hacia sus padres (en el caso de los niños).

Señala que no existen dos casos iguales alejándose así de la ortodoxia de la corriente vienesa y de la kleiniana. La creación del paciente, que es el objeto transicional, es lo verdaderamente importante. Winnicott habla de Psicoanálisis “a pedido”, realizando a veces, sesiones poco frecuentes e irregulares con tiempo específico según lo veía necesario, “los límites son tan poco definidos que me es difícil precisar en eso”. Para él definir un psicoanálisis va en función de la formación del analista.

Las aportaciones esenciales de D.W.Winnicott son el “Desarrollo temprano”, los “Fenómenos transicionales”, la “Preocupación por el otro (o culpa auténtica) y la reparación”, la “Teoría de la enfermedad” y la Tª de la cura”.

Para Winnicott el bebé humano no existe desde el principio, los primeros meses son como un período de gestación extrauterina. La no integración de la madre (hay que hablar de no integración y no de desintegración) no es ansiógena si la madre la ubica bien. Hay que habilitar el cuerpo (Holding) y se deberá dar el reconocimiento del objeto a través del pecho.

Sin el medio materno no habría bebé (esto hace referencia a su término “dependencia absoluta”), después se producirá una “dependencia relativa” y finalmente una “independencia” que a lo largo de la vida nunca llegará a ser total.

En una tendencia al desarrollo psíquico y al crecimiento físico, si se encuentran unas condiciones óptimas (ambiente adecuado), se llegará a la integración. Winnicott habla de una madre “suficientemente buena”, que cubra las necesidades yoicas e instintivas del bebé.

Las necesidades yoicas (del ego) tienen un movimiento centrífugo (de lo innato a lo que el bebé llega a ser a través de un ambiente adecuado (Holding). Se debe producir en un inicio un ambiente que mantenga la ilusión de omnipotencia (si cuando el bebé tiene hambre la madre le da el pecho se produce lo que Freud llamó “la ilusión”. Winnicott la llama “amparo” o “devoción” (mantener al bebé resguardado y cubrir todas sus necesidades haciendo empatía con él).

Las necesidades instintivas (libidinales y agresivas), por otro lado, no están ligadas a ningún principio de muerte (postura kleiniana). Al principio son crueles sin el propósito de serlo, la pulsión exige la descarga a través de una necesidad específica (por ejemplo, morder el pezón). Cuando hablamos de necesidades agresivas nos referimos a aquellas que derivan de la actividad muscular primaria.

Winnicott habla de una “esquizofrenia transitoria de la madre” para referirse al momento en que esta lo deja todo para atender plenamente al niño (vida personal, trabajo, etc.). Devoción maternal que vendrá sostenida a través del padre.

En este período se produce una dependencia absoluta en la que, como comentábamos anteriormente, la madre debe “ilusionar” al bebé. Mientras que tras este período la madre deberá “desilusionar” al pequeño (dependencia relativa), retirándose paulatinamente por su propia curación de su “locura transitoria”. La madre ve que es necesario para el niño y asume que es “imposible no fallar”.

Para que el niño logre separarse se tiene que dar la cualidad de permanencia del objeto (proyección e identificación). Para que el objeto sea usado tiene que ser real.

Aproximadamente entre los cuatro-seis meses y los ocho-doce meses, existe un “espacio transicional” en el que confluyen gradualmente la “ilusión” y la “desilusión”. La madre se aleja pero se vuelve a acercar (si se aleja por un período de tiempo superior al que el niño puede tolerar, no se producirá una estructuración del yo).

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