La Inteligencia Emocional

La Inteligencia

Actualmente se han empleado muchos términos para definir la inteligencia, reflejando los particulares puntos de vista de diferentes psicólogos, considerada como una habilidad básica que influye en el desempeño en las tareas de índole cognoscitiva. Por tanto una persona “inteligente” hace un buen trabajo al resolver problemas, explicarlos y proponer acertijos. La evidencia a favor de esta posición proviene de diversos estudios, los cuales han motivado el hecho que algunos psicólogos como: Spearman, Binet y Thorndike (citados en Sánchez, 1985), la definen como una capacidad de adoptar y sostener una actitud mental o atención para la adaptación apropiada a fin de lograr un propósito. Otros señalan la medida en que se puede observar, advertir y extraer dos o más ideas.

En tal sentido, para Piaget (1970), la inteligencia permite conocer la realidad, saber a qué atenerse para ajustar el comportamiento al medio y cumplir una función adaptativa que facilite vivir y sobrevivir. Así muchos autores basan la inteligencia en la medición del coeficiente intelectual que abarca el raciocinio lógico, las habilidades matemáticas y las habilidades espaciales. Sin embargo, estudios recientes revelan que otros tipos de inteligencias, entre ellas la inteligencia emocional, son las principales responsables por el éxito o fracaso de los estudiantes, profesionales, jefes, líderes y padres.

Clasificación de la Inteligencia

Muchos autores, tales como Spearman y Thunstone (citados en Sánchez, ob.cit), han empleado nuevos términos para clasificar la inteligencia humana de acuerdo con los puntos de vista particulares de diferentes psicólogos. Entre estas concepciones, es importante mencionar las propuestas por Spearman quien plantea que la inteligencia va a estar determinada por dos (2) clases de factores:

1. Factor G: el cual incluye lo que se conoce como “inteligencia general del ser humano” y varía de un individuo a otro. Sin embargo, está presente en toda la conducta intelectual de cada persona. Un individuo que posea un factor G elevado, tendería a ser eficiente en forma semejante en las distintas actividades mentales.

2. Factor E (específico): es característico de un tipo dado de actividad y puede ser totalmente diferente a aquellos que funcionan en otras situaciones. Estos factores varían de un individuo a otro y dentro del mismo, de acuerdo con las habilidades que exijan con la teoría inmediata.

Por otra parte, Thunstone (citado en Sánchez, ob.cit), afirma que la inteligencia humana consta de siete (7) habilidades mentales primarias:

1. Facilidad numérica: la cual incluye comprensión del sistema numérico y rapidez al calcular.

2. Fluidez verbal: referido a la facilidad en el uso y comprensión del lenguaje.

3. Visualización del espacio: considerada como la capacidad de pensar sobre las relaciones entre objetos colocados en un espacio de dos o tres dimensiones.

4. Memoria: es la capacidad de recordar y reconocer nombres, números, palabras e ideas.

5. Rapidez perceptiva: ésta se determina mediante la habilidad con la que se realizan tareas. Así también como extraer un elemento particular, entre un grupo de elementos semejantes.

6. Razonamiento verbal: basado en la capacidad para aplicar principios y la lógica del silogismo.

7. Inducción: se entiende como la capacidad de examinar una serie de hechos o datos y extraer el principio que las relacionan o integran.

En este orden de ideas Guilford (citado en Sánchez, ob.cit), defensor del concepto de habilidades cognoscitivas múltiples, opina que existen tres (3) dimensiones del intelecto, cada una con distintas categorías:

1. Operaciones mentales o procesos del pensamiento con seis categorías (cognición, pensamiento convergente, pensamiento divergente, evaluación, registro de memoria inmediata y retención de memoria a largo plazo)

2. Contenidos u objetos, con cinco variables (visuales, auditivas, significados verbales, simbólicos y comportamiento)

3. Productos o resultados del pensamiento (unidades, clases, relaciones, sistemas, transformaciones e implicaciones)

Al respecto, Gardner (citado en Enciclopedia General de la Educación, ob.cit), sugiere que se han propuesto teorías de inteligencias múltiples, según las cuales existen al menos siete (7) clases de inteligencias: lingüística, musical - espacial, lógico - matemática, corporal - cinestésica, interpersonal (comprensión de los demás) e intrapersonal (comprensión de uno mismo).

Para Garner (ob.cit), los diversos tipos de inteligencia se han fundamentado en habilidades separadas. Hecho que puede ilustrarse, en pruebas de que el daño cerebral a menudo interfiere con el funcionamiento de un área, como el lenguaje. Así como también, en la observación de que es común que la gente sobresalga en alguna de esas siete áreas.

Entre otros estudios realizados, surge una nueva concepción acerca de la inteligencia, la denominada “inteligencia emocional” término usado por primera vez en 1990 por los psicólogos; Mayer y Salovery (citado en Shapiro, ob.cit), quienes consideran que existen cuatro componentes básicos esenciales que al ser alimentados por la experiencia, permiten desarrollar capacidades específicas y aumentar la inteligencia de manera significativa. Porque cada uno de estos componentes expresan capacidades, que al combinarse originan la inteligencia emocional. Los mismos se organizan por jerarquía, en la cual cada nivel superior, va a incorporar y desarrollar la capacidad de los inferiores. Entre ellos se encuentran:

1. Capacidad de valorar y expresar emociones con precisión.

2. Capacidad de poder experimentar o de generar a voluntad determinados sentimientos, que facilitan el entendimiento personal y de otros.

3. Capacidad de comprender las emociones y el conocimiento derivada de ellas.

4. Capacidad de regular las emociones para fomentar el crecimiento emocional e intelectual, (Shapiro, ob.cit).

Posteriormente, Goleman en 1995 publicó el libro “inteligencia emocional”, el cual se popularizó en las instituciones educativas y laborales. Dicha concepción fue puesta en práctica en la crianza de los niños y se extendió al ámbito empresarial y a las relaciones interpersonales. Ahora bien, Goleman (ob.cit), observa resultados significativos, ya que no sólo es una forma fácil de autoayuda, también es una disciplina avalada por distintos profesionales dedicados a obtener una nueva forma de canalizar las exigencias de la vida.

En este sentido, plantea que, la inteligencia emocional es usar de manera inteligente

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