La Sexualidad En La Adolescencia
JENAGOR11 de Noviembre de 2012
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La sexualidad en la adolescencia
El período de la adolescencia comprende una franja de edad entre los 12 y los 19 años. Durante esta etapa de la vida, el adolescente debe hacer frente a cambios como el desarrollo físico, adquisición de la independencia de los padres y de habilidades para relacionarse con sus compañeros, y la capacidad para afrontar responsabilidades sociales e individuales. Ante todo ello, el adolescente toma a veces una actitud aparentemente sofisticada, aunque en la mayoría de los casos, lo que verdaderamente está escondiendo son buenas dosis de ansiedad y confusión.
A la hora de tratar sobre la sexualidad del adolescente, existen ciertos
Puntos a tener en cuenta:
1) La autoimagen que cada uno tiene de su cuerpo, muy relacionada con la forma en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos.
2)
3) Aprendizaje del propio cuerpo (respuestas y necesidades sexuales y sensuales) . Aparecen cambios hormonales que se reflejan en reacciones físicas (hay que explicar a los chicos por qué se producen sus poluciones nocturnas, y a las chicas, que las descargas de flujo vaginal vienen determinadas por la influencia del nivel de estrógenos) . La inspección física propia y la autoexploración forman parte de un ensayo para las posteriores relaciones interpersonales.
4) La formación de la personalidad, manejando las expectativas de rol de género y adquiriendo seguridad con la propia sexualidad. Debe tenerse en cuenta que al principio –en la primera mitad de la adolescencia- la conducta sexual está más motivada por una búsqueda de la aceptación de los compañeros que propiamente por un interés sexual.
5) Aprendizaje sobre las relaciones románticas, que incluye saber intimar, saber negociar y adquirir compromisos sexuales. En una primera etapa, se empieza por el aprendizaje de habilidades sociales para ir en grupo, hasta que posteriormente se van haciendo más serias las relaciones entre dos individuos. En general, para el varón el sexo es una forma de conquista; y para la mujer, una manera de obtener afecto, atención e intimidad. En las etapas media y final se aprenden otras reglas del juego: cómo comunicarse o hacer entender los gustos propios; todo ello de vital importancia para la expresión de los sentimientos sexuales futuros.
6) Establecer los propios valores sexuales. En este contexto, los valores familiares, los religiosos y los de los amigos juegan un importante papel en la ecuación global.
A medida que el adolescente se independiza, adquiere más importancia su relación con los iguales. Las presiones del grupo de edad varían según la colectividad social a la que pertenezca, siendo a veces un reflejo de las subculturas étnicas y económicas que aparecen en el seno de una comunidad. Las decisiones que cada adolescente adopte en lo sexual son un reflejo de su disposición psicológica, valores personales, razonamiento moral, temor a las consecuencias negativas y grado de interés por participar en aventuras y amores románticos. Los adolescentes que practican el coito dan más valor a la independencia personal, tienen más lazos con los amigos, y son más proclives que otros compañeros de otros grupos al alcohol y a las drogas, así como a la militancia política. En algunos grupos de adolescentes perduran todavía ideas como que el varón ha de tomar la iniciativa, y se considera con un punto de vista negativo que sea la mujer quien lo haga, colocándole algunas etiquetas negativas absurdas cuando es ella la que da el primer paso.
En general, la falta de información y el desconcierto en materia de sexualidad durante la adolescencia, tarde o temprano acabarán derivando en problemas sexuales.
6) Las fantasías: los sueños y fantasías sexuales aparecen durante la adolescencia, y son un elemento auxiliar de la masturbación. La fantasía cumple varios cometidos: realza el placer de la actividad sexual, puede sustituir una experiencia real pero inasequible, origina excitación o provoca orgasmo; y constituye un ensayo mental con vistas a ulteriores relaciones sexuales. Es un medio de experimentación sin riesgos que servirá también durante el estado adulto.
Investigaciones
Los adultos esperan que los jóvenes, en esa fase que todos debemos pasar entre la niñez y el estado adulto, actúen con sensatez en todas las facetas, incluyendo su comportamiento sexual. Quizá por eso la mayoría de los padres, al margen de sus convicciones sexuales propias, se muestran poco tolerantes con sus hijos en lo referente a las relaciones prematrimoniales. En este sentido, una investigación ha demostrado que los jóvenes que tienen más vínculo materno mantienen unas actitudes y un comportamiento más afines con la madre.
Kinsey y Col (1953) destacan que el 82 % de los muchachos adolescentes se había masturbado hasta alcanzar el orgasmo, pero sólo el 20 % de chicas lo había hecho. A día de hoy, el índice de chicas adolescentes que se masturba ha ido aumentando, aunque sigue habiendo más proporción de varones.
La masturbación tiene diversas funciones: alivio de la tensión sexual, mejora de la autoconfianza en el desempeño sexual, el dominio de los impulsos sexuales, la mitigación de la soledad, y una válvula de escape a la tensión y el estrés generales.
Los mismos autores definen las caricias como el contacto físico entre varones y mujeres con miras a lograr la excitación erótica, sin llegar a realizar el coito. Otros autores definen el petting como todo lo que sea tocamiento o manoseo sexual “de cintura para abajo” , y necking a todas las demás caricias sexuales.
Según los estudios de Kinsey, a los 15 años el 39 % de las chicas y el 57 % de los chicos han pasado la experiencia del petting, a los 18 el porcentaje es superior al 80 % en ambos sexos. Solamente el 21 % de los chicos y el 15 % de las chicas se acariciaban hasta el orgasmo antes de los 19 años.
Parece ser que el consumo de drogas ilegales tiene una relación con la experiencia sexual: experimentan más sexualmente los adolescentes que toman alguna sustancia que, por ejemplo, aquellos que no fuman marihuana ni drogas similares. No obstante, a pesar de que la experimentación con drogas y alcohol se asocia a la experimentación sexual, faltan todavía datos que puedan corroborar una incidencia directa.
En cuanto al sexo buco genital, un 53% de los chicos y un 42 % de chicas lo han practicado, siendo para algunos adolescentes una alternativa al coito que les ofrece la posibilidad de permanecer vírgenes y disfrutar de la sexualidad. Algunas mujeres lo practican meramente para satisfacer a su pareja y por deseo de ellos. En el caso de los varones, el motivo es más porque puede ser una forma de conseguir otros placeres sexuales.
En lo referente al coito, durante la adolescencia, éste puede ser fuente de goce, intimidad y satisfacción o, por el contrario, originar inquietud, desengaño y culpa. Los varones de raza negra en USA son más activos a edades más tempranas que sus homólogos blancos.
Los adolescentes que mantuvieron relaciones sexuales para experimentar podían pasar más tiempo sin relaciones que los que tuvieron una relación estable. Kolodny habla de “no vírgenes quejosos” para 3 grupos: aquellos que están frustrados porque su primera relación no fue como esperaban, los que padecen trastornos sexuales que les ha impedido gozar, y los que en un principio gozan pero luego pierden motivación cuando ven en su pareja una deseo puramente sexual.
Sorenson (1973) determinó que el 5 % de chicos entre los 13 y los 15 años, (y el 17 % entre los 16 y los 19) conocieron algún tipo de experiencia homosexual; y que como mínimo el 6 % de las chicas tuvo algún contacto lésbico. Hass (1979) sitúa estas cifras en el 11 % de las chicas y el 14 % en varones, aunque alega que posiblemente los porcentajes sean mayores.
El adolescente que se inquieta ante la idea de ser homosexual reacciona de diversas formas: evitar toda relación con individuos del mismo sexo, tratando de reforzar su identidad heterosexual saliendo con chicas y entregándose a contactos heterosexuales; otros evitan toda circunstancia sexual. Otros, se tienen por bisexuales y estiman que su homosexualidad es una etapa transitoria. Otros, directamente piden ayuda a un profesional.
La evolución psicosexual no es fácil para un adolescente que se identifica como homosexual. Las relaciones son a menudo intermitentes y secretas durante años de la adolescencia, y la participación en el estilo homosexual se pospone hasta los últimos años de la adolescencia o los primeros de la segunda década de vida. Los que se deciden por una identidad abiertamente homosexual han de enfrentarse a una hostilidad y homofobia por parte de los chicos de su edad.
Un estudio sobre los efectos de la actividad sexual a corto plazo muestran: que las relaciones sexuales no conducen habitualmente a cambios pronunciados en la estructura social y psicológica del chico o chica.
Hay efectos más significativos en actitudes y comportamientos académicos en varones de raza blanca que en chicas de la misma raza. La participación sexual en edad temprana genera actitudes más positivas hacia el sexo en todo los grupos raciales.
La consecuencia biológica más peligrosa que existe en la adolescencia es el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Aun así, hay pocas pruebas de que la información sobre el SIDA haya comportado un cambio sustancial en la conducta del adolescente. En USA
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