Max Neef et al.
Enviado por areliuga • 5 de Mayo de 2015 • Tesis • 3.433 Palabras (14 Páginas) • 449 Visitas
Capítulo 5. Max Neef et al. Una teoría de las necesidades humanas para el
desarrollo.
Este capítulo, junto con el de Doyal y Gough (#6), forman el tercer bloque conceptual de
capítulos que postulan las necesidades humanas como elemento constitutivo del eje de
florecimiento humano (EFH) sin fundamentar su planteamiento en una reflexión sobre la
esencia humana. En este mismo grupo se ubica, conceptualmente, el planteamiento de los
impulsos-valores de Maccoby, que fue incluido en el Capítulo 4, y por tanto en el
segundo bloque por su fuerte asociación con Fromm, pero que no fundamenta su visión en
una reflexión sobre la esencia humana.
Max Neef et al. parecen haberse apoyado en Marx y en Maslow (únicos autores a los que
hacen referencia), por lo cual el lector no encontrará grandes saltos con los capítulos
precedentes. Se trata de una obra sumamente creativa e imaginativa cuyo defecto principal
son la falta de fundamentos explícitos. Sus aportaciones son múltiples, pero la más notable
es la definición de múltiples espacios analíticos, en particular la distinción (que como
veremos no siempre funciona bien) entre bienes y satisfactores. Manfred Max Neef,
Antimonio Elizalde y Martin Hopenhayn son, además, los únicos autores latinoamericanos
analizados en la Primera Parte de la tesis.
5.1 Concepción de las necesidades, los satisfactores y los bienes. Postulados básicos.
En la segunda parte de su “libro”, denominada “Desarrollo y necesidades humanas”,
Manfred Max-Neef et al.1 indican que los aportes que presentan en esta parte apuntan “a
hacer entendible y operativa una teoría de las necesidades humanas para el desarrollo”.
Estos aportes comienzan con los siguientes postulados:2
1. El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos. Este lo consideran el
postulado básico del “Desarrollo a escala humana”, la propuesta central de su obra.
El postulado genera las siguientes preguntas y respuestas: “¿Cómo puede
establecerse que un determinado proceso de desarrollo es mejor que otro?”.
Rechazan los indicadores del crecimiento cuantitativo de los objetos, como el PIB,
y señalan que se necesita un indicador del crecimiento cualitativo de las personas.
“¿Cuál podría ser?” Contestan apuntando que “el mejor proceso de desarrollo será
aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas”, la que a su vez
“dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer
adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales”. Por último, preguntan
dos cuestiones, la segunda de las cuales dejan sin contestar; “¿Cuáles son las
1 Manfred Max Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, con la colaboración de Felipe Herrera, Hugo
Zemelman, Jorge Jatobá y Luis Weinstein, Desarrollo a escala humana. Una opción para el futuro,
Development Dialogue, Número especial, 1986, Cepaur y Fundación Dag Hammarskjöld, Santiago de Chile y
Uppsala, Suecia. Escribo “libro” entre comillas porque como aprecia el lector se trata de un número especial
de una revista. Al parecer la versión en inglés del mismo número fue publicada hasta 1989.
2 Los autores no presentan la mayor parte de lo que sigue como postulados explícitos. Sin embargo, dado que
el texto tiene una estructura poco sistemática, me ha parecido necesario, para los fines presentes, ordenar el
material siguiendo otra lógica aunque respetando rigurosamente las ideas de Max Neef et al.
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necesidades humanas fundamentales?” (cuya respuesta veremos más adelante) y
“¿Quién decide cuáles son?”.
2. Es indispensable distinguir entre necesidades y satisfactores. Por ejemplo,
alimentación y abrigo no deben considerarse como necesidades, sino como
satisfactores de la necesidad fundamental de subsistencia. Del mismo modo, la
educación (ya sea formal e informal), el estudio, la investigación, la estimulación
precoz y la meditación, son satisfactores de la necesidad de entendimiento. La
creencia tradicional que las necesidades humanas tienden a ser infinitas; que están
constantemente cambiando; que varían de una cultura a otra, y que son diferentes en
cada período histórico, son incorrectas, puesto que son producto de un error
conceptual... (que consiste en no explicitar) la diferencia fundamental entre lo que
son propiamente necesidades y lo que son satisfactores de esas necesidades (pp.25-
26).
3. La persona es un ser de necesidades múltiples e interdependientes que funcionan
como sistema. Las necesidades deben entenderse como un sistema en que las
mismas se interrelacionan e interactúan. Simultaneidades, complementariedades y
compensaciones (trade-offs) son característicos de la dinámica del proceso de
satisfacción de las necesidades. (p.26).
4. Existe un umbral presistema en cada necesidad. Aunque entre las necesidades no
cabe establecer linearidades jerárquicas, es preciso reconocer un umbral presistema,
para cada necesidad, por debajo del cual la urgencia por satisfacerla llega a
asumir características de urgencia absoluta. El caso de la subsistencia es el más
claro. Cuando esa necesidad está infra-satisfecha, toda otra necesidad queda
bloqueada y prevalece un único impulso. Pero el caso es igualmente pertinente para
otras necesidades: la ausencia total de afecto o la pérdida de identidad, puede llevar
a las personas incluso a la auto aniquilación (p.50).3
5. Las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas y clasificables y son las
mismas en todas las culturas y en todos los periodos históricos.
6. Las necesidades patentizan la tensión constante de los seres humanos entre
carencia y potencia. Las necesidades revelan el ser de la persona de la manera más
apremiante: como carencia y potencialidad. Concebir las necesidades tan sólo como
carencia implica restringir su espectro a lo puramente fisiológico, que es
precisamente el ámbito en que una necesidad asume con mayor fuerza y claridad la
sensación de falta de algo. “En la medida en que las necesidades comprometen,
motivan y movilizan a las personas, son también potencialidad y, más aún, pueden
llegar a ser recursos. La necesidad de participar es potencial de participación, tal
como la necesidad de afecto es potencial de afecto”. “Así entendidas, las
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