Miedo a los finales

MIEDO A LOS FINALES

En el imaginario popular, la figura del docente está muy devaluada. No es necesario emprender aquí que fué primero, si el árbol o el bosque, sino cómo se empodera el oficio de enseñar. Sin volver a recorrer el extremo histórico desde donde proviene, autoritario, verticalista, etc.

Como el/la docente aprende lo que debe enseñar. De cómo el docente es evaluado para aprender a evaluar.

Históricamente, este ritual educativo de ser examinado podía durar hasta tres días en China. Encerrados en una celda, sólo con papel y tinta, etc. Podría no existir, como circula que sucedía en Roma. Puede ser cuestionada su necesidad o no.

Pese a la devaluación que se describe al principio, los criterios de evaluación, tan antiguos como vigentes, se sostienen en el ejercicio de ese pequeño gran poder, de decidir sobre el otro. En este caso hablando del evaluador, claro. El evaluado, en general, estará nuevamente en una situación asimétrica, un poco más intensa que durante la cual aprendía.

Si el rol requiere de ser considerado profesión, por ejemplo, precisa de componer una oratoria que luego utilizará en el aula, frente a un auditorio más amable, por cierto.

El rol requiere de evaluar y porque no, decidir cómo incidir sobre el futuro inmediato de ese niño o niña. De allí la gran responsabilidad de encarar estos procesos con la actitud descrita.

Pequeños Tips:

Deponer las armas: aunque sea momentáneamente, se debe dejar uno seducir por la materia o seducirla. Apuntar hacia sus fortalezas, ser compasivos con sus debilidades. Si además la materia va a ser fundamental a la hora de ejercer, aconsejaría enamorarse.

Aprender a hacer resúmenes. Para que cumplan su cometido, deben ser sintéticos, valga la redundancia. Esto deviene de leer y releer una cantidad estimada desde una página, como mínimo. Con estas dos veces, a la tercera ocasión, podría fácilmente reducir a un renglón, un extenso párrafo, por ejemplo. Podría hacer un resumen del resumen, luego. Para consolidar los aspectos más relevantes, jerarquizando la información incorporada; no para desechar lo complementario, pero sí para desarrollar ese hilo conductor que va de unidad a unidad, lo que compone todo el contenido que se va a exponer , la “mochila” con respuestas.

Hay quienes estudian con silencio absoluto, no hablan, toman nota mientras leen, no las toman...un estilo. Un estilo que es preciso enmarcar, delimitar, definir. Una conceptualización de cómo se posiciona unx frente al escrutinio de quién evaluará sus conocimientos. 

No es menor el historial ....psicogenético. La sensibilidad que opera sobre si la figura de la autoridad, más allá o a través, del perfil del examinador ( que a su vez se ha construido un marco desde el que se posiciona para…) . La estima que se pone en juego, la autoexigencia, la tensión. Se piensa, decididamente, que una persona que teme a los finales, teme ser evaluado en otros o todos los aspectos de su vida. Que operan allí los rasgos de figuras parentales que enseñaron primero, sus modos y expectativas, etc. Hay quienes observan una presión que puede conducir al fracaso dónde otros ven una oportunidad o simplemente, un paso más.

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