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Milton Erickson


Enviado por   •  14 de Julio de 2014  •  2.839 Palabras (12 Páginas)  •  523 Visitas

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Milton H. Erickson ha sido reconocido como la principal autoridad mundial en hipnoterapia y en psicoterapia estratégica breve. Fue una de las personalidades psicoterapéuticas más creadoras, sagaces e ingeniosas de todos los tiempos. Se lo llamó "el más grande comunicador mundial" y "el máximo psicoterapeuta del siglo". No es exagerado afirmar que la historia demostrará que su contribución a la práctica de la psicoterapia breve corre pareja con la contribución de Freud a la teoría de la psicoterapia.

Erickson hizo su licenciatura en psicología y su doctorado en medicina en la Universidad de Wisconsin. Entre otros antecedentes profesionales, mencionemos que fue presidente de la Sociedad Norteamericara de Hipnosis Clínica, director fundador de su Fundación de Educación e Investigaciones, director fundador de American Journal of Clinical Hypnosis, profesor asociado de psiquiatría en la Universidad Estadual de Wayne (Facultad de Medicina), miembro vitalicio de la Asociación Psicológica Norteamericana y de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana. Es autor de más de 140 artículos científicos, en su mayoría sobre el tema de la hipnosis, y coautor de diversos libros, entre ellos Hypnotic Experience: Therapeutic Approaches to Altered States [Experiencia hipnótica: enfoques terapéuticos de los estados de conciencia alterada], Hypnotherapy: An Exploratory Casebook [Hipnoterapia: casuística exploratoria], Hypnotic Realities [Realidades hipnóticas], Practical Applications of Medical and Dental Hypnosis [Aplicaciones prácticas de la hipnosis en medicina y odontología], y Time Distortion in Hypnosis [Distorsión del tiempo en la hipnosis]. Hay además otros libros, en prensa o en preparación, que se ocupan de él.

Con relación al enfoque profesional de Erickson, importa destacar que si bien creó muchos métodos permisivos novedosos de hipnosis terapéutica, se mostró muy renuente a formular una teoría. No postulaba ninguna teoría explícita de la personalidad, porque estaba firmemente convencido de que ello limitaría la psicoterapia y haría que los psicoterapeutas actuaran con mayor rigidez. Promovía la flexibilidad, la singularidad y la individualidad, como lo puso en claro en sus escritos y en su manera de vivir.

Erickson se radicó en Phoenix, estado de Arizona, en 1948, donde efectuó una intensa práctica privada, viajando con frecuencia a otros lugares del país para enseñar hipnoterapia. En sus últimos años, cuando ya no le fue posible trasladarse, acudieron allí estudiosos de todo el mundo para escucharlo y aprender su método. Ocupado como estaba con su trabajo, era a la vez un hombre de hogar orgulloso de su familia y dedicado a ella.

Erickson padeció gran número de problemas de salud en el curso de su vida adulta. Desde 1967 quedó confinado a una silla de ruedas por las secuelas de una poliomielitis anterior. Decía que la poliomielitis había sido su mejor maestro sobre la conducta y las potencialidades del ser humano. Tenía una falla en la visión cromática, pero le gustaba el púrpura y disfrutaba mucho rodeándose de objetos de ese color o cuando los recibía como regalos especiales.

Erickson fue un genio de la práctica de la psicoterapia, pero esas dotes eran eclipsadas por las que tenía para el arte de vivir. En la época de su vida en que se filmaron el grueso de las videocintas que integran este libro, sufría muchas dolencias físicas; los residuos de la polio y de un cúmulo de otros males le provocaban enormes dolores. Era prácticamente cuadripléjico, ya que apenas podía mover su brazo derecho y tenía un uso limitado del izquierdo, al par que sus piernas permanecían inmóviles. Además, sus labios estaban prácticamente paralizados, la lengua salida de sitio, y sólo tenía movimiento la mitad del diafragma. Súmese a ello que estaba imposibilitado de usar dientes postizos. Este hombre, cuya voz era su herramienta de trabajo y que se enorgullecía de su manejo del lenguaje, hablaba con dificultad, en voz baja y medida, y no era fácil entenderlo. Se tenía la impresión de que sopesaba el efecto que podía causar cada una de sus palabras.

A pesar de sus muchos padecimientos físicos y de que debía esforzarse para reejercitarse en tantas cosas, Erickson era, permanentemente, uno de los seres humanos más contentos de estar vivos que es dable encontrar. Casi todos los que lo conocieron quedaron impresionados por sus cualidades personales. Era brioso y muy sagaz. Sentado junto a él, uno sentía que allí había un individuo muy alerta al "aquí y ahora", al instante. Gozaba realmente de la vida y era un excelente modelo de "buena vida". Amable, compasivo, tomaba muy en cuenta a los demás; tenía una franca y deliciosa sonrisa, y a menudo reía a carcajadas. Su manera de reírse para sí cuando algo lo divertía era contagiosa.

También tenía una encantadora actitud de respetuoso asombro ante los otros. Era un individuo muy positivo, el tipo de persona que contempla las flores y pasa por alto las malas hierbas. Y alentaba a sus pacientes para que hicieran lo mismo. Lo complacían los cambios positivos de la gente; si alguien hacía uno de esos cambios, o cada vez que un paciente tenía una levitación del brazo (por más que fuera la milésima vez que Erickson lograba una levitación), se mostraba sumamente contento, asombrado y orgulloso de que su paciente la hubiera conseguido. En su mayor parte, ese sentimiento de goce y admiración era trasmitido en un plano no verbal, lo cual hacía difícil desestimarlo. Por lo demás, no se atribuía méritos personales por esos cambios positivos de sus pacientes o alumnos, comunicando más bien su satisfacción de que el sujeto se hubiera puesto en contacto con nuevas capacidades propias y con nuevas potencialidades vitales.

Erickson había nacido el 5 de diciembre de 1901, criándose en comunidades rurales de Nevada y Wisconsin. Formaba parte intrínseca de su vida una actitud propia de las personas oriundas de la campaña. Tenía visión de futuro, pero no era ambicioso.

Murió el 25 de marzo de 1980, de una infección aguda. Hasta el momento de su muerte estuvo activo y gozó relativamente de buena salud. En muchos de los relatos en que abundaban sus lecciones, solía hacer referencia al trabajo con pacientes que padecían dolores crónicos, explicando que luego de haberles aplicado su técnica esos sujetos habían llevado una vida activa, hasta que de pronto cayeron en coma y murieron tranquilos. De manera similar, él perdió repentinamente la conciencia el domingo 23 de marzo, permaneciendo dos días en estado semiconciente, hasta que el martes 25, rodeado de sus familiares, dio su último y pacífico suspiro. Hasta ese súbito colapso, tuvo el cabal propósito de continuar con su plan docente.

Durante gran parte de su vida profesional en

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