Orientaciones Sobre Lectoescritura
Enviado por terya • 11 de Diciembre de 2011 • 1.901 Palabras (8 Páginas) • 498 Visitas
La antropología es la ciencia que se ha dedicado al estudio del ser humano desde un punto de vista holístico, captando simultáneamente todos los aspectos que lo han formado y lo forman, y estudiando la manera en que todos esos aspectos interactúan y se relacionan entre sí.
Esta ciencia pretende producir conocimiento sobre el hombre en diversas etapas, siempre como parte de la sociedad, en este sentido estudia características físico-biológicas y socioculturales de las sociedades humanas.
El hecho de entender lo que es la antropología es bien importante, porque la concepción que tenemos de lo que es la persona no es algo que apareció de golpe, sino que es algo que se fue construyendo tomando en cuenta diferentes interpretaciones de culturas. Los seres humanos tenemos diferentes maneras de ver al mundo y de enfrentarlo, todo esto depende del lugar, la familia y las condiciones que nos toque vivir.
Ahora bien, en nuestra formación como docentes no podemos olvidar o dejar a un lado el estudio del ser humano, porque cualquier relación que tengamos con el mundo siempre la tendremos con seres humanos, por eso es importante conocerlo.
Por tanto, es necesario recuperar la visión humana en lo educativo, asegurando la interrelación entre la teoría y la práctica y fortaleciendo en el docente la capacidad de tomar decisiones de manera solidaria con el colectivo al que atendemos.
Como sabemos la antropología es la ciencia que se encarga de estudiar al ser humano en todas sus dimensiones: social, cultural y biológicamente. En este sentido puedo decir que el principal objeto de estudio de la antropología es el hombre, por lo que creo que debo empezar por tratar de dar una definición del mismo.
Desde tiempos antiguos diversos filósofos como Platón, Aristóteles y Pascal entre otros, concibieron al hombre como un ser racional con capacidad para pensar y expresarse.
Existen muchas ciencias como la biología, fisiología, medicina, psicología y la sociología entre otras que tratan de explicar la enorme complejidad del comportamiento humano pero el aumento progresivo de los conocimientos científicos y los numerosos estudios e investigaciones que se han hecho para pretender conocer la esencia del hombre, van acompañados cada vez más de una mayor incertidumbre respecto a lo que constituye el ser profundo y último del hombre. Puedo pensar que actualmente nos encontramos en la mayor crisis de identidad por la que el hombre ha pasado y en la que se pone en tela de juicio o se marginan muchos de los fundamentos seculares de la existencia humana.
Gevaert (2003) en su libro el problema del hombre cita unas palabras de Max Scheler que se pronunciaron hace más de medio siglo pero que según él no han perdido su vigencia en el día de hoy :
Tras una historia de ya más de diez mil años, estamos en una época en que, por primera vez, el hombre es para sí mismo un ser radical y universalmente «problemático». El hombre ya no sabe quién es y se da cuenta de que jamás lo llegará a saber. Sólo se volverá a tener juicios fundamentados si se hace tabula rasa de todas las tradiciones relacionadas con este problema y se contempla con el máximo rigor metodológico y con el más grande estupor a ese ser llamado hombre.
Este mismo autor nombra a Heidegger, el cual al hablar de la antropología de Kant, cita a Scheler:
Ninguna época ha logrado tantos y tan dispares conocimientos sobre el hombre como la nuestra… Y, sin embargo, ninguna otra época como la nuestra ha sabido tan poco sobre el hombre. Pues jamás ha sido el hombre tan problemático como ahora.
Creo que esta crisis de identidad y la incertidumbre de conocer como es realmente el ser humano, se debe a que nos hemos olvidado de cómo fuimos formados y de quien nos hizo. Como persona que fue criada bajo enseñanzas bíblicas y por la fe que profeso, creo en la Biblia como el manual de vida que Dios nos dejó y en donde podemos encontrar respuestas a muchas interrogantes de la vida. En este sentido, la biblia nos narra que cuando Dios creó todas las cosas, dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gen: 1:26). Si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y sabemos que Dios es un ser trino, es decir Dios está constituido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, así mismo los seres humanos estamos compuestos de un cuerpo, un alma y el espíritu, en este sentido somos imagen y semejanza de Dios.
Al decir que somos hechos a imagen y semejanza de Dios, creo entonces que tenemos parte de la naturaleza de Dios, de su esencia. En el arte de una pintura siempre descubriremos rasgos que reflejan la personalidad del pintor. Lo mismo pasa cuando nacemos, desde el mismo momento que nuestros padres y familiares nos ven por primera vez, comienzan a observarnos y a decir: Tiene los mismos ojos del padre, es igualito a su mamá y al ir creciendo también vamos adoptando actitudes y gestos similares a nuestros padres.
Pero, ¿cuáles son esos aspectos en que el hombre se manifiesta como una imagen de Dios? Nombraré algunos:
La dignidad de ser personas, no somos solamente algo, sino alguien. Somos las únicas criaturas de la tierra a las que Dios ha amado por lo que somos.
La inteligencia, podemos pensar y expresar nuestros pensamiento con palabras, los animales no pueden hacer eso. Podemos calcular, contar, nos distinguimos de los demás seres por la inteligencia, que es un reflejo de la inteligencia de Dios.
La libertad, tenemos el poder de elegir si hacer el bien o el mal, hacer lo que nos parezca, Dios nos concedió la facultad de elegir libremente. Los animales se gobiernan por instintos y las plantas se rigen por leyes que obedecen ciegamente.
Siendo Dios Dueño
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