Perversion Marques De Sade

I.- Postura clásica frente a la perversión.

En los Tres ensayos de una teoría sexual Freud nos habla sobre una distinción entre las inversiones y las perversiones. Esta diferencia se basa en la plasticidad del mecanismo pulsional y en su aptitud para prestarse a desviaciones respecto del fin y del objeto de las pulsiones. Las inversiones se refieren a desvíos en el objeto de la pulsión y las perversiones en una desviación en cuanto al fin.

Freud menciona que el proceso sexual perverso es parte del desarrollo normal de la sexualidad, en cuanto a la sexualidad infantil y su perversidad polimorfa, que llega a resurgir en la economía libidinal del sujeto adulto.

Una distinción entre neurosis y perversiones “la neurosis es, por así decirlo, el negativo de la perversión” (Freud 1979). Los síntomas neuróticos resultan siempre de cierta represión de los componentes pulsionales de la sexualidad.

El carácter sintomático de la neurosis representa: una conversión de pulsiones sexuales que deberían ser llamadas perversas (en el sentido amplio de la palabra) si pudieran, sin ser apartadas de la conciencia, encontrar una expresión en actos imaginarios o reales.

Freud define dos destinos pulsionales característicos del proceso perverso: el trastorno hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia.

La noción de modificación en cuanto al fin y en cuanto al objeto de la pulsión autoriza una generalización metapsicológica decisiva. A partir de esta generalización, para Freud comienza a verse la perspectiva de una estructura perversa,

Un mecanismo metapsicológico inaugural de la perversión, la renegacion de la realidad – con su incidencia respecto de la castración- y la escisión del yo como propiedad intrínseca del funcionamiento del aparato psíquico.

El desarrollo del complejo de Edipo se inicia cuando el niño le atribuye un pene a la madre, y descubre que el pene no es un bien común a todos los seres que se le parecen, las primeras reacciones provocadas por la falta de pene son negar esa falta y a pesar de todo creer ver un miembro. Ya sea que todavía es pequeño y crecerá o que ahí estuvo pero fue quitado, esto último concebido como castración. El niño se enfrenta al sentimiento de que podría ser castrado al igual que la madre lo fue, de ahí viene la angustia de castración la cual da origen a ciertas reacciones defensivas destinadas a neutralizarla.

Freud distingue 3 salidas posibles ante esta angustia de castración. Dos tipos de salida en que el sujeto no aceptara la castración sino bajo la reserva de transgredirla continuamente, y otra donde el sujeto aceptara la castración sometiéndose a ella de buen o mal grado, pero desplegando toda una nostalgia sintomática ante la pérdida soportada. En las primeras 2 salidas nos conduce a las perversiones y en a tercera a la nostalgia sintomática de los histéricos y los obsesivos.

Dos procesos defensivos característicos de la organización del funcionamiento perverso son la fijación (y la regresión) y la renegacion de la realidad, estos 2 mecanismos son respectivamente constitutivos de la homosexualidad y del fetichismo.

En el fetichismo existen dos formaciones psíquicas inconciliables entre si, por un lado el reconocer la ausencia de pene en la mujer, por el otro la renegacion de la realidad de este reconocimiento.

II. Reformulación teórica propia

Puedo decir que uno de los puntos importantes de la perversión es el desarrollo del complejo de Edipo del niño, esto debido a que es aquí cuando se enfrenta a la diferenciación de los sexos, es aceptar que la madre no tiene pene porque así es su naturaleza ya que se llega a negar esta falta de pene y creer que si está ahí, ya sea muy pequeño y que va a crecer con el tiempo o que lo tenía pero por alguna circunstancia le fue quitado, lo cual nos lleva a que el niño se

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