Perversion

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Ensayo

El goce perverso y el tercero cómplice: el secreto y el obrar.

Proximidad estructural de la psicosis y de las perversiones.

Transexualismo y sexo de los ángeles.

Jöel Dor

Materia: Psicopatología del niño y del Adolescente

Concepción de Perversión

Para el psicoanálisis la perversión ha sido un concepto controversial que ha puesto a discutir a diferentes autores. Freud, en su texto de tres ensayos de teoría sexual de 1905, la entiende como aquellas conductas sexuales diferentes al fin de la procreación que lleva a los seres humanos a obtener satisfacción. Para Lacan, la perversión es inherente a la sexualidad humana y de ella hace varias lecturas según va adquiriendo nuevos elementos conceptuales.

El goce perverso y el tercero cómplice: El secreto y el obrar.

Retomando un poco vemos que él perverso regula su conducta sobre la realización de sus deseos, de sus apetitos, sin consideración por lo que se puede llamar el sentimiento de la dignidad individual y el respeto del otro, u por carencia de estos elementos moderadores habituales En la realidad, el sentido moral no existe ciertamente como tal.

Los perversos albergan aspectos favorables para la metamorfosis del orden de los valores más fundamentales, donde su legislación inaugural se esfuerza por asegurar y desarrollarse de manera óptima. En cuanto a lo correspondiente con la separación de la subversión del soborno, de modo que aparece una regulación entre el goce perverso y la aptitud de su sublimación.

Él perverso no se presenta con una acción evasiva de este goce, surge la mediación del tercero cómplice, mismo donde el goce perverso se da por dos circunstancias, una propiamente por el hecho de lograr la prevalencia de la ley de su deseo, como una única ley posible del deseo; y por otro lado, el reconocimiento del deseo del otro como una instancia que mediatiza el deseo de cada uno.

En tanto a esto el goce perverso surge como estrategia de conciliación como observamos, el cual tiene como interés esencial despertar la convicción en un tercero. Por ello vemos, que el perverso es de alguna manera conducido a plantear, en primera instancia, la ley del padre ( y la castración) como un límite existente, demostrando mejoría, aun siendo que no lo es ya que se puede asumir el riesgo de franquearlo, y es en este traspase cuando el perverso puede dar el beneficio de su goce.

La convocación a este tercero cómplice, se torna necesaria para sostener la asunción al goce perverso, que no es más que la reiteración metonímica de ese tercero inaugural que lo hizo nacer, con esto estamos haciendo referencia que, ese complemento es la madre. Tras el cual como ya se dijo anteriormente, el hecho de obrar del perverso, no puede asegurarse de su prima de goce por tanto sin tomar en cuenta a un tercero cómplice en la que su presencia y mirada son indispensables.

Partiendo de lo anterior vemos que el portador de la mirada del Otro

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