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Psicoanalisis. Actos fallidos


Enviado por   •  26 de Mayo de 2015  •  950 Palabras (4 Páginas)  •  308 Visitas

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Actos fallidos

Freud empieza la conferencia señalando que lo investigado hasta el momento sobre las operaciones fallidas –que son actos psíquicos que tienen sentido y que nacen por la interferencia de dos propósitos- es el primer resultado del psicoanálisis. Lo que ahora tiene que averiguar es la naturaleza de las dos intenciones diversas que se interfieren, pero principalmente el de la intención perturbadora.

Como bien señala el autor “las intenciones perturbadas no dan motivo a preguntas ulteriores, pero de las otras queremos saber, primero, qué clase de intenciones son esas que emergen como perturbadoras de otras y, segundo, cómo se comportan las perturbadoras con respecto a las perturbadas” (pg. 54). Tratando de dilucidar estas interrogantes señala que en el trastrabarse a) la intención perturbadora puede mantener un vínculo de contenido con la perturbada o, b) la intención perturbadora nada tiene que ver en su contenido con la perturbada.

Ejemplos del primer caso pueden verse fácilmente, como cuando se declara cerradala sesión. Aquí “la intención perturbadora expresa el opuesto de la perturbada; la operación fallida es la figuración del conflicto entre dos aspiraciones incompatibles” (pg. 55). En todos los casos, el trastrabarse proviene del contenido de la intención perturbada. Por otra parte, el segundo caso es para Freud mucho más oscuro e interesante. Si no tienen ninguna relación con la intención perturbada, “¿de dónde viene entonces y a qué se debe que se haga notable como perturbación precisamente en ese punto?” (pg. 56). La respuesta que nos da enseguida es que la perturbación proviene de una ilación de pensamientos que poco antes había ocupado previamente a la persona y que ahora se exteriorizaba.

Ahora bien, reconociendo que las clases de intenciones que se expresan perturbadoramente son de índole muy diversa, procede a separarlas en tres grupos. En el primer grupo están todos los casos en donde al hablante la tendencia perturbadora le es notoria y, además “la notó antes de trastrabarse” (pg. 57). En el segundo grupo pertenecen aquellos casos en los que el hablante también reconoce la tendencia perturbadora pero no supo “que estuvo activa en él justamente antes del desliz”. En el tercer grupo, el hablante niega y no reconoce la interpretación de la intención perturbadora; no sólo “impugna que se hubiera despertado en él antes del trastrabarse, sino que pretende aseverar que le es absolutamente extraña”. Esta desautorización hecha por el hablante no desestima para Freud la interpretación del acto fallido. Pero, ¿por qué no aceptar la respuesta y el desconocimiento de la intención del trastrabarse hecho por el mismo hablante?

Esta negación es debida a un miedo que esta supuesto en la interpretación de Freud: “la interpretación incluye el supuesto de que en el hablante pueden exteriorizarse intenciones de las que él mismo nada sabe, pero que yo puedo discernir por indicios” (pg. 57). Consecuentemente, para aplicar esta concepción

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