Psicoanàlisis. Inicios del psicoanalisis
Enviado por antonella9728 • 4 de Marzo de 2025 • Resumen • 22.453 Palabras (90 Páginas) • 27 Visitas
PSICOANALISIS I
RESUEMENES DE FINAL
INICIOS DEL PSICOANALISIS
La paciente de Breuer, muchacha de 21 años, desarrolló en el trayecto de su enfermedad (histeria) una serie de perturbaciones corporales y anímicas merecedoras de tomarse con seriedad; parálisis en las extremidades derechas, deficiencias de visión, incapacidad para beber, entre otras. También cabe destacar que contrajo esta enfermedad mientras cuidaba a su amado padre de una grave dolencia que lo llevo a la tumba.
Al presentar semejante cuadro patológico a un médico, y al corroborar este que no existe daño en sus órganos vitales, dirán que no es algo grave, y lo catalogaran que no es una afección orgánica del cerebro, sino el enigmático estado que desde los tiempos de la medicina griega se conoce como histeria y que es capaz de simular toda una serie de graves cuadros. Y podremos notar que su actitud al diferenciar que la paciente padece de histeria, difiere por completo con la conducta ante un enfermo orgánico (porque no es importante, o porque no tiene respuestas).
Breuer no incurrió en esta falta con su paciente: le brindó su simpatía e interés, aunque al comienzo no sabía cómo asistirla. Este noto que, en los estados de ausencia de la paciente, solía murmurar entre si algunas palabras que parecían provenir de unos nexos en que se ocupase su pensamiento. El medico la ponía en una suerte de hipnosis y le repetía estas palabras a fin de que lograra retomarlas, así, esta comenzó a reproducir ante el medico las creaciones psíquicas que la gobernaban durante las ausencias, eran fantasías que por lo común empezaban ante el lecho de su padre. No era posible sustraerse a la impresión de que la alteración psíquica exteriorizada en las ausencias era resultado del estímulo procedente de estas formaciones de fantasia, plenas de afecto en grado sumo. La paciente misma bautizó a este novedoso tratamiento como “chimney-sweeping” (“limpieza de chimenea”).
Mediante esta técnica podía obtenerse algo más que una eliminación pasajera de perturbaciones anímicas; también se conseguía hacer desaparecer los síntomas patológicos cuando en la hipnosis recordaba la ocasión y el asunto a raíz del cual esos síntomas se habían presentado por primera vez.
En estado de hipnosis, se puso a razonar acerca de su dama de compañía, a quien no amaba, y refirió con todos los signos del asco como había ido a su habitación, y ahí vio a su perrito, ese asqueroso animal, beber de un vaso. Tras dar todavía enérgica expresión a ese enojo, pidió de beber, tomo sin inhibición agua y despertó de la hipnosis con el vaso en los labios. Con ello la perturbación desaparecería para siempre.
Nadie hasta ese momento había eliminado un síntoma histérico por esa vía, ni penetrado tan hondo en la inteligencia de su causación. Era un descubrimiento de los más bastos alcances si se corroboraba en otros síntomas. Breuer se convenció de eso y paso a investigar planificadamente la patogénesis de los otros síntomas, más graves, descubriendo que casi todos estos también habían nacido como unos restos de vivencias plenas de afecto, luego llamados “traumas psíquicos”. A saber, la que dejaba como secuela al síntoma no siempre era una vivencia única; las más de las veces habían concurrido a ese efecto repetidos y numerosos traumas, a menudo muchísimos de un mismo tipo, y resultaba imposible avanzar hasta el primer trauma, que solía ser el más eficaz, saltando los sobrevenidos después.
Emmy Von N. = Cuando yo (Freud) empecé a aplicar este método de Breuer en mis pacientes, hice experiencias que coincidían en todo con las de él. Una dama de 40 años con un tic, un ruido de chasquido que ella producía de forma aleatoria. Tenía su origen en dos vivencias cuyo rasgo común era que se había propuesto no hacer ruido alguno, pero sin embargo rompió el silencio (al dormir a su hija, y al tratar de calmar a los caballos).
Nuestros enfermos de histeria padecen de REMINISENCIAS. Sus síntomas son restos y símbolos mnémicos de ciertas vivencias (traumáticas). Estamos en vías de obtener una teoría puramente psicológica de la histeria, en la que adjudicamos el primer rango a los procesos afectivos.
El estudio de los fenómenos hipnóticos nos había familiarizado con la concepción de que en un mismo individuo son posibles varios agrupamientos anímicos que pueden mantener bastante independencia recíproca, “no saber nada” unos de otros, y atraer hacia si alternativamente a la conciencia. En ocasiones se observan también casos espontáneos de esta índole, que se designan como de <<doble conciencia>>. Cuando, dada esa escisión de la personalidad, la conciencia permanece ligada de manera constante a uno de esos dos estados, se lo llama el estado anímico consciente, e inconsciente al divorciado de él. En los consabidos fenómenos de la llamada sugestión poshipnótica, en que una orden impartida durante la hipnosis se abre paso luego de manera imperiosa en el estado normal, se tiene un destacado arquetipo de los influjos que el estado consciente puede experimentar por obra del que pare él es inconsciente; y siguiendo este paradigma se logra ciertamente explicar las experiencias hechas en el caso de la histeria.
Cuando luego me aplique a continuar por mi cuenta las indagaciones iniciadas por Breuer, pronto llegue a otro punto de vista acerca de la Genesis de la disociación histérica (escisión de conciencia). Sobre todo, me animaba la necesidad práctica. El tratamiento catártico usado por Breuer requería poner al enfermo en un estado de hipnosis profunda, pues solo así hallaba este la noticia de aquellos nexos patógenos, noticia que le faltaba en su estado normal.
Ahora bien, la hipnosis pronto empezó a desagradarme, como un recurso tornadizo y por así decir místico; y cuando experimente que a pesar de mis esfuerzos solo podía hipnotizar a una fracción de mis pacientes, me oriente a trabajar con su estado normal (Freud también dejo de lado la hipnosis por otros motivos: el cansancio que generaba hipnotizar a sus pacientes, ya que este atendía casi toda la semana diferentes neuróticos; y, por otro lado, el estado de hipnosis encubre las resistencias a resolver)
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