Psicologia Del Mexicano

Psicología del mexicano: una forma crítica de mirarnos para transformarnos

Lic. Miguel Ángel Sahagún

Siempre es peligroso generalizar sobre las personas, no sólo porque toda generalización implica reducir la variedad a unos pocos rasgos o características que, a juicio de quien observa resultan ser las más importantes. Además, lo que decimos sobre las personas también puede contribuir a que actúen de acuerdo a ello, efecto curioso en el cual la forma de entender la realidad humana –desde la teoría hasta las explicaciones cotidianas– hace que tal realidad se ajuste a ésta. Sin embargo, Mauro Rodríguez y Patricia Ramírez logran sortear estos riesgos y nos ofrecen su segunda edición de “Psicología del mexicano en el trabajo”, un libro que lejos de oscurecer y estereotipar nos ofrece una visión de nosotros mismos a partir de nuestros orígenes como nación. Esta visión proporciona un lenguaje y una serie de conceptos para comprender por qué actuamos de tal o cual manera en contextos laborales.

La hipótesis central de los autores es que muchos de los problemas que enfrentan las organizaciones públicas y privadas en cuanto a productividad, se deben más a factores humanos que tecnológicos. Rodríguez y Ramírez afirman que tales conflictos encuentran su origen en las complejas interconexiones entre la historia y la psicología de las personas de una nación, y su impacto en el ámbito laboral. Esto quiere decir, en palabras de los autores, que “los patrones culturales se reflejan intensamente en el trabajo” (p. 99). De ahí que propongan que la psicología del mexicano es una de las bases más importantes para entender nuestro subdesarrollo.

Pero lo más importante y novedoso de la obra no está en los anteriores planteamientos, los cuales ya tienen más de dos décadas de tradición, desde el momento en que el despertar de oriente hizo caer en la cuenta a los empresarios y estudiosos de los fenómenos organizacionales, de la importancia que tiene la cultura en el éxito o en el fracaso económico que un país pueda alcanzar. Las aportaciones de los autores tienen que ver más con aquello que nos constituye como mexicanos: una profunda autodevaluación:

Cualquier europeo, estadounidense, canadiense o japonés que viene a México, al poco tiempo está liderando a los mexicanos. Por poner un ejemplo de actualidad, ¿no tendrá algo que ver con esto el éxito de Mc Donald’s en México? Nuestros tacos, tan variados y sazonados, no logran competir ni de lejos con dichos restaurantes (p. 56).

No sólo el malinchismo es consecuencia de tal autodevaluación: la envidia, el miedo, el influyentismo, el paternalismo, el abstencionismo y la susceptibilidad son formas de ser que se desprenden de esa pobre imagen que tenemos de nosotros mismos, que se puede sintetizar muy bien en el “no valgo” y por lo tanto, en la falta de confianza en lo que podemos lograr por nosotros mismos

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