Psicologia
Enviado por amba • 30 de Septiembre de 2013 • 1.788 Palabras (8 Páginas) • 258 Visitas
Orientación en el ámbito de la familia
Muchos padres sienten que las principales fuerzas que orientan a sus hijos, en sus creencias y comportamientos, se les han ido de las manos. No suelen confiar en los consejos que pueden leer sobre cómo educar a sus hijos, en otros casos no se fían de otros adultos con funciones educativas. Los padres se sienten aislados, educando en un mundo de valores muy cuestionables y de personas que no les dan confianza, con las que sienten que no pueden contar. Sus ideas serias sobre lo que es bueno para sus hijos están siendo minadas de manera constante por la sociedad. Muchos padres han llegado a un sentimiento de impotencia, de que no tienen la capacidad de dar forma a las influencias que recibe su hijo en su desarrollo. Para recuperar ese poder de educar los padres tienen que formar parte de esfuerzos colectivos por enseñar estándares intelectuales y morales elevados a toda la nueva generación. En ese proyecto los padres se van a encontrar con muchos aliados, personas y organizaciones de la comunidad, y un propósito de las cartas de jóvenes (entendidas como proceso) es ayudar a los padres a abrir líneas de comunicación y lograr muchas fuentes de apoyo. ¿Cómo pueden prever los padres las situaciones de riesgo, como la bebida entre los adolescentes? ¿Cómo evitar llegar a situaciones desgraciadas? No es sencillo encontrar la solución educativa a estos problemas en la práctica, pero sí es posible lograr un aucerdo básico, sobre el que seguir trabajando, en estos temas sensibles: las discusiones de la carta de jóvenes permiten a las familias identificar en qué áreas están de acuerdo, y qué cursos de acción pueden tomar ante problemas críticos, como la bebida entre los jóvenes: ¿qué es mejor hacer colectivamente? Cuando acuerdan comunicar unos estándares de comportamiento a los jóvenes (a sus hijos) y también a los padres de otros chicos, que a lo mejor no están participando en ese proceso, y acuerdan cómo hacer cumplir esos criterios, aunque queden otras decisiones a tomar por cada familia, por ejemplo: acuerdan qué hacer ante el problema de la bebida en la calle, pero respecto de beber en casa, cada padre decide lo que le parece mejor. Pueden también comunicar de manera pública que esperan de escuelas y otras organizaciones que sigan los mismos estándares, y se esfuercen por responder de la misma manera a los problemas. Cuando se alcanza un criterio común, se dejan de lado los desacuerdos y se logra una legitimidad mayor, más credibilidad cuanto más gente se apunta, y los padres sienten que tienen un control mayor sobre la vida de sus hijos, que se puede volver más segura y ellos están más confiados – aunque solo signifique un pequeño progreso, permite salir de esa incapacidad para educar-.
El autor trata a continuación temas de importancia en la educación familiar, sobre los que trabajar en el proceso de una carta de jóvenes: la importancia de los hábitos saludables para la formación del carácter de los hijos, los años de formación de hábitos, tareas y responsabilidades, disciplina y normas familiares, qué hacer cuando las cosas van mal (conflictos, separación o pérdidas). Empezando por los hábitos saludables – en el sentido de positivos-, se ha comprobado que “los jóvenes con talento – niños y adolescentes cuyos logros en las artes y las ciencias destacan sobre los de sus iguales- invariablemente han adquirido un fuerte sentido de la disciplina y el hábito. El desarrollo de los talentos es más fácil, escriben los autores expertos en el estudio de esta área, es más fácil para los adolescentes que han aprendido hábitos que conducen y cultivan el talento” (p. 65). – el autor meciona un libro de Csikszentmihalyi, Rathunde, Whalen “Talented teenagers: The roots of success and failure” (New York, Cambridge University Press, 1993)-. Son adolescentes capaces de trabajar más en sus tareas, son más persistentes. Estos hábitos se forman en la familia, desde la primera infancia. Y su capacidad de trabajar duro no bloquea su expresión creativa, sino que la aumenta. Hay dos obstáculos que pueden impedir a los padres educar los hábitos que construyen el carácter y la competencia de los chicos: la educación centrada en el niño, egocéntrica, que les impide ver las cosas desde otras perspectivas (sobre todo si es así desde pequeños), y la incertidumbre social sobre los criterios de comportamiento, la debilidad de la comunidad en cuanto carta para los jóvenes. Pero los padres tienen dos aliados para educar a los hijos en la competencia y el carácter: los niños nacen con un repertorio de disposiciones morales muy rico (que les inclina a llevarse bien con los demás, con un potencial prosocial), y su segundo aliado es el potencial de apoyo que se puede encontrar en una comunidad, porque aunque vivimos en una sociedad fragmentada, el aislamiento no es tan definitivo y hay mucha gente con un fuerte sentido de la comunidad. Las cartas de jóvenes pueden crear este sentido de comunidad para los padres, y les puede ayudar a evitar la educación equivocada, que pone el énfasis en exceso en las necesidades de los niños y no en sus talentos y capacidades morales. El niño está inicialmente centrado en sí mismo, y necesita una orientación de sus cuidadores para desarrollar su disposición moral natural.
Sobre esta primera consideración – creación de buenos hábitos, o recursos en nuestro modelo-, el autor estudia cuales son los principios con los que los padres pueden educar a sus hijos,
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