Psicologia
Enviado por • 4 de Noviembre de 2013 • 1.128 Palabras (5 Páginas) • 206 Visitas
NATURALEZA Y CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
UN INTENTO DE DEFINICIÓN
Angelo Papacchini
A pesar de las críticas y de las voces en contra, es innegable que en estas últimas décadas se ha incrementado de manera notable la adhesión y el respaldo a la teoría de los derechos humanos; y la Declaración universal de derechos, que se ha transformado en un punto de referencia obligado para cualquier discusión de carácter ético-político y en un paradigma para los valores humanos, aparece
llamada a llenar el vacío dejado por los códigos morales sustentados en una cosmovisión religiosa . Incluso en nuestro medio se ha venido consolidando la tendencia de la gente común a expresar su inconformidad y sus voces de protestas en el lenguaje de los derechos, lo que constituye sin duda una prueba de que este lenguaje ha logrado afianzarse en la conciencia colectiva. Los campesinos que sufren la violencia de la guerra, los indígenas sin tierra, los asalariados y obreros, los recicladores de basuras, los habitantes de los barrios marginados, todos ellos expresan sus protestas y reivindicaciones apelando al principio de la dignidad humana y del derecho a la vida, que consideran pisoteados de diferente manera por los actores de la violencia, por la desidia e ineficiencia del Estado, por la supervivencia de privilegios, etc. Por lo demás, el recurso a los derechos no se limita a los marginados o a quienes viven en condiciones de emergencia: es muy común que un ciudadano proteste por la demora de un trámite burocrático, alegando que algunos funcionarios públicos están violando y atropellando sus derechos fundamentales. Una prueba adicional de este arraigo de la teoría de los derechos lo constituye la proliferación de las acciones de tutela, expresión tangible de una nueva actitud ciudadana en quienes ya no están dispuestos a tolerar de manera pasiva injusticias y atropellos de sus derechos básicos.
Al mismo tiempo, es innegable también que la hegemonía creciente del discurso de los derechos humanos, en lugar de disminuir la ambigüedad de esta noción, la ha acrecentado: todos apelan a derechos, pero cada cual parece entender, a su manera, el sentido y el alcance de los mismos. La opinión pública asiste con
asombro al hecho frecuente de que quienes más apelan a la protección de sus derechos son precisamente los sujetos que más irrespetan la vida humana y los valores mínimos de convivencia; esa opinión también descubre que las instancias encargadas de velar por el respeto de los derechos básicos se transforman a menudo en una amenaza y en un factor adicional de violencia. Muchas veces el hombre desprevenido percibe que la apelación a los derechos no es nada más que una manera de encubrir intereses concretos y particulares con el manto sagrado de la dignidad humana. Por lo demás, la ambigüedad y la falta de claridad no se limitan a la conciencia común: con sus innumerables intentos de definición y con sus
igualmente variados criterios de clasificación, los tratados sobre derechos humanos parecerían acentuar, más que resolver, las preguntas sin respuestas, las dudas y las perplejidades del hombre de la calle acerca del sentido y alcance de sus derechos. Si existe un consenso entre quienes se dedican al estudio sistemático de los derechos es precisamente alrededor del carácter ambiguo y poco preciso de esta
noción. “A pesar de los innumerables intentos de análisis -escribe Nino- el lenguaje de los derechos sigue siendo muy ambiguo, poco riguroso y, muchas veces, es usado
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