Psicologia
Enviado por edwinduclos • 5 de Julio de 2014 • 6.412 Palabras (26 Páginas) • 194 Visitas
TRANSTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Resulta relativamente difícil hallar una definición de personalidad que satisfaga a todos. Con todo, la mayoría de los especialistas coinciden en recalcar la complejidad de la personalidad humana, y en incluir en su concepto un amplio ya variado conjunto de características (psíquicas, comporta mentales, biológicas y socioculturales), que se ponen de manifiesto en una variada gama de situaciones y contextos, con los cuales interaccionan, y que hacen que un individuo sea él mismo y no otro, sean cuales sean las circunstancias de la vida en las que se encuentre.
Así pues, uno de los elementos clave de la personalidad es el hecho de que permanece relativamente estable a lo largo de toda la vida. Y este elemento vale tanto para caracterizar a las personalidades sanas o normales, como a las anormales o perturbadas.
Este aspecto es importante porque sirve para establecer un punto de partida fundamental: Cuando hablamos de una personalidad anormal, patológica o trastornada, hacemos referencia a todo el modo de ser de un individuo, y no a aspectos concretos o parciales. Por ejemplo, cuando en psicopatología hablamos de que un individuo tiene una depresión, nos estamos refiriendo a que esta persona presenta una alteración, un cambio, en su modo de ser o de comportarse habitual, pero suponemos que se trata de una alteración precisamente porque esa persona normalmente no es así, no se comporta ni se expresa de ese modo. Sin embargo, cuando hablamos de trastorno de la personalidad, nos referimos a que el modo de ser habitual de ese individuo es enfermizo, patológico o anormal, ya sea porque no es el modo de ser más frecuente de las personas de su entorno, ya porque no se ajusta a lo que cabria esperar del sujeto teniendo en cuenta su contexto sociocultural, formación, etc.
Por lo tanto, la característica diferencial de los trastornos de personalidad frente a otros trastornos mentales es su omnipresencia, es decir, que las anomalías del individuo se hacen patentes en un amplio rango de comportamientos, sentimientos, experiencias internas y, además, en circunstancias muy diversas. En consecuencia, presenta un repertorio de conductas limitado, reiterativo e inflexible (en el sentido de que cambia muy poco en función de las demandas y las situaciones).
En suma, un modo de ser y comportarse poco adaptativo, lo que conlleva por ejemplo que su capacidad de aprender nuevos modos de comportarse, de expresarse, de relacionarse con los demás, se halle gravemente limitada. Esto explica por qué las personas que padecen un trastorno de personalidad son especialmente vulnerables, psicológicamente frágiles, ante el estrés, entendiendo por estrés una situación nueva que requiere el desarrollo que nuevas estrategias para afrontarla.
Finalmente, es importante tener en cuenta otro aspecto en el que estos trastornos difieren de la mayoría de otros trastornos mentes: aunque provocan sufrimiento y malestar intensos en el propio individuo (o en quienes le rodea), no suele haber conciencia de enfermedad, o ésta se limita a unos pocos aspectos. Es decir, el sujeto no es consciente de que su modo de ser es la causa fundamental de su malestar o de los problemas a los que debe enfrentarse. Por esta razón difícilmente las personas con trastorno de personalidad buscan por sí mismas ayuda psicológica, son otras circunstancias las que empujan o fuerzan al individuo a solicitar algún tipo de ayuda.
En resumen, un trastorno de personalidad, es un modo de ser y comportarse que:
• Es omnipresente: Se pone de manifiesto en la mayor parte de situaciones y contextos, y abarca un amplio rango de comportamientos, sentimientos y experiencias.
• No es producto de una situación o acontecimiento vital concreto, sino que abarca la mayor parte del ciclo vital del individuo.
• Es inflexible, rígido.
• Dificulta la adquisición de nuevas habilidades y comportamientos, especialmente en el ámbito de las relaciones sociales: Perjudica el desarrollo del individuo.
• Hace al individuo frágil y vulnerable ante situaciones nuevas que requieren cambios.
• No se ajusta a lo que cabría esperar para ese individuo, teniendo en cuenta su contexto sociocultural.
• Produce malestar y sufrimiento al individuo, o a quienes le rodean: provoca interferencias en diversos ámbitos (social, familiar, laboral, etc.)
• Sin embargo, a diferencia de los otros trastornos mentales, el malestar es más bien una consecuencia de la no aceptación por parte de los demás del modo de ser del individuo que una característica intrínseca del trastorno: en general suelen ser egosintónicos, a diferencia de la egodistonía que caracteriza a la mayoría de los trastornos mentales.
• La conciencia de enfermedad o anomalía es escasa o inexistente.
Según los profesionales en salud mental clasifican estos trastornos en los siguientes tipos:
LOS EXTRAÑOS Y EXCENTRICOS”: PARANOIDE, ESQUIZOIDE Y ESQUIZOTÍPICO.
Los tres grandes trastornos que se incluyen en este grupo presentan rasgos como rareza, excentricidad, retraimiento y/o aislamiento social y suspicacia. Para comprender la naturaleza de estos trastornos, es necesario hacer una breve referencia a un trastorno más grave e incapacitante con el que guarda relación: La esquizofrenia. Los que sufren esta enfermedad mental experimentan una serie de síntomas poco frecuentes y peculiares, tales como delirios (creencias extrañas y erróneas, sin base real, no compartidas por otros, y muy resistentes al cambio a pesar de las evidencias en contra), alucinaciones ( imágenes mentales que el paciente interpreta como, y confunde con, percepciones o sensaciones reales provenientes del exterior), trastornos graves del pensamiento que se traducen en modos de hablar y expresarse a menudo incomprensibles para los demás, comportamientos extraños, inusuales, etc.
Naturalmente, no todos los esquizofrénicos muestran todos esos síntomas a la vez, ni con la misma intensidad, ni durante los mismos períodos de tiempo, lo que indica que existen distintos tipos de esquizofrenia. Además, otras enfermedades y trastornos mentales cursan con síntomas similares a los mencionados. Entre estos últimos se encuentran los trastornos de personalidad de grupo A.
Las personas con estos trastornos del grupo A presentan de hecho síntomas como los mencionados, pero en un grado significativamente más leve que los pacientes esquizofrénicos. El hecho de que los síntomas sean aquí mucho menos graves o que, de presentarse en forma aguda, tenga una duración muy limitada, tiene una implicación importante: significa que estas personas no son esquizofrénicas. Pero al mismo tiempo, la mera presencia de síntomas como los descritos indica que quienes lo padecen se sitúan
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