Psicologia
Enviado por dalysaye • 17 de Febrero de 2015 • 867 Palabras (4 Páginas) • 194 Visitas
EJERCICIOS PARA EVALUAR EL PROCESO DE LENGUAJE
EN NIÑOS DE12 A 16 AÑOS
Con estos ejercicios se pretende evaluar las habilidades lingüísticas y analíticas que posee el evaluado
Denominación de imágenes (Se le muestra la siguiente lamina al evaluado y este debe decir que objetos se encuentran en ella).
Con este ejercicio se evaluara lo fonológico y lo semántico donde el evaluado tendrá que identificar el significado de cada uno de los sonidos individuales y las palabras asignadas a la imagen.
Designación de imágenes (le dice al evaluado el nombre de un objeto que se encuentre en la lámina y este tendrá que señalarlo)
En este ejercicio se evaluara la parte se mantica en donde el evaluado debe asignarle un singificado o intepretar las imágenes de la lámina siguiente
Se lee el siguente texto al evaluadoe con el cual se realizara el siguiente ejercicio .
Coherencia narrativa (Con el texto ya le ido se le pide al evaluado que cuente lo entendido del texto)
Se evaluara lo fonológico, semántico y sintáctico donde el evaluado tendrá que identificar el significado de cada uno de los sonidos individuales y las palabras asignadas a la imagen donde tendrá que aplicar reglas para convertir palabras individuales en frases.
La piedra en el camino.
Había una vez en España un hombre muy rico que
habitaba un gran castillo cerca de una aldea. Quería
mucho a sus vecinos pobres, y siempre estaba ideando
medios de protegerlos, ayudarlos y mejorar su condición.
Plantaba árboles, hacía obras de importancia,
organizaba y pagaba fiestas populares, y en las
Pascuas daba tantos regalos a los niños de la vecindad
como a sus propios hijos.
Pero aquella pobre gente no amaba el trabajo, y esto
los hacía ser esclavos de la miseria.
Un día el dueño del castillo se levantó muy temprano,
colocó una gran piedra en el camino de la aldea, y se
escondió cerca de allí para ver lo que ocurría al pasar
la gente.
Poco después pasó por allí un hombre con una vaca.
Gruñó al ver la piedra, pero no la tocó. Prefirió dar
un rodeo, y siguió después su camino. Pasó otro
hombre tras el primero, e hizo lo mismo. Después
siguieron otros y otros. Todos mostraban disgusto
al ver el obstáculo, y algunos tropezaban con él;
pero ninguno lo removió.
Por fin, cerca ya del anochecer, pasó por allí un
muchacho, hijo del molinero. Era trabajador, y estaba
cansado a causa de las faenas de
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