Psicologia

LA FORMACIÓN DEL SER HUMANO Y SU PENSAMIENTO

Vivimos en una sociedad, en la que el pensamiento Moriniano es visto como revolucionario, tanto, que, al profundizarlo, se profundizan también los paradigmas que constituyen el pensamiento de uno mismo, las vivencias de uno mismo. Leerlo pone en juego muchas certezas. Esto es, al enfrentarnos con una situación que represente algún cambio, por mínimo que este sea, ya que éste representa un crecimiento, una maduración, y ésta, a su vez, refleja entones una mejora dentro del pensamiento del ser humano.

Lo que nos lleva entonces a una superación, o como lo menciona Morín, “La ausencia de cultura ritualizada, o sea, el vacío de Cultura «ha sido la base para cultivarme»”, y precisa: «No he dejado de ser estudiante porque he sido investigador en el sentido pleno y existencial de la palabra. He sido y sigo siendo un estudiante que elige a sus educadores y liba su propia miel, utilizando tanto la cultura universitaria, como también los autores marginados o excluidos por la Cultura».

Y así, por la esperanza que nos da el cambio dentro de nuestra persona, es como nacen dos sentimientos, tanto más fuertes cuanto más contradictorios, “que han irrigado toda mi manera de pensar”, pues como menciona Morin: el primero es una especie de escepticismo, no como postura intelectual de quien duda de que la razón sepa de veras algo y se mantiene airosamente irresoluto, sino como propensión psicológica contra dogmatismos doctrinales y de racionalización.

Mientras que el segundo sentimiento, nace del terrible duelo materno: la absoluta necesidad de redención, o la esperanza pura, esto es, debido a que, de Thánatos se arrancará su dicha tempranera, su matriz afectiva, volcándolo al universo infinito sin fundamento, poniéndolo en lo abierto y lo indefinido de la vida, como una explosión cósmica lanza al perenne azar una promesa de mundo.

La experiencia cultural es vivencial, subjetiva e intersubjetiva, o no es. Cultivarse requiere, pues, reflexividad, pensar, en suma; es decir, presupone también la paradoja propia de toda empresa reflexiva: el sujeto que se cultiva debe convertirse al mismo tiempo en objeto cultural (MORIN 1984)

Empero, no solo trata de cambiar por hacerlo, sino del deseo que representa dicho cambio, pues es ahí donde se generará el poder que tiene el ser humano para una mejora casi inmediata. Pues no hay que perder de vista que lo que mueve al ser, son los deseos que este proyecta, y al tenerlos hacemos lo necesario para complacer este deseo ya generado, y cuando lo satisfacemos, entonces buscamos algo más. Y esto es lo que entonces mueve a las personas.

Por otro lado, la idea central de una cultura transdisciplinaria está en introducir la reflexividad, la conciencia, en las ciencias; es constatar que, en el conocimiento de cada saber institucionalizado por una disciplina con sus conceptos propios, existe un paradigma de complejidad, cuya toma de conciencia pone de presente el carácter organizacional, interactivo, generativo y degenerativo de dicho saber. “Nuestro pensamiento no es abstracción: es ante todo vitalidad; siendo algo vivo, está sometido a degeneración y corrupción”. (MORIN1994).

Lo anterior ocurre debido a que el ser humano siempre trata de quedar bien con el otro, es decir, avanzamos por querer adquirir títulos, por querer ser aceptados en un grupo social, sin embargo, no nos damos cuenta de que cometemos más errores al apropiarnos de otras personalidades antes de satisfacer nuestras necesidades. Es por ello que existe mucha deserción, tanto a nivel educativo como en la vida misma, pues empezamos a comportarnos de manera no común frente a nosotros mismos, y al caer en cuenta de esto, entramo en conflictos y no siempre les encontramos una salida óptima a los mismos.

Con todo lo anterior, entendemos entonces que, el pensamiento complejo, como todo pensamiento que busca contrariar un paradigma, crea conceptos. Es decir, resignifica nociones potencialmente transgresoras. Como todo modo de pensar, el pensamiento complejo tiene

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