Reporte "El Hombre En Busca De Sentido"

“El hombre en busca de sentido” es una obra escrita por Víctor Frankl, en el cual detalla su propia experiencia que vivió en un campo de concentración, lo que lo llevó al descubrimiento de la Logoterapia.

Frankl explica que durante su estancia estuvo como prisionero y no trabajando como psicólogo; trabajó como cualquier otro prisionero, pasó hambre, entre otras cosas. También mencionaba que lo que trata de explicar en el libro es la naturaleza de la experiencia humana, Frankl decía que fue escrito “para que los que estuvieron internados en aquellos campos se trata de explicar estas experiencias a la luz de los actuales conocimientos y a los que nunca estuvieron dentro puede ayudarles a aprehender y, sobre todo a entender, las experiencias por las que atravesaron ese porcentaje excesivamente reducido de los prisioneros supervivientes y su peculiar y, desde el punto de vista de la psicología, totalmente nueva actitud frente a la vida”.

Víctor Frankl divide el libro en tres fases: 1era fase.- Internamiento en el campo, 2da fase.- La vida en el campo, 3era fase.- Después de la liberación.

Primera fase: Internamiento en el campo

En esta primera fase Frankl explica como fue el viaje que lo llevó hasta el campo de concentración más conocido de todo el nazismo, Auschwitz. Eran 1500 prisioneros los que iba en un tren, 80 personas por vagón, no les quedaba espacio ni para sentarse. Ninguno de los pasajeros sabia a donde los transportaban, ni siquiera sabían en donde estaban. Después de un rato el tren hizo una maniobra, de repente se detuvo y vieron una señal que decía que estaba en Auschwitz, al ver el nombre lo primero que se le venía a la cabeza era lo más horrible que existe en el mundo: cámaras de gas, crematorios, matanzas. Cuando entraron a la estación escucharon gritos de voces ásperas y chillonas, las personas llevaban uniformes a rayas, sin cabellos, pero se veían bien alimentados. Después de la espera metieron a 1100 prisioneros en un lugar que fue construido para 200 personas como máximo. Pasaron hambre y frio, lo único que comían pan, el cual no era suficiente. En la primera selección ponía en un lado la gente mayor, mujeres, niños y hombres débiles y en la otra parte a los hombres sanos y fuertes. El general elegía con su dedo a donde iría cada prisionero, a los que señaló para la izquierda iban directamente al crematorio, con engaños, claro, les daban un jabón, estos fueron el 90 % del total de personas. El resto se salvó.

Despues los “salvados” se dirigían a realizar arduos trabajos pero antes debían ser desinfectados. Primero les quitaron todas sus pertenencias, despues los pasaron a un cuarto en donde tenían que desvestirse completamente, les daban con el látigo, los afeitaban y los metían a bañar. Frankl dice que se sintieron aliviados cuando vieron que salía agua de verdad.

Alguna de las primeras reacciones era por ejemplo la utilización del denominado humor macabro. Según el autor, la gente enfocaba las cosas de forma irónica, hasta el agua de la ducha parecía un placer. Otra reacción de los prisioneros fue la curiosidad. La curiosidad por lo que pasaría con ellos, lo que pasaría en invierno cuando el frío fuera insoportable, en el fondo la curiosidad es una reacción primaria, y ante casos de total incertidumbre con el futuro es una acción muy normal.

Después de tener estas reacciones, según Víctor, empezaba la aclimatación al campo de concentrados. Uno se debía desacostumbrar de dormir en una cama solo para pasar a dormir junto a unos veinte reclusos en unos 5 metros cuadrados, y algunos lujos como las almohadas debían ser olvidados. Había algunas personas que no podían acostumbrarse a estas condiciones sin embargo no se “lanzaban contra la alambrada” como decían ellos; ya para esas alturas no le temían a la muerte, ya no les daba horror las cámaras de gas. Finalmente en esta fase Frankl termina diciendo que La reacción de un hombre tras su internamiento en un campo de concentración representa igualmente un estado de ánimo anormal, pero juzgada objetivamente es normal y, una reacción típica dadas las circunstancias.

Segunda fase: La vida en el campo

Las reacciones en la segunda fase eran distintas, primero sentían apatía, sentían una especie de muerte emocional, como decía Frankl. Ya que experimentaban la tortura de unas emociones más dolorosas. Añoraban sin límites su casa y su familia. Otra de las emociones que tenían era la repugnancia. Después de un tiempo de pasar a la segunda fase los prisioneros ya no sentían nada. Después de ver que todos los dias habia maltratos, muertes, ya no les quedaba de otra, incluso decía Frankl que no podían ni enfermarse porque les decían que solo querían zafarse de sus actividades, y los azotaban a golpes. Los prisioneros eran ya insensibles, debido a eso los golpes ya no le parecían lo más doloroso, sino la agonía causada por la injusticia. El aspecto más doloroso eran los insultos, todos los días eran insultados,

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