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Sobre La Posicion Canalla


Enviado por   •  6 de Octubre de 2011  •  2.617 Palabras (11 Páginas)  •  824 Visitas

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Sobre la posición canalla

SOBRE LA POSICIÓN CANALLA

Marta Rietti

Capitalismo salvaje, globalización y sociedad consumista. Tiempos que nos han tocado vivir, donde la singularidad del sujeto señalada por su deseo y su goce tiende a desaparecer.

A esta singularidad, también le es adversa una ética propuesta, la de los bienes, que llevaría a la creencia de que allí radica la felicidad, la ilusión de una casi total satisfacción, promoviendo un consumo loco, desesperado y alienado. Pareciera así, que no hubiese intervalo ni pausa donde ese sujeto pudiese pensarse como uno en relación a su deseo, a la vez que dividido entre su saber y su goce. La paradoja –nos lo dice Agamben-es que ese modo de consumo va acompañado de su imposibilidad de usar, refiriéndose con ello a su inapropiabilidad (1). Aturdimiento que aprisiona en tanto el sujeto es ahí las más de las veces objeto deshecho, cuando no mirada para un Otro voraz que lo captura en imágenes impactantes, obscenas, obviamente con la complicidad renegatoria que su fantasma le permite.

Me interesa – en este escrito- trabajar la llamada posición canalla, desde y en relación a la posición del psicoanalista. Para ello, se me hace necesario diferenciar dicha posición de la estructura perversa ó bien de rasgos perversos en una neurosis. Es en esa sutil pero no por eso menos importante diferencia, que intentaré avanzar. Causa mi interés, las indicaciones de Lacan sobre la conveniencia de negar el análisis a los canallas, ya que -como él dice- el desenlace suele ser la necedad, la burrada cuando no la estupidez (2). Acentúa Lacan esta cuestión en relación a la formación del analista, formación que - como sabemos- pasa fundamentalmente por el propio análisis. Me interrogo pues, que queremos decir, cuando nombramos a alguien como un canalla. ¿Tendría quizás alguna relación con la tan nombrada psicopatía, a la que se suele ubicar en el terreno de la perversión? Es evidente que el uso de estos términos se presta a una confusión excesiva (3), cuando son utilizados casi como sinónimos. Agregaría por otro lado que volverse burro, obtuso, como consecuencia de un análisis, no implica que se esté en el campo de alguna supuesta inocencia.

Lacan no sitúa al canallismo como un rasgo ó problema de carácter, ni una cuestión atribuíble a la herencia, pero sí lo ubica en relación al deseo del Otro, ya que – nos dice- si un sujeto adviene como deseo de un canalla – en clara referencia a sus antecesores- él será sin duda un canalla (4). Y la tontería a la que indefectiblemente pareciera llegar, es consecuencia del lazo que establece con los otros, caracterizado por la manipulación de sus semejantes y prójimos, donde haciendo el semblant de Gran Otro( sabe que no lo es), ha tomado a éstos últimos primariamente como burros. Entonces, me parece que sería diferente creerse el Otro y desde ahí gozar, que ser el instrumento de goce del Otro, lugar de un perverso.

Alguien que situamos en dicha estructura, somete a todos al universal de su goce, goce libre no limitado. Desde ahí se podría pensar el concepto de apatía en Sade, que implica en su ejercicio, el desvanecimiento de cualquier supuesto de placer. Entonces, no se trata del placer con el goce regulado que ofrece el fantasma de un neurótico. Es así, que la voluntad de goce, sólo de goce, prescindiría de cualquier subjetividad.

Un sujeto pensado como perverso se ofrece como a de ese Otro, ya que de éste último es sólo su instrumento, condenando cualquier entusiasmo que surja, sólo se trataría de sostener la ferocidad y la crueldad.

Baste leer algunos de los libros de Sade, como Justine, donde es constatable la creencia en ese Otro- Dios de suprema maldad, encarnado en la Naturaleza. También Sacher-Masoch es revelador de una estructura perversa a través de los contratos redactados y firmados por él mismo, por ejemplo el contrato con Wanda, donde se ofrece a ser en la figura de un esclavo, ese objeto abjecto, degradado del Otro, para que éste goce. Cree en el goce del Otro y se consagra a obtenerlo. Tanto en el sadismo como en el masoquismo, se trataría de ir más allá del sufrimiento, de la angustia de un sujeto, en la idea de que ese a quien se somete al maltrato ó se hace maltratar él mismo, entregue lo más íntimo de sí ,lo que le es substancial y que Lacan llamó el pequeño objeto a. En la perversión, nada habría de compasión debilitante(5). No se trata de que surja ni el amor, ni la sensibilidad, mucho menos los afectos y las pasiones. Lo singular está abolido preservando el universal. A quien no cabe ó no se somete a éste, se tratará de eliminarlo, lo que denota tanto el horror como el terror, pués dá el indicio de que se puede prescindir de la existencia de cualquiera. La dictadura militar argentina, es ejemplo de ésto, através de sus miles de desaparecidos.

Volviendo nuevamente a la canallada, posición desde donde un sujeto, identificado al lugar del Otro, se dedica a estafar a los otros, a veces de un modo compulsivo ó impulsivo allí donde no podría abstenerse, termina- decíamos- revelando su necedad en toda situación por él generada. Nueve Reinas, película argentina, muestra –a mi criterio- como el protagonista que parecía ser el piola de la trama, pasa de estafar y embromar a otros, a ser él mismo el estafado, es decir, como se diría popularmente: de vivo a tonto. Pero no es mi pretensión reducir la posición canalla a la de un estafador que estafado revela de este modo su necedad, tontería. Sabemos – por otra parte- que hay variados modos de estafa y que es en el caso por caso que podría pensarse la canallada como posición subjetiva, diferenciando ésta de la perversión aunque en ambas esté aunque de diferente modo en juego el mecanismo de la verleugnung. Por otra parte, en la posición canalla se sostiene un no querer saber nada de la existencia del deseo, sólo estaría la demanda, a la que se trata de sacar el máximo provecho ya que alcanzar la satisfacción es sólo cuestión de algunas realidades a apropiarse.

Sería como decir de todos modos: hay que ceder en el deseo ó no hay ningún deseo, enunciados que podríamos pensar como postulados de un canalla. Y es que desde esa posición, se trata de apartar al sujeto de las variadas y múltiples vías en la búsqueda de su propio deseo. Ahí un canalla, se dedica a proponer a los otros la ilusión de un significante supremo que contenga toda significación posible, en la idea de que éste sería el que nombraría el anhelo de todos los sujetos (6), apuntando también a un universal que abole justamente la singularidad, esa de la que parto en este escrito.

Adopta así, ante la falta que constituye al sujeto, la impostura de una sabiduría solemne, no exenta de una aparente

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