Todas Las Industrias Son Culturales: Crítica De La Idea De "industrias Culturales" Y Nuevas Posibilidades De Investigación
Enviado por mcenf2012 • 30 de Abril de 2014 • 2.227 Palabras (9 Páginas) • 450 Visitas
de 1947 se hablaba de “cultura de masas”,
pero que finalmente sustituyeron la expresión por “industria cultural”
(1975: 12). Adicionalmente, Adorno explica que la decisión de prescindir
de la expresión “cultura de masas” obedeció al propósito de excluir,
desde un principio, la interpretación que favorecían los partidarios de
ese término, de que la cultura de masas sería una “suerte de cultura que
emergía espontáneamente de las masas mismas, algo así como la forma
contemporánea del arte popular”. A lo cual agrega que la “industria cultural”
debe ser claramente distinguida de la idea de arte popular (idem),
porque en oposición a esa creencia, los productos de todas las ramas de
la industria cultural son diseñados más o menos de acuerdo a un plan,
para ser consumidos por las masas, y determinan en buena medida las
formas en que son consumidos (idem). Así, sostiene que “la seriedad
del arte” es destruida para responder a intereses de eficacia en el alcance
a las masas (idem).
Pienso que su crítica quedó relativamente atrapada dentro del contraste
con la idea de arte, y que esta marca de origen explica, al menos
en parte, las limitaciones en el campo de aplicaciones de la idea de
“industria cultural”. Desde entonces, el concepto ha sido apropiado y
adaptado a la aparición de nuevas industrias por un buen número de
autores. Quizá las diferencias más significativas entre el concepto original
y los más nuevos son el uso del plural (“industrias culturales”) y el
Todas las industrias son culturales:... 135
desarrollo de nuevas visiones del papel de los sujetos que, en contraste
con la de Adorno y Horkheimer, reconocen la importancia del trabajo
de los consumidores en la interpretación y/o construcción de nuevos
sentidos con respecto de los productos de las “industrias culturales.”
No obstante, enfatizar la importancia de las interpretaciones de los
consumidores, o poner el nombre en la forma plural no “exorciza” su
marca de origen: la idea de “arte”. Tal vez sea por eso que, hasta ahora,
no he logrado encontrar un estudio sobre “industrias culturales” que
trate casos de industrias como la del juguete, el automóvil, la industria
farmacéutica, la del maquillaje o la del desarrollo y la cooperación internacional.
En contraste, sí existen estudios específicos sobre algunas
de estas industrias que permiten observar su importancia “cultural”, a
algunos de los cuales haré referencia.
Afirmo que todas las industrias son culturales porque todas producen
productos que, además de tener aplicaciones funcionales, resultan sociosimbólicamente
significativos. Es decir, son adquiridos y utilizados
por los consumidores no sólo para satisfacer una necesidad (nutrición,
albergue, movilidad, entretenimiento), sino también para producir sentidos
según sus valores específicos e interpretaciones del mundo. Entiendo
que, en primera instancia, es posible “ver” a algunas industrias
como sociosimbólicamente más significativas, pero asumir esto implica
justamente desconocer el papel que juegan los usuarios (“consumidores”)
al apropiarse de esos y/u otros objetos y usarlos según su propia
visón de mundo, sus propias representaciones, sus propios universos de
sentido, para producir sentido, no sólo para calmar el hambre, mitigar
el frío, o, para el caso, y de manera tan funcional como las anteriores:
para entretenerse o deleitarse. La idea de que, por ejemplo, las industrias
audiovisuales y de la música serían evidentemente “culturales”,
puesto que producen representaciones, sentidos, pasa por alto que estas
industrias satisfacen una necesidad, la de entretenimiento.
Quienes asumen que sólo ciertas industrias serían culturales, y por
eso llaman “culturales” sólo a ciertas industrias, están asumiendo implícitamente
que la industria del automóvil no produce sentidos, significados,
sino sólo un producto orientado a satisfacer una necesidad. Pero,
como sabemos, y expondré un poco más ampliamente en las próximas
páginas, los consumidores no seleccionan automóviles sólo según sus
136 Daniel Mato
propiedades funcionales, sino también, y de forma importante, según
sus características simbólicas. Cada automóvil es “diferente” y también
un objeto significativo que se convierte en “insumo” para la imaginación
personal del/la propietario(a), sus deseos personales, incluyendo
sus “necesidades”, no sólo de movilidad, sino también de identidad personal
y pertenencia grupal. Algo semejante puede decirse de los productos
de industrias tales como la del juguete, el maquillaje, el vestido,
la salud, la vivienda, etc.
Sobre la idea de industria
En el ensayo antes mencionado, Adorno sostenía:
la expresión “industria” no debe tomarse literalmente. Ella refiere a la estandarización
de la cosa misma [...]y a la racionalización de las técnicas de
distribución, pero no estrictamente al proceso de producción (1975:14) .
En otras palabras, Adorno sostenía que la idea de industria no debía
interpretarse como sinónimo de manufactura.
Hoy en día, el término “industria” se aplica no sólo con referencia a
todas las ramas de la manufactura, sino, en general a todas las actividades
económicas. Es común que personas e instituciones, tanto en el lenguaje
escrito formal como en el verbal informal utilicen expresiones como “la
industria hotelera”, o “la industria de los seguros”, o “la industria del turismo”,
o la “del entretenimiento”, o “del vestido”, etc. Expresiones que,
como las antes mencionadas, pueden leerse y escucharse en diversos idiomas;
en todo caso, las conozco en español, portugués, francés e inglés.
Es posible que esta extensión del uso de la palabra industria, a la que
Adorno apropiadamente se acoge y a la que también me acojo, esté asociada
a que en 1948 la Organización de Naciones Unidas, a través de su
División de Estadísticas (unsd, por sus siglas en inglés), creó la “Clasificación
Industrial Internacional Uniforme de todas las actividades económicas”
(conocida como ciiu en español y como ISIC en inglés), de
la cual, desde entonces,
...