ASAMBLEA IGLESIA
Enviado por coromotogonzalez • 28 de Marzo de 2014 • 6.115 Palabras (25 Páginas) • 340 Visitas
ASAMBLEA
Por ser Jehová Dios el Soberano universal, tiene el derecho de decretar que sus siervos se congreguen y de fijar el tiempo y lugar para hacerlo. Toma medidas como estas con la intención de favorecer a sus siervos. En tiempos pasados, las asambleas del pueblo de Dios cumplieron cometidos diferentes, si bien todas contribuyeron a unificarlo, pues todos los presentes escucharon simultáneamente lo mismo. Aquellas asambleas redundaron en muchos beneficios espirituales y con frecuencia fueron ocasiones de gran regocijo.
Términos en hebreo y griego. En la Biblia se emplean diversas expresiones hebreas y griegas para referirse a una reunión. Una muy común en el texto hebreo es `e•dháh, que proviene de la raíz ya•`ádh, cuyo significado es “nombrar; designar”, y por lo tanto se refiere a un grupo de personas reunidas por designación. (Compárese con 2Sa 20:5; Jer 47:7.) Es frecuente que el término `e•dháh se use con referencia a la comunidad israelita en expresiones como “la asamblea” (Le 8:4, 5; Jue 21:10), “la asamblea de Israel” (Éx 12:3; Nú 32:4; 1Re 8:5) y “la asamblea de Jehová” (Nú 27:17).
La palabra hebrea moh•`édh procede asimismo de la raíz `e•dháh y significa “tiempo señalado” o “lugar señalado” (1Sa 13:8; 20:35); se emplea 223 veces en las Escrituras Hebreas, como, por ejemplo, en la expresión “la tienda de reunión” (Éx 27:21) y en relación con las fiestas estacionales. (Le 23:2, 4, 37, 44.) También se utiliza en Isaías 33:20, donde a Sión se le llama “el pueblo de nuestras ocasiones festivas”.
El vocablo hebreo miq•rá´, cuyo significado es “convocación”, procede del verbo raíz qa•rá´ (llamar). Se emplea en Isaías 4:5 con referencia al monte Sión, llamado en este caso “lugar de convocación”. Además, su uso es frecuente por hallarse en la expresión “convocación santa”. (Éx 12:16; Le 23:2, 3.) En dichas convocaciones no se permitía realizar ningún trabajo cotidiano.
Para referirse a reuniones, también se emplea la palabra qa•hál, relacionada con un verbo que significa “convocar; congregar”. (Éx 35:1; Le 8:4.) Suele usarse para designar a la congregación como grupo organizado. A veces se emplea la forma sustantiva qa•hál (congregación) conjuntamente con `e•dháh (asamblea). (Le 4:13; Nú 20:8, 10.) Formas de ambas palabras aparecen en la expresión “congregación de la asamblea de Israel” (heb. qehál `adhath-Yis•ra•´él). (Éx 12:6.)
Entre estos términos hebreos ha de mencionarse también `atsa•ráh, traducido por “asamblea solemne”. Se usa en relación con la fiesta de las cabañas y la Pascua. (Le 23:36; Dt 16:8.)
Para designar reuniones íntimas de diversa índole, se empleaba la palabra hebrea sohdh, que significa “habla confidencial; intimidad”. (Sl 83:3; Job 29:4.) En el Salmo 89:7 se traduce por “grupo íntimo” en el siguiente contexto: “A Dios ha de tenérsele respetuoso temor en medio del grupo íntimo de santos; él es grande e inspirador de temor sobre todos los que están a su alrededor”.
La palabra griega ek•kle•sí•a (de ek, “fuera de”, y kle•sis, “llamada”) se suele utilizar en la Septuaginta para traducir el término hebreo qa•hál (congregación) y a veces `e•dháh (asamblea), aunque para esta última también se emplea la voz griega sy•na•go•gue (“juntamiento”; de syn, “juntamente”, y á•go, “traer”). Por lo general, en las Escrituras Griegas Cristianas ek•kle•sí•a se traduce por “congregación”, y es así como se vierte en Hechos 7:38, donde se usa con referencia a la congregación de Israel. La palabra sy•na•go•gue aparece en Hechos 13:43 (“asamblea de la sinagoga”) y en Santiago 2:2 (“reunión”). Finalmente, la palabra griega pa•ne•gy•ris (de pan, “todo”, y a•go•rá, que designa a cualquier clase de asamblea), se traduce en Hebreos 12:23 por la expresión “asamblea general” (NM; BAS; Mod; Str, 12:22).
En las Escrituras hay bastantes referencias relacionadas con asambleas de carácter constructivo en sentido espiritual, aunque también se habla de asambleas con una intención inicua o injusta. Por ejemplo, para denominar a los partidarios del rebelde Coré se usó la expresión “su entera asamblea”. (Nú 16:5.) En una de sus oraciones a Jehová, David dijo: “La mismísima asamblea de los tiránicos ha buscado mi alma”. (Sl 86:14.) También, cuando Demetrio el platero instigó a la gente de Éfeso para que se opusiese a Pablo, “unos gritaban una cosa y otros otra; porque la asamblea estaba en confusión, y la mayoría de ellos no sabía por qué razón se habían reunido”. (Hch 19:24-29, 32.)
Por otra parte, debe decirse que el orden era la nota predominante durante las reuniones del pueblo de Jehová; eran asambleas que gozaban de un apoyo masivo, así como ocasiones de provecho espiritual que solían proporcionar gran regocijo.
En armonía con las instrucciones que Dios les había dado, Moisés y Aarón reunieron en Egipto a todos los ancianos de Israel, les expusieron todas las palabras de Jehová, ejecutaron señales y el pueblo creyó. (Éx 4:27-31.) Más tarde, como había ordenado Dios, el pueblo se reunió al pie del monte Sinaí (Horeb) y allí vivió una impresionante experiencia, pues llegó a ser testigo de la presentación de la Ley. (Éx 19:10-19; Dt 4:9, 10.)
Jehová le mandó a Moisés en el desierto que hiciese dos trompetas de plata que se usarían para convocar a la asamblea y para levantar el campamento. Si se tocaban ambas, toda la asamblea acudiría a la convocación, mientras que si solo se hacía tocar una, acudirían únicamente los principales de Israel. El lugar concertado para reunirse era a la “entrada de la tienda de reunión”. (Nú 10:1-4; Éx 29:42.) Tiempo después, por voluntad de Jehová, los israelitas se reunieron con regularidad en el templo de Jerusalén con motivo de las tres grandes fiestas anuales. (Éx 34:23, 24; 2Cr 6:4-6.)
Asambleas representativas. En ciertas convocatorias, al pueblo de Israel podían representarlo “los principales de la asamblea” (Éx 16:22; Nú 4:34; 31:13; 32:2; Jos 9:15, 18; 22:30), o los “ancianos”. (Éx 12:21; 17:5; 24:1.) Cuando había que dirimir casos judiciales, un determinado grupo de personas se reunía a la entrada de la ciudad. Una vez reunidos, allí o en cualquier otro lugar, la decisión no se tomaba por procedimientos democráticos, sino, más bien, ancianos respetados imbuidos de un espíritu teocrático sopesaban los hechos a la luz de la ley divina y entonces exponían su decisión. (Dt 16:18; 17:8-13.) De modo parecido, cuando se producían casos de igual naturaleza, a la congregación cristiana primitiva la representaban aquellos a quienes el espíritu santo había colocado en puestos
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