CONTEXTO ESPIRITUAL DE LA FUNDACIÓN.

Sesión “Picpus 2009”

CONTEXTO ESPIRITUAL DE LA FUNDACIÓN:

JUAN EUDES (1601-1680)

Hélène GRUDÉ, ssccjm

Os he hablado ya brevemente de la vida de Juan Eudes; no volveré sobre los acontecimientos de su vida.

Quisiera recalcar solamente algunos aspectos de los tesoros que nos ha dejado.

Juan Eudes, en un mundo difícil, el del siglo XVII, ha sabido encontrar las palabras y gestos que han convertido a los cristianos tibios de su época.

Aquel que firmaba: “J. Eudes, sacerdote misionero” nos invita a reavivar la vida cristiana en nosotros, y en nuestro entorno, siendo testigos de la ternura de Dios.

Recuerdo que, atraído por el ideal del instituto de estilo totalmente nuevo: el Oratorio de Jesús, entra en esa comunidad donde encontró una vida de oración, de trabajo intelectual, de servicio pastoral y un fervor que impresionaba a la gente.

Es admitido la víspera de Pascua, el 25 de marzo de 1623, por su fundador, el Padre de Bérulle, en el Oratorio de la calle San Honorato.

Ordenado de sacerdote el 20 de diciembre de 1625, celebra su primera misa el 25 de diciembre del mismo año.

Como sacerdote, va a predicar el Evangelio de Jesús durante cerca de medio siglo…con sus hermanos del Oratorio, después con los de la Congregación de Jesús y de María que él fundó el 25 de marzo de 1643.

Vivió con el deseo constante de despertar la fe y el amor de dios en las almas. Este servicio de la palabra (estaba dotado de una voz poderosa y bonita con la que hacía todo lo que quería) corría pareja con un servicio de acompañamiento espiritual de las personas y de las comunidades…

Fue llamado a escribir y publicar una obra, libro maestro, destinado a las almas que buscan a Dios:”Vida y Reinado de Jesús en las almas cristianas” en 1637 (tiene 36 años). Este libro ha conocido, en vida de Juan Eudes, al menos 30 ediciones. “No es un libro de teología espiritual, sino más bien un grueso manual práctico de vida cristiana destinado a todos los fieles, y en primer lugar para los cristianos laicos, para ayudarles a caminar hacia la santidad “continuando y aplicando la vida de Cristo” (P. Milcent)

Redescubrir la gracia del bautismo

Este hombre de corazón de fuego, este apasionado estaba animado por la llama o el deseo de “hacer amar a su muy querido Jesús, servir a la Iglesia de Jesús, restablecer la gracia, el espíritu y la vida del cristianismo que está apagado, hoy en las mayor parte de los cristiano”. Si, en tiempos de Juan Eudes, todo el mundo estaba bautizado, él se da cuenta, en el transcurso de sus misiones que hay una gran ignorancia sobre este sacramento.

Presenta el bautismo, como un Contrato del hombre con Dios (1654).Contrato muy ventajoso en el que Dios se compromete el primero con nosotros.. Es el Padre que nos ama, que pone una mirada de amor sobre cada uno de nosotros. Jesús, el Hijo, nos hace participar en su vida; eñ Espíritu Santo, o más exactamente, el Espíritu de Jesús se nos da para ser el espíritu de nuestro espíritu, el corazón de nuestro corazón.

Una Alianza más maravillosa, nos dice San Juan Eudes, que la del amigo con su amigo, los hermanos con sus hermanos, el niño con su padre, la esposa con su esposo.

Pero esta alianza nos compromete también con Dios. Para vivir en conformidad con nuestro bautismo, es necesario renunciar a todo lo que es obstáculo a la vida de Cristo en nosotros,

• -para vincularnos a Él: “Ser cristiano es hacer profesión de Jesucristo, vivir de su vida, ser animado por su espíritu”.
• -para no tener más que un solo corazón con Jesús, a ejemplo de María.

En Vida y Reinado de Jesús en las almas cristianas, Juan Eudes recuerda a todos los cristianos, laico, sacerdotes, religiosos(sas), que nuestra vocación es la santidad.. “Ser cristiano y ser santo, es la misma cosa; cualquiera que lleva el nombre de cristiano está obligado a seguir a Jesucristo en la santidad de su vida y sus costumbres”.

Eso es lo que nos dice el Vaticano II, cuando habla, en el nº 10 de la Lumen Pentium de la llamada universal a la santidad. La santidad no consiste en no tener pecado, sino en corresponder a la llamada de Dios, en nuestra vida. El Bautismo es ese camino real que es , par nosotros, una llamada a la santidad. Juan Eudes nos dice “que ser cristiano, es continuar la vida de Cristo en nosotros”. , es llegar a ser la imagen viva de Jesús.

Estar bautizado, es, hoy día, ser las manos, la mirada, el rostro, la boca de Jesús en cada instante, hagamos lo que hagamos.

En “Vida y Reinado”, Juan Eudes nos proporciona medios sencillos para renunciar a nosotros mismos y darnos a Jesucristo para que el crezca en nosotros.

Siguiendo a pablo, su éxito está en que “Jesús sea formado en nosotros”, en que nos demos prisa en llegar a ser imagen viva de Jesús, hoy.

Vivimos al rimo del año, de los meses, de las semanas y de los días.. Nos propone algunos ejercicios,“ para vivir cristianamente y santamente” cada etapa y santificar el tiempo.

Así, poco a poco, cada uno(a) por nuestra parte, y todos juntos, seremos cada día un poco más el cuerpo de Cristo, su corazón, su rostro, sus manos.

Canto “Nosotros somos el cuerpo de Cristo… su rostro… su mirada, su corazón y sus manos…”

Juan Eudes y las misiones

San Juan Eudes se esforzaba por hacer redescubrir en sus misiones, esta gracia del bautismo, esta gracia del bautismo. ¡Él lo ha predicado117 veces! Algunas veces duraba veces 3 meses. Anunciar la Buena Noticia, hacer conocer a su querido Jesús, era su pasión.

Sí, apasionado por Jesucristo, este ardoroso misionero vivió la palabra de Jesús:”He venido a traer fuego sobre la tierra, y cuánto deseo que arda” Lc, 12, 49.

La iconografía eudista (un cuadro fechado en 1673) representa a Juan Eudes, sosteniendo en una mano, la cruz del misionero, y en la otra, “el corazón de Jesús y de María, abrasados de amor”. En este horno es donde J. Eudes recibió todo el amor que inflamó su vida y por el que fue devorado por “la salvación de las almas”.

A lo largo de sus numerosas misiones, trabajasban juntos 10 o 20 sacerdotes en el despertar de la vida espiritual, personal y colectiva, por medio de la oración, la palabra, el sacramento de la reconciliación que consiste en presentar su vida al perdón de Dios. Un león en el púlpito y un cordero en el confesionario, así era el Padre Eudes a decir de los Benedictinos de Montmartre.

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