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DIÓCESIS DE ECATEPEC


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2011  •  Informe  •  3.746 Palabras (15 Páginas)  •  606 Visitas

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DIÓCESIS DE ECATEPEC

SECRETARIADO DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS

Clausura de Actividades Catequéticas del año 2011

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Nes gadol haia sham

“UN MILAGRO OCURRIÓ ALLÁ”

Diciembre 4

Pbro. ANTONIO ZÁRATE MUÑOZ

Sean todos ustedes bienvenidos para que celebremos juntos este cierre de actividades anual, un cierre lleno de grandes avances y algunos retrocesos, pero sobre todo lleno de actividad pastoral en cada uno de los momentos de nuestra catequesis… durante este último período de actividades hemos hablado de la necesidad de “redescubrir nuestra vocación como catequistas para confirmar nuestro llamado como discípulos y misioneros de Jesús” tal como lo marcan nuestros documentos y como lo confirmamos en nuestro Primer Congreso Provincial de Catequesis, por eso es que hoy renovaremos desde nuestros orígenes nuestra actividad y agradeceremos al Señor por los grandes milagros que ha hecho en cada uno de nosotros, en nuestras parroquias y en nuestra pastoral, así que dispongámonos con gran entusiasmo a participar juntos de estas gracias que el Señor nos tiene preparadas.

RITO DE ENTRADA:

Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos y todos verán la salvación del Señor.

Hermanos: Esta magnífica exhortación orienta nuestro encuentro con Jesús.

El amor del Señor, que viene a salvar a los pueblos y alegrarnos de todo corazón,

esté con todos ustedes.

RITO PENITENCIAL:

Hermanos: El Señor viene a nuestro encuentro, pero nosotros, más de una vez, tomamos otro recorrido. Pidamos perdón.

– Tú vienes a salvarnos.

Señor, ten piedad.

– Tú nos muestras tu misericordia.

Cristo, ten piedad.

– Tú quieres que nadie perezca.

Señor, ten piedad.

BREVE:

Origen histórico

Existe una canción referida a la Janucá, que dice: «La Janucá llega una vez al año, trayendo historias de días antiguos; contando la historia maravillosa de cómo la lámpara [del Templo] quedó encendida durante ocho días completos aunque contenía aceite para un solo día».

La festividad de la Janucá es desde la época de la hegemonía helénica en Israel, comenzada con la conquista de Alejandro el año 332 a. C.; según puede leerse en los libros bíblicos de I y II Macabeos, aunque no se hace mención a ella en el Tanaj hebreo. Cuando se corona como rey de Siria a Antíoco IV Epífanes (175 y 164 a. C.), éste decide helenizar al pueblo de Israel, prohibiéndole así a los judíos seguir sus tradiciones y costumbres. Un grupo de judíos conocido como los Macabeos (dado que su líder era Yehudá Macabi), provenientes de la zona de Modi'ín, comenzaron a rebelarse contra los soldados griegos, negándose a realizar actos que iban en contra de su propia religión. Tuvieron una lucha difícil, y eran minoría contra el ejército griego; sin embargo su estrategia, decisión y fe los condujeron al milagro de Janucá: ganar pocos contra muchos.

Según el Talmud (Gemara, Shabbat 21), al terminar la guerra, los Macabeos regresan a Jerusalén y encuentran el Santo Templo profanado, con la menorá (un candelabro de siete brazos) apagada, y aceite ritualmente puro suficiente para encenderla un solo día. Tardaron ocho días en conseguir más aceite; y sin embargo, el poco que tenían mantuvo encendida la menorá durante todo ese tiempo.

En los libros bíblicos I Macabeos y II Macabeos se puede leer sobre la institución de la Janucá. El primero narra: «Durante ocho días celebraron la dedicación del altar... Entonces Judas y sus hermanos y toda la asamblea de Israel, decidieron que la consagración del nuevo altar se debía celebrar cada año con gozo y alegría durante ocho días, a partir del día veinticinco del mes de kislev» (I Macabeos 4:56-59). De acuerdo con II Macabeos (10:6-8), «lo celebraron con alegría durante ocho días, a la manera de la fiesta de los Tabernáculos... toda la asamblea aprobó y publicó un decreto en el que se ordenaba que todo el pueblo judío celebrara cada año estos días de fiesta».

El martirio de Hannah y sus siete hijos también ha sido relacionado con la Janucá. Según una historia del Talmud (Tratado de Gittin 57b) y II Macabeos 7, una mujer judía llamada Hannah y sus siete hijos fueron torturados y ejecutados por Antíoco por negarse a comer cerdo, lo que hubiera sido una violación de la ley judía.

El historiador judío Flavio Josefo relata en su libro Antigüedades judías XII, como el victorioso Judah el Macabeo ordenó, luego de reconsagrar el Templo de Jerusalén que había sido profanado por Antíoco IV Epífanes, que todos los años se celebrase durante ocho días con pompas. Josefo nombra a estos festejos el «Festival de las Luminarias»:

Y Judah celebró el festival de la restauración de los sacrificios del Templo durante ocho días, y no omitió ningún tipo de placer; sino que los festejó con ricos y espléndidos sacrificios; y honró a Dios, y lo deleitó con himnos y salmos. Estaban tan alegres con el restablecimiento de sus contumbres cuando, luego de un largo intervalo, inesperadamente recuperaron su libertad de culto, que hicieron ley para la posteridad el guardar esta festividad, en recuerdo de la restauración de su Templo de culto, durante ocho días. Y desde ese entonces y hasta ahora es que celebramos esta festividad, y la llamamos Luces. Yo supongo que la razón fue debido a que esta libertad que estaba más allá de nuestras esperanzas se nos presentó, y por lo tanto este nombre fue dado a la festividad. Judah también reconstruyó las murallas alrededor de la ciudad, y construyó torres de gran altura en contra de las incursiones de los enemigos, y puso guardias en ellas. Y también fortificó la ciudad de Bet Sura, para que pueda servir como citadela en contra de cualquer peligro que pudiese venir de nuestros enemigos.

La festividad de Janucá se celebra durante ocho días, del 25 de kislev al 2 de tevet (o el 3 de tevet, cuando kislev cuenta con solo 29 días). Durante esta festividad se prende una januquiá o candelabro de ocho brazos (más uno mayor). En la primera noche únicamente se prende el brazo mayor y una vela, y cada noche se va aumentando una vela, hasta el último día en el que todo el candelabro se enciende completo. Este hecho conmemora el milagro de que el aceite duró ocho días.

La liturgia indica adiciones especiales al servicio diario de oraciones, así como un agregado especial a la bendición después de las comidas.

Según la Halajá (ley judía), Janucá no es una festividad como Shabat, en el sentido de que no existe

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