El monstruo de Ecatepec

El monstruo de Ecatepec

Juan Carlos, el presunto asesino serial de mujeres de Ecatepec, estado de México, empezó sus crímenes en 2012.  El monstro de Ecatepec Como han llamado al sospechoso de matar al menos a diez mujeres, Juan Carlos y su esposa Patricia fueron detenidos en una calle de Ecatepec próxima a su vivienda como sospechosos en la desaparición de tres mujeres, y al ser revisados la policía descubrió que llevaban restos humanos en un carrito de bebé, la Fiscalía General de Justicia de la entidad señalan que el ahora detenido se dedicó a cazar a sus víctimas junto con su pareja -identificada como Patricia- durante seis años no se sabe a cuántas asesinó cuando fue detenido confesó el homicidio de 20 mujeres, pero los investigadores creen que pueden ser más Juan Carlos, de 38 años, comerciaba con perfumes, ropa y teléfonos móviles Patricia vendía ropa usada, queso y esquites, un alimento preparado con granos de maíz.

Al principio, las víctimas eran chicas que les gustaban al acusado, pero después fueron las que lograban engañar. Con esta actividad se acercaban a las chicas, a quienes solían citar en su casa en Jardines de Morelos, un barrio de clase media-baja a 31 kilómetros del centro de Ciudad de México allí eran asesinadas y sus cuerpos desmembrados. Juan Carlos confesó que vendía sus huesos a una persona que no ha sido identificada, otros restos los depositaba en un terreno baldío cerca de su casa y algunos más los conservaba en cubetas, bolsas de plástico y una nevera.

La psicología de Juan Carlos arroja rasgos psicópatas, sin embargo, las personas que lo conocen dicen que su apariencia no corresponde al seudónimo con el que se le ha asociado, porque es una persona con la cual se podría entablar una conversación normal y carismática en una declaración afirma que no se arrepiente de haber asesinado a mujeres, es más, siente placer y alegría al momento de relatar sus crímenes. El Monstruo de Ecatepec parece justificarse en un diagnóstico propio, es decir, él mismo reconoce actuar por odio hacia su madre, el abuso sexual sufrido en la infancia y el abandono de una mujer dice tener alucinaciones visibles y auditivas explica que engañaba a mujeres para después asesinarlas, porque quería controlar a todas aquellas mujeres que influyeron en su propia vida y que, en su momento, lo ofendieron el Monstruo de Ecatepec presenta  psicopatía como claro rasgo de trastorno de la personalidad

Ingrid escamilla

El 9 de febrero de 2020, Ingrid Escamilla, una joven de 25 años fue asesinada y desollada en un departamento de la Colonia Vallejo, en la alcaldía Gustavo A. Madero a manos de su pareja sentimental, Erick Francisco “N”, el feminicidio de la joven Ingrid Escamilla conmocionó a la sociedad mexicana, ya que el asesino, Erick Francisco, quien era su pareja, tras quitarle la vida a Ingrid, le quitó la piel del cuerpo, desde la cara hasta las rodillas, así como diversos órganos que tiró en la calle, así como en la taza de su baño se mismo 9 de febrero, las autoridades de la Ciudad de México recibieron una llamada anónima en la que denunciaron el asesinato de una mujer en la calle de Tamango 258 en la alcaldía Gustavo A. Madero. A su arribo, elementos de la Secretaría de Seguridad de la CDMX encontraron los restos de Ingrid cuyos órganos estaban esparcidos por el inodoro y el drenaje de la calle.

Erick Francisco “N”, había intentado esconder partes del cuerpo de Ingrid para no ser capturado, el hombre utilizó un cuchillo de cocina para arrancar la piel de Ingrid desde la cabeza hasta las rodillas, además de quitarle diversos órganos del cuerpo, que al principio los tiró por la taza del baño y que terminaron tapando el drenaje. Tras el crimen, llamó a su exesposa para confesar lo que había hecho y pedirle que fuera a recoger a su hijo de 15 años, quien fue testigo del feminicidio.

Tras ser detenido, Erick confesó que había discutido con Ingrid, y ella lo había amenazado con el cuchillo En el interrogatorio que policías le realizaron a Érick, quien aparece en un video con el dorso ensangrentado y la cabeza vendada, relató que esa noche su esposa tomó un cuchillo de la cocina y le dijo: “Te voy a matar”. “Le digo ‘pues mátame de una vez’, veo que saca el cuchillo y le digo, ‘de una vez’ fue cuando primero como que lo enterró y le digo ‘dale más fuerte de una vez’ y luego me pegó como dos veces más”, refirió el sujeto. Erick confesó que le quitó el cuchillo a Ingrid y le dijo que, si ella no lo mataba a él, él sí la asesinaría, para después clavar el cuchillo en diversas ocasiones en su cuello.

Cabe destacar que en 2019 Ingrid Escamilla interpuso una denuncia contra su pareja por violencia ante la Fiscalía capitalina, sin embargo, el trámite quedó en el archivo ya que la joven no quiso seguir con el proceso legal.

Ley Ingrid: 18 años por difundir fotos y videos de cadáveres de mujeres el pleno del Senado de la República aprobó una reforma al Código Penal Federal que establece la sanción de hasta 18 años de prisión a los funcionarios que graben, difundan y distribuyan imágenes de cadáveres de mujeres, adolescentes y niños víctimas de violencia, así como la misma penalidad a los periodistas, personas o representantes de medios de comunicación que lo publiquen.

El caníbal de la Guerrero

José Luis Calva Zepeda nació el 20 de junio de 1969 en la Ciudad de México era un autoproclamado escritor, dramaturgo, y poeta mexicano, presunto asesino serial, y caníbal. Fue acusado del asesinato de su novia y de comérsela en el año 2007: él mismo confesó antes del juicio que la mató, pero no que la consumió. A los dos años perdió a su padre por lo que quedó en custodia de su madre. Sin embargo, la mujer, quien era responsable de sus seis hijos, comenzó a buscar refugio en el alcohol, según el propio José Luis, tal adicción ocasionó que empeorara el carácter agresivo e intolerante de su progenitora. Incluso empezó a implementar castigos terribles en su contra. Un ejemplo fue cuando José Luis rompió una figurilla de porcelana y su madre lo obligó a dormir en el patio Los continuos maltratos tanto psicológicos como físicos hicieron que, a los seis años, José Luis decidiera escapar.

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