Los Monstruos

Lejos de atribuirle a la palabra “monstruo” significados que remitan a personajes fantásticos y artísticos, la intención de este texto es hacer hincapié en la polisemia de significados que conllevan a una mayor profundidad de este término. Los aspectos que abarca varían entre biológicos y culturales.

Ahora bien, uno de los autores trabajados es Georges Canguilhem quien expuso en su texto “La monstruosidad y lo monstruoso” dos conceptos claves para entender el sentido que posee el término “monstruoso”. Por un lado, se refiere a éste como la alteración biológica –de carácter negativo- de alguna de las partes del organismo de un individuo. Por otro lado, hace alusión a lo monstruoso como aquello que está consolidado por un orden distinto al común y que es producto de la imaginación de los individuos. Según Canguilhem, la monstruosidad deriva de lo monstruoso, ya que la idea de “monstruo” primero surge en el imaginario colectivo y luego ésta se materializa en procedimientos científicos ordenados mediante alteraciones en distintos cuerpos provenientes de individuos.

Por otro lado, Gabriel Giorgi en su texto “Política del monstruo” propone dos acepciones distintas de la palabra “monstruo”. Por un lado, sostiene que el monstruo tiene la capacidad de transformar su propio cuerpo desafiando así a todo intento de construir o reproducir lo normativo de lo humano por sobre la vida. A su vez, considera que el monstruo es un cuerpo que es “pura cultura”. Es decir, representa todos los miedos, deseos y represiones de una sociedad; éstos se compactan en el cuerpo del “otro”, de aquel individuo diferente que no forma parte de la comunidad propia.

Si establecemos una conexión con lo expuesto tanto por Canguilhem como por Giorgi, podemos afirmar que ambos consideran que el monstruo se enlaza con el imaginario social y con todo aquello que no pertenece a los parámetros de lo normal. Además, consideran que tanto la monstruosidad como el monstruo mismo, siempre superan todo intento humano de controlar y normativizar las leyes de creación propias de la naturaleza.

Con algunos pasajes del cuento “La máquina preservadora” de Philip Dick podemos relacionar los conceptos antes mencionados. El relato se centra en la historia del Doc Labyrinth. Éste personaje teme que en un futuro desaparezca la más preciada de todas las artes -la música- por lo que ordena construir una máquina que le permita preservarla. El resultado de su experimento no es el esperado, por lo que el Doc Labyrinth llega a frustrarse: “Tal vez este método falló, pero otros pueden tener éxito. Es posible que algo que no podemos predecir o prever en estos momentos pueda surgir algún día.” (p.104)

Si retomamos la idea de que lo monstruoso es aquello que produce el imaginario colectivo en el

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