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EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2012  •  2.019 Palabras (9 Páginas)  •  462 Visitas

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EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL

OBJETIVO

Proponer caminos para llevar a plenitud la Vida en el Espíritu

ENSEÑANZA rlaudith

Desde que nace hasta que muere, todo hombre está invitado a crecer. Físicamente alcanza su mayor estatura hacia los 18 años, psicológicamente puede alcanzar la madurez algunos años más tarde, intelectualmente sigue aprendiendo hasta muy avanzada edad, y espiritualmente puede progresar siempre hasta que llegue el momento definitivo del encuentro con Dios.

El que no alcanza la madurez en cualquier área de su personalidad, permanece en un grado de subdesarrollo e imperfección. Si nos concretamos al aspecto espiritual, podemos decir que el crecimiento es un regalo de Dios, pero que el hombre puede colaborar con la acción divina, imitando a Jesús que crecía en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres (Luc. 2, 52).

Para proponer acciones que pudiesen ayudarnos en nuestro crecimiento interior, podemos seguir pasos parecidos a los que vivimos en nuestro desarrollo:

1. Alimentarse: necesitamos nutrirnos espiritualmente

• Leyendo la Palabra revelada, pues no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que brota de los labios de Dios (Luc. 4, 4)

• Obedeciendo la ley divina: como Jesús, cuyo alimento era hacer la voluntad de su Padre (Jn. 4, 34)

• Comulgando el pan eucarístico, pues quien lo come tiene vida eterna (Jn. 6, 35).

2. Orar: necesitamos hablar con nuestro Padre Celestial

• Aprendiendo las plegarias básicas de memoria

• Alabando, bendiciendo, agradeciendo, suplicando o intercediendo con palabras propias o en silencio o cantando, en particular o en grupos (Ef. 5, 19)

• Participando en la oración litúrgica de la Iglesia

• Haciendo de la vida una oración continua (Col. 4, 2).

3. Cuidar la salud espiritual: previniendo o superando todo vicio y todo pecado

• Evitando caer en la tentación (Mt. 6, 13)

• Arrepintiéndonos del pecado cometido (Mc 1, 15; Hech. 3, 19)

• Recurriendo al sacramento de la Reconciliación, o a los sacramentales instituidos por la Iglesia si la culpa no fue mortal

• Corrigiendo nuestros defectos y costumbres reñidos con el evangelio.

4. Relacionarse con los demás que son, como nosotros, hijos de Dios, hermanos de Jesús y

Templos del Espíritu Santo:

• Conociendo a los hermanos en la fe

• Insertándose en la comunidad cristiana, en sus asambleas y actividades (Hech. 2, 42)

• Orando por los demás y apoyándose en su oración (Ef. 6, 18)

• Compartiendo con el prójimo lo que somos, lo que sabemos y lo que tenemos (Hech. 2,

45)

5. Estudiar nuestra fe, siguiendo el consejo de san Pedro: "Creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo" (2 Pe. 3, 18)

• Superando el analfabetismo espiritual

• Conociendo la Palabra de Dios de manera seria

• Leyendo la doctrina de la Iglesia: el Magisterio de los Papas, Obispos y Concilios, los autores espirituales y los teólogos

• Haciendo actos de fe, y pidiéndole a Jesús nos la aumente (Luc. 17, 5)

• Dando razón de nuestra esperanza a quien nos lo pida (1 Pe. 3, 15)

6. Crecer en el amor

• Cumpliendo el primer mandamiento, que es amar a Dios con toda la mente, con toda la voluntad y con todo el corazón (Mt. 22, 37)

• Amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos amó hasta el extremo (Mt. 19, 19; Jn. 13, 1)

• No reduciéndonos a expresar ese amor con palabras, sino con obras, pues éstas son amores y no las meras razones (1 Jn. 3, 18)

7. Ejercitarse

• Imitando a los atletas que se esfuerzan por llegar hasta la meta y conseguir la corona (1 Cor. 9, 24; 2 Tim. 2, 5)

• Colaborando con Dios en la construcción de su Reino (1 Cor. 3, 9)

• Yendo por todo el mundo, haciendo discípulos y enseñándoles lo que mandó Jesús (Mt. 28, 19)

LA REVELACIÓN DE DIOS

Para profundizar la enseñanza expuesta en los párrafos anteriores, sugerimos la lectura de los siguientes pasajes bíblicos:

• 1 Cor 3, 1-3: Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente; pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?

• Heb. 5, 12-14: Pues debiendo ser ya maestros en razón del tiempo, volvéis a tener necesidad de ser instruidos en los primeros rudimentos de los oráculos divinos, y os habéis hecho tales que tenéis necesidad de leche en lugar de manjar sólido. Pues todo el que se nutre de leche desconoce la doctrina de la justicia, porque es niño. En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal.

• Jn. 6, 53-58: Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»

• Luc. 11, 1-13: Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, ensénanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.» El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.» Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche,

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