El Animador

EL ANIMADOR.

El animador es una persona preparada y cualificada con algunas virtudes específicas, las cuales pone al servicio de los demás sin propiciar algún interés personal. Las virtudes del animador tienen que ser una ayuda al mejoramiento del grupo, como puede ser la responsabilidad, la prudencia, la amabilidad, la fe, entre otras, con la capacidad de relacionar con los demás, sin hacer prejuicios ya que él tiene que ser un guía, un líder. Sin embargo el animador no tiene que ser impuesto, sino que, éste tiene que surgir de los mismos integrantes, o en su defecto, observarlo y proponerlo para que preste el servicio.

El animador tiene que tener una buena experiencia que sea fundada en Cristo, puesto que es una llamada, sin duda, el animador debe de responderla y hacerse responsable de toda la responsabilidad que conlleva, por tanto, para aceptar el cargo se debe de estar convencido, al igual debe de aceptar todo lo que la iglesia propone.

Ahondando más en el perfil del animador y en su integridad de vida, especifico algunas identidades que él tiene que tener desarrolladas, como son:

La Identidad Psicológica, generalmente tiene que ser un adulto, no me refiero en cuestión de edad, sino es las aptitudes que debe de cultivar, como son: la responsable, aceptarlo con un servicio (caridad para con todos) y por supuesto con libertad. En un sentido tiene que saber pedir ayuda y saber recibirla (valorar toda la experiencia de los demás).

Algo muy importante es conocer el entorno de todos los jóvenes, pero sin perderse en la generalización de los mismos, sino que esto le sirva para ver mejor las necesidades del grupo en partículas, mira por las necesidades de los jóvenes, se preocupa y se ocupa de sus problemas. Todo esto lo vive con libertad y prudencia, ya que es él quien debe de acompaña.

La Identidad Espiritual, con la cual tiene una experiencia significativa con Cristo y vive en el seguimiento de Jesús, cree en Dios y claro sabe creer en los jóvenes, puesto que Dios es quien le llama y Él le confía a un grupo de jóvenes, por lo que la confianza en Dios y en los jóvenes sostienen, en muchos casos, la buena marcha del grupo. El animador lucha cada día por encontrase con Dios y vivir en lo que él se ha comprometido. Dedica atención, tiempo, etc. Para los jóvenes.

Tiene una identidad Teológico-pastoral, con el cual está llamado a vivir la vocación, dando testimonio a los demás, en pocas palabras debe de ser una persona de Dios, de profundidad y experiencias de vida, es una persona que ama y vive en la iglesia,

Esta de acuerdo de la pedagogía de Dios (el AMOR), educa desde la vida y para la vida, trasmite datos y elementos culturales para la juventud, reconoce el protagonismo de los jóvenes. Es educador como amigo maduro y educador. Es una persona encarnada en su realidad, con sentido de pertenecía, procura ser una sector social, respetuoso

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